La Museología Radical

La Museología Radical

 

Si analizamos las mayoría de las exposiciones de los museos relacionadas con la Historia, comprobaremos que pretenden comunicar ideas al visitante conectadas normalmente con una temporalidad que viaja paralela a un tipo concreto de realidad, ofreciendo un enfoque específico que viene de la mano del discurso académico. Por otro lado, podemos reflexionar sobre esa línea del tiempo histórico y determinar que la Historia no siempre obedece a una comprensión lineal o universal del tiempo, sino más bien a un punto de vista fenomenológico. Así, por ejemplo, si pensamos en cómo las vidas de los nativos americanos u otras personas aborígenes se han historializado y exhibido en los museos, podemos comenzar a entender que podría obedecer no tanto a un hecho puntual en el tiempo histórico, sino a un ciclo repetitivo. De esta manera, la imagen que representa el museo, filtrando el pasado hacia el presente – incapaz de contener ese pasado dentro de sus propios muros o vitrinas -, puede estar limitada, aislada y constreñida únicamente a «un concepto congelado en un presente dialéctico», convirtiéndose en un discurso convencional dirigido a la sociedad contemporánea.

Como Claire Bishop argumenta cuando escribe sobre «Museología Radical», la posibilidad radical de la práctica museológica actual se contempla a través de la contemporaneidad. Yuxtaponiendo y contrarrestando nuestra comprensión de lo contemporáneo, propone un método dialéctico dentro de un proyecto politizado, con una visión más radical de la temporalidad. La historia se repite y es nuestro papel resistir colectivamente esta repetición para lograr los cambios necesarios, tratando de romper el «bucle» al que se hace referencia, a un nivel básico, en la exposición del museo. Mediante el uso de imágenes o capas expositivas para lograr un efecto de transposición conceptual, podemos crear visualmente dicha tensión dialéctica.

Los museos son lugares para ver, interpretar y aprender. Espacios para absorber y asimilar contenido de períodos de tiempo específicos, que podrá ser archivado en los recovecos de nuestro cerebro. La mayoría de los museos se han presentado tradicionalmente como proveedores de información «neutral». Muchos de ellos abordan hoy, intencionadamente, cuestiones políticas, sociales y culturales, como la inclusión, la diversidad, el racismo, la sexualidad y la aceptación. Este cambio, en sintonía con los movimientos sociales como el #MeToo, género, orientación y aceptación de identidad, «Black Lives Matter», descolonización, feminismo, violencia de género y otros, posiciona a los museos como lugares de discusión en disquisiciones difíciles y controvertidas. Se han visto obligados a adaptarse, moviendo la silla desde una posición neutral, respecto al contenido que muestran y los temas que se relacionan directamente con ellos, para reconocer el contexto social en el que los presentan. Una institución ya no puede montar una exposición sin considerar sus implicaciones ideológicas para un público amplio, las conversaciones que propondrá o las posibles repercusiones controvertidas que conlleva.

Sin embargo, hay quienes piensan que este cambio no es apropiado, ni mucho menos, y que resta valor al puro propósito de un museo, una institución que exhibe contenido para ver, estudiar y disfrutar.

Los museos deben encontrar un punto de equilibrio, esforzándose por responder cultural y socialmente de una manera que invite y acepte a todos los públicos. Han de ser honestos y transparentes ante los posibles problemas e ideas relacionadas con las colecciones de sus exposiciones; pero además tienen que postular que estos objetos son suficientemente relevantes e importantes como para ser exhibidos. Los museos deben fomentar la conversación y la investigación y promover el intercambio de ideas.

Así pues, una nueva definición de museos podría ser la siguiente: «los museos son instituciones inclusivas sin ánimo de lucro que presentan y exhiben objetos y artefactos, obras de arte e ideas de diferentes culturas, patrimonio y sociedades con el propósito de educar y disfrutar. Los museos abordan cuestiones del pasado y el presente a través del contenido y el trabajo actual, dentro del contexto de la sociedad contemporánea, para generar diálogo, brindar oportunidades de interpretación y celebrar audiencias diversas» (Matthew Tarr).

Un museo es una celebración longitudinal y multifacética de la humanidad, con todas sus debilidades inherentes. Bien intencionado pero defectuoso, optimista pero (necesariamente) pragmático, privilegiado pero (con suerte) introspectivo. Los museos son también «nosotros», las personas. En definitiva, representan un proceso que nunca se detiene.

Recurso bibliográfico:

Matthew Tarr (2019): No One Can Contain Us. What is a museum to you today? Museological Review.


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