Como con cualquier intento de difusión de una idea, de un concepto o de una propuesta, entre el museo y el visitante se necesitan medios de intermediación que los conecte a ambos. Los visitantes deben ser conscientes del esfuerzo que el museo necesita hacer para mantener una opción sólida como espacio de conocimiento y ocio, intentando colaborar para estar informado de las novedades, aproximándose a la información del museo y evitando mantenerse pasivo. Hoy en día, comunicar con el visitante es muy sencillo si el museo dispone de sitio web y, si la información se recibe puntualmente con el uso de newsletters, pues mucho mejor. Pero para colaborar es necesario inscribirse, eso es importante.
En cualquier caso, el museo necesita establecer una forma de comunicación fluida y dinámica con el exterior, no se puede enquistar mirándose al ombligo, debe comunicar en línea con las acciones que se observan desde el interior del propio museo. También es necesario que el museo mantenga una muy buena relación con los medios de comunicación, que genere información de valor que pueda compartir con estos soportes de comunicación social. Las notas de prensa del museo sobre las actividades que se están programando deben estar a la orden del día. Esta información debe ser clara, sencilla y fidedigna para que realmente tenga un valor como difusión social.
Para poder generar información transparente y útil, el museo, desde el ámbito interno, debe ser muy consciente de lo que ofrece, de lo que muestra al visitante, del valor de sus colecciones. Una información coherente y que responda a una realidad bien narrada es una forma fantástica de poner en valor las colecciones del museo hacia el exterior. No nos podemos dejar nada en el tintero, casi todo es potencialmente noticiable: exposiciones