Qué Es Museo y Qué No

Qué Es Museo y Qué No


¿Qué son realmente los museos? ¿Qué es un museo y qué no? El término «museo» se ha relacionado siempre con instituciones que representan una amplia gama de formatos y disciplinas. La mayoría de los museos muestran colecciones al público, pero otros muchos no. Algunos contratan personal profesional especializado, mientras que otros son dirigidos por voluntarios entusiastas, experimentados y bien preparados. Las casas históricas, los centros interpretativos, los zoológicos y los acuarios son parte de la familia museística, mientras que las bibliotecas, las galerías comerciales de arte y las colecciones privadas son generalmente excluidas de ese grupo.

Tillmans

Gracias a la libertad de expresión y a la bendita falta de restricciones de licencias oficiales, cualquiera que quiera llamar museo a algo puede hacerlo. Todos hemos visto la palabra museo en las tiendas de jamón, de vino, atracciones de carretera y, en al menos un caso, en un restaurante. De hecho, la palabra «museo» abarca una variedad tan desconcertante de iniciativas exhibicionistas que es difícil saber exactamente lo que todas estas diversas organizaciones tienen en común. ¿Qué es lo que nos hace ser quién somos? Y ahora, al margen de bromas e ironías, vamos a meternos en harina: ¿qué es realmente un museo?

O Street

En nuestros cursos de estudios museísticos, adoptamos (en la mayoría de las ocasiones) un enfoque formalista, buscando las características únicas definitorias que distinguen a los museos de todas las demás instituciones. Por supuesto, no somos los primeros, ni mucho menos, en intentar hacer este ejercicio con éxito. El sitio web de la Asociación Americana de Museos (2011) contiene una página titulada: «¿Qué es un Museo?» en la que podemos encontrar lo siguiente:

  • La Alianza Americana de Museos (AAM) afirma que «el el museo como institución hace una contribución única al público recolectando, preservando e interpretando las cosas de este mundo».
  • El Consejo Internacional de Museos (ICOM) declara que un museo es «una institución permanente y sin ánimo de lucro al servicio de la sociedad y de su desarrollo, abierta a todos, que adquiere, conserva, investiga, comunica y exhibe, para fines de estudio, educación y disfrute, la evidencia material de las personas y su entorno».

  • El Instituto de Museos y Bibliotecas de Estados Unidos describe el museo como «una agencia o institución pública o privada sin ánimo de lucro organizada de forma permanente con propósitos esencialmente educativos o estéticos que, utilizando un personal profesional, posee o utiliza objetos tangibles, cuida de ellos y los exhibe al público en forma regular».

  • Y si seguimos en el mundo analógico, el American Heritage Dictionary define el término «museo» como «una institución para la adquisición, conservación, estudio y exhibición de obras de valor artístico, histórico y/o científico».

Museo Field en Flickr

Todas estas denominaciones se pueden reducir a una media docena de conceptos comunes:

  • Sin ánimo de lucro.
  • Permanente.
  • Abierto al público.
  • Servicio público (incluyendo la estética, el disfrute y, sobre todo, la educación).
  • Colecciones (que abarcan la adquisición, conservación e investigación).
  • Exposiciones (que abarcan la comunicación y la interpretación).

Modern Louvre, Abu Dhabi

Sin embargo, aunque estas características son descriptivas, no resultan definitorias. Ninguna de ellas es realmente exclusiva de los museos: escuelas, hospitales, bibliotecas, etcétera, son todas organizaciones permanentes, sin ánimo de lucro y, además, son de servicio público. Hay entidades sin museo con colecciones e incluso exposiciones. No hay ningún elemento en esta lista que clarifique bien las diferencias entre «museo» y  museo, hay docenas de conceptos intermedios. Además, diríamos que la mitad de estas denominaciones no son ni siquiera necesarias –  un museo puede funcionar perfectamente sin ellas – y que la esencia de la museología se encuentra en realidad en una combinación de todas ellas.

