Patrimonio Industrial: Conceptos Tangibles e Intangibles

Patrimonio Industrial: Conceptos Tangibles e Intangibles

 

Los elementos tangibles e intangibles del patrimonio industrial forman una parte esencial de la identidad compartida europea, ya que reflejan una rica interacción histórica a través de la transferencia de habilidades, experiencia, tecnología y procesos a los largo de las fronteras nacionales. Pero, por otro lado, es un patrimonio muy vulnerable que, a menudo, desaparece por falta de conciencia, documentación, reconocimiento o protección; algunas veces, debido a las tendencias económicas cambiantes y problemas ambientales complicados; otras, a su abrumador tamaño y complejidad. Las autoridades públicas deberían comprender y valorar mejor el potencial del patrimonio industrial, que puede convertirse en un elemento clave para la regeneración territorial y para fomentar una actividad socio-económica sostenible.

«El paisaje industrial es un patrimonio incomprendido, eso en el peor de los casos, el cinturón urbano, peligroso, un desierto tóxico; en el mejor de los casos, un recurso histórico excepcional para ser reutilizado, regenerando comunidades, ofreciendo riqueza y oportunidades reales, reforzando la identidad cultural y creando nuevas perspectivas comerciales. Pero también puede ser un vívido recordatorio de cómo el mundo de hoy llegó a ser como es, cuando la industria empleaba comunidades enteras y proporcionaba el latido del corazón para muchas ciudades y pueblos. A este respecto, estos paisajes industriales históricos merecen nuestra mayor atención» (Sir Neil Cossons, «¿Por qué salvar el patrimonio industrial? «, (Publicación Industrial Heritage Re-Tooled; TICCIH, 2012).

En el contexto de una regeneración territorial y socio-económica más amplia, la rehabilitación efectiva del patrimonio industrial depende de muchos elementos: desde el aprecio de su valor patrimonial, su escala y ubicación en el entorno circundante, hasta la utilización de su potencial de conversión a nuevos usos para integrarse en un grupo de actividades relacionadas con el ocio cultural o el turismo. El éxito de dichos proyectos dependerá también de la interacción con otros recursos culturales y sitios de patrimonio cultural, disponibles tanto a nivel local como regional e internacional, a través, de paseos culturales, rutas y redes culturales, eventos del Día del Patrimonio, acciones, actividades, etcétera.

Disponemos de buenos ejemplos de proyectos que demuestran que la mejor manera de preservar el patrimonio industrial no radica tanto en la legislación para su protección- a pesar de su importancia obvia- como en la forma en que las comunidades lo reconocen y aprecian, a través del estudio, la comprensión y el intercambio de conocimientos. Un sentido de propiedad comunitaria es vital.

Las administraciones deben alentar el estudio y la investigación a nivel regional, nacional y europeo, para proporcionar una visión general del recurso del patrimonio industrial de Europa, país por país y/o temáticamente. En particular, la preparación de informes temáticos paneuropeos, en un principio a modo de resumen general, supondría un avance significativo en la evaluación del patrimonio industrial de Europa – su potencial en red – y contribuiría, asimismo, a una comprensión más profunda del valor de una herencia tan común para todos.

La legislación existente sobre la protección de sitios históricos no es necesariamente la más adecuada para los sitios industriales, ni debe aplicarse de un modo mecánico. Parece que se requiere mayor flexibilidad, pudiendo resultar más efectivo considerar la introducción de una categoría de reconocimiento de «Sitio del Patrimonio Industrial Europeo» y/o identificar «Espacios de la Gran Era de la Industria en Europa».

Es preciso buscar una cooperación más fuerte entre las partes clave interesadas. La UNESCO, la Unión Europea y el Consejo de Europa han de unir fuerzas para buscar la colaboración con las principales organizaciones no gubernamentales internacionales, aquellas que se mantienen activas en el contexto del patrimonio industrial. Dicha colaboración debe estar diseñada y programada, particularmente, para establecer redes, compartir y traducir las buenas prácticas de los países con ejemplos exitosos. Y todo ello, a partir de estudios de casos sostenibles que puedan ser divulgados en países con falta de experiencia en este tipo de proyectos, y que permitan fortalecer la conciencia pública sobre el Patrimonio Industrial Europeo, entre otros temas. Sería muy importante comenzar por la creación de una lista completa, representativa y coordinada desde una misma institución, de los monumentos industriales europeos, lista que actualmente no existe.