Home World Design

Comencemos por la primera denominación de nuestra lista: ¿debe un museo ser una entidad sin ánimo de lucro? Por diversas razones legales, las organizaciones profesionales de museos sólo admiten miembros sin ánimo de lucro. Pero al mundo real no le importa. No hay razón alguna por la cual una empresa de mercado no pueda desempeñar las funciones de un museo. Además, cualquier definición de «museo» que excluya a las entidades con ánimo de lucro deja fuera ael Museo de la Boina, el Museo del Jamón o el magnífico Museo Carromato de Max (el de las pulgas vestidas de sevillanas). El que bien sopla la flauta crea la melodía, y si el museo baila para el mercado público o los mismos donantes privados, para los amos corporativos o la generosidad del gobierno, no hay diferencia en el concepto que se pueda discutir formalmente. Si quieres ser museo, serás museo, nadie te lo puede impedir.

Dead Fix

El museo es una institución permanente: esta denominación si puede resultar confusa. Hay especialistas que afirman que los museos son un negocio; pueden fallar y entrar en bancarrota. Además, ¿es posible imaginar que exista una organización que desempeñe el trabajo museístico de manera temporal? Se trataría de una «institución pionera», si se quiere, si cubriera la necesidad de programar una exposición temporal en el edificio de un museo y punto, a correr (durante un mes, por ejemplo). Sigue siendo muy confuso el término relativo al tiempo. No vemos razón alguna por la que el trabajo de un museo deba ser más o menos válido en función de los tiempos de exhibición.

Taken by Storm

Sobre la denominación «abierto a todos los públicos», sí, esta nos la quedamos sin discusión. Diremos que un museo no es una colección privada o un club para socios. Hace muchos años se planteó la propuesta de que sólo las instituciones abiertas al público (con horario de visitas) podían ser llamadas «museos», y las demás no, lo que derivó a otra seria cuestión, la de si éso significaba que un museo dejaba de ser un «museo» si solo podía visitarse pidiendo la llave al párroco del pueblo…

Trend Visions

¿Y qué hacemos con lo de «servicio público»? El museo existe, con colecciones y otro tipo de cosas (tienda, cafetería, etcétera), para servir al público. Esto ha sido así durante siglos, desde que las colecciones de la realeza y la aristocracia abrieron  sus puertas por primera vez al vulgo. En las últimas décadas, el concepto de servicio público ha adquirido una importancia aún mayor, ya que los museos reconocen su necesidad de asistencia, financiación pública y buena voluntad general de cara a la sociedad. El ya desaparecido Stephen Weil escribió con elocuencia y detalle sobre el imperativo moral del museo moderno como servidor del público. Su principal forma de servir al público es a través de la educación, que se ha convertido en el centro de prácticamente todas sus misiones. Sin embargo, en este punto deberemos ser cuidadosos, pues la educación se genera también en otros lugares; las escuelas son un ejemplo bien conocido. El aprendizaje informal y/o basado en objetos se produce en bibliotecas, centros comunitarios, ferreterías, incluso en línea (como decíamos la semana pasada). El servicio público a través de la educación, aunque sea una función principal para la definición de un museo, no es suficiente. (Últimamente algunos museos han ampliado sus misiones de servicio público en un intento de convertirse en la nueva «aula ciudadana» al puro estilo de la Grecia Antigua). Sea cual sea el valor de este enfoque, no enriquece nuestra definición. Las comunidades se han reunido durante mucho tiempo para abordar cuestiones e intercambiar información en cualquier tipo de entorno no museístico. Ésta es otra definición vaga y esquiva que no marca la diferencia.

CJWHO

Podemos hablar de la «colección», algo maravilloso y fundamental para un museo, o no. Se ha afirmado que las colecciones y las actividades basadas en las colecciones son la característica definitoria de un museo, pero ésto es algo que resulta evidentemente erróneo. Nuestro universo está lleno de centros no científicos y museos infantiles. Ha habido museos que nunca tuvieron colecciones permanentes, simplemente montaron exposiciones con préstamos. Otros muchos ni siquiera llevan a cabo investigaciones; para algunos de ellos, «preservación» consiste en poco más que estantes de almacenamiento en un cuarto oscuro.