En este marco, se podría brindar apoyo institucional para impulsar el conocimiento y la apreciación del patrimonio industrial y hacer una declaración al respecto. Los Estados miembros han de promover el recurso de los entusiastas voluntarios, proporcionando iniciativas de capacitación. Se debe favorecer el establecimiento de una red de grupos de trabajo multidisciplinarios que reúna a expertos en temas y contextos relevantes, como la historia de la construcción, la protección de monumentos, la planificación urbana, las estrategias financieras, la inversión y las asociaciones. Estos grupos de trabajo nacionales proporcionarían un servicio valioso para facilitar procesos de regeneración sostenibles, utilizando los sitios de patrimonio industrial como elementos clave. También se debe alentar a iniciar proyectos enfocados a estudiar la mejor manera de utilizar la energía incorporada a los edificios industriales, conciliando así medidas ecológicas, como las directivas sobre la preservación de restos industriales históricos integrados en espacios naturales.

Por otro lado, la reutilización física sostenible de edificios y sitios industriales es algo simple y nada nuevo. Los edificios industriales pueden ofrecer, a menudo, un espacio barato y de fácil uso. La reutilización considerada, respetando el carácter y la integridad de las construcciones, supone una iniciativa característica de las últimas cuatro décadas; el respeto al carácter de la comunidad, sin embargo, es algo más reciente. En la actualidad existe una gran cantidad de publicaciones que analizan los problemas económicos, fomentan la inversión, ofrecen orientación sobre buenas prácticas y destacan buenos ejemplos. Entre esas muestras de buenas prácticas de conversiones físicas encontramos algunas espectaculares, como el Albert Dock en Liverpool, las Grúas Sombrilla de Gotemburgo, región del Ruhr, Saltaire en Bradford, Dean Clough y Manningham Mills en Yorkshire, las fábricas Carl Zeiss en Jena, la fábrica de automóviles Lingotto,; o desarrollos como el GWR Swindon talleres de trenes, las siderúrgicas de Terni y Nápoles, los estibadores de Viena y Dresde y una multitud de tranformaciones mucho más modestas de edificios industriales ordinarios. Más recientemente, hemos hallado casos de estrategias económicas y de empleo como las que se han puesto en marcha en las fábricas textiles de Augsburgo, o proyectos más orientados a la comunidad de los Astilleros Monfalcone y el Arsenale en Venecia.

La regeneración dirigida por la conservación en distritos industriales históricos como el Amsterdam Canal Ring, la Ile de Nantes (uno de nuestros proyectos favoritos), el Barrio de Joyas de Birmingham y de los molinos de Lodz, Ancoats, Roubaix y Schio, ha demostrado el potencial comercial de todos estos desarrollos, si bien algunas investigaciones recientes evidencian que aún hay mucho trabajo por hacer para alentar a los desarrolladores y promotores a participar en sitios industriales. Como mencionábamos anteriormente, un catálogo adecuado de buenas prácticas y estudios de casos extraídos de una amplia gama de países, incluidos Europa central y oriental, proporcionaría una excelente orientación para iniciar proyectos.

Desde el punto de vista de la sostenibilidad, es importante señalar que muchos proyectos de patrimonio industrial no llegan a ser financieramente autosuficientes, por lo que requieren cierta dosis de apoyo externo. Existen muchas y variadas fuentes de financiación, ya sean programas de inventario e investigación o de restauración y rehabilitación. Diversas agencias europeas han apoyado varios proyectos de todo tipo, al mismo tiempo que autoridades locales, organismos estatales y universidades han promovido otros. En el sector de la preservación de museos y sitios, generalmente se requiere un alto nivel de financiación, que puede ser cubierto por una gran variedad de fuentes. Por ejemplo, en el Reino Unido, el Heritage Lottery Fund, que es parte de la Lotería Nacional, ha sido durante los últimos quince años el mayor patrocinador de proyectos de recuperación del patrimonio industrial, y ha gastado mil millones de euros en más de 2000 proyectos, en combinación con otras agencias nacionales que proporcionan unos 25 millones de euros más – A ver si cunde el ejemplo en España y en otros países de la Unión -.

Hay que decir, sin embargo, que la financiación privada constituye la principal fuente de recursos económicos para la conversión de la mayoría de los sitios industriales en toda Europa, normalmente en asociación con las autoridades locales o los organismos estatales, compensando así cualquier déficit de conservación. Investigaciones recientes han demostrado que los promotores de proyectos aún desconfían de los sitios industriales, ya que todavía se requieren muchos más estímulos e incentivos constantes. A la hora de otorgar el permiso de planificación, por ejemplo, se debe prever la inversión a través de un análisis preliminar que ayude a «entender» completamente el edificio o el sitio industrial que se va a reutilizar, para evitar que se pierdan determinados valores históricos y se busque una inversión posterior que ayude a la interpretación in situ (musealización). Algunas agencias nacionales publican listas anuales de edificios en riesgo y proporcionan asesoramiento y apoyos especiales para la restauración particularmente difícil de algunos, muchos de los cuales son industriales.

Consultas: info@evemuseos.com


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