Goods Hoppe

Las exposiciones, creemos nosotros, son la característica definitoria del museo. Son lo que le diferencia de cualquier otro tipo de organización de servicio público. Las exposiciones son el medio que utiliza el museo para proporcionar conocimiento a la sociedad. Representan el trabajo que la institución lleva a cabo con nuestras colecciones. Sí, es cierto, el museo gestiona otras cosas, y esas cosas – investigación, publicación, divulgación, programación – son también muy importantes, pero no lo único y exclusivo que hace que un museo sea lo que es en realidad. Sólo el museo utiliza exposiciones como su principal medio para cumplir con su misión de servicio público.

The Supermarket

Con todo ésto, una definición más completa y ajustada para un museo podría ser la de «una institución cuya función principal incluye la presentación de exposiciones públicas para el bien público». Un museo puede hacer muchas cosas, pero para merecer ese título debe programar exposiciones. Éso está muy bien, lo compramos pero, ¿qué entendemos por exposiciones? En clase, consideramos las exposiciones como un medio de comunicación. Y, al igual que todos los medios, las exposiciones tienen características formales que las distinguen y las sitúan en un lugar aparte respecto a otras cosas.

Feel Desain

El término «exposición» es un sustantivo, pero «exponer» es un verbo que hace alusión a mostrar o exhibir. ¿Mostrar o exhibir qué? Pues exhibir cosas, no imágenes de cosas o descripciones de cosas, simplemente cosas. Y la utilización de cosas físicas reales (ya sean o no colecciones ordenadas) es lo que marca la diferencia entre las exposiciones y los libros, TV, Internet, etcétera. Este requisito de exhibir «cosas» define a la «exposición» dotándola de características esenciales.

Nano Ratata

Una exposición es, ante todo, un «ambiente». Éste es el punto único, crucial y fundamental en toda la discusión. La materia, constituída a base de objetos, interactivos, artefactos, arte… es dimensional, requiere un espacio. Esta es la idea principal que define a las exposiciones, aislándolas de cualquier otra forma de comunicación: las exposiciones son el medio por el que podemos caminar observando cosas físicas. Por eso, una exposición  realmente supone una experiencia. Los visitantes no la perciben pasivamente. No se sientan en silencio y dejan que les hable. Más bien, experimentan la exposición con sus cuerpos, con todos sus sentidos, con emoción, compartiendo, explorando y moviéndose a través del espacio. Y la información que contiene la exposición – la educación del servicio público – les llega a través de todos esos canales.

We love architecture

Hoy en día, se producen muchas discusiones acerca del papel de la tecnología digital en los museos, y si una exposición puede existir únicamente en Internet. Podríamos abordar esa cuestión a fondo, de hecho lo haremos en próximos artículos, pero desde una perspectiva formalista, la respuesta para nosotros está clara: lo digital no hace museo. La característica definitoria de las exposiciones es su presencia física; existen en tres dimensiones. Los sitios web (websites), con todas sus maravillas, sólo en dos, las cosas como son. Se trata de palabras e imágenes sobre una pantalla plana. Incluso si la tecnología háptica avanzara hasta el punto de crear una realidad virtual convincente, seguiría siendo simplemente eso: virtual, no real, y por lo tanto no estaríamos ante una exposición.

Adventure Patches

Por supuesto, hay maneras que van más allá del puro formalismo para definir las exposiciones o los mismos museos. Seguramente algunos autores han podido elaborar definiciones distintas a la nuestra, basadas en otros criterios. Sin embargo, con la misma certeza de que el cielo está sobre nuestras cabezas, parece evidente que las exposiciones deben seguir siendo un elemento irreemplazable dentro de la definición de museo.

Trevor Triano

Foto principal y para redes sociales: Smash Freakz

 

 

 

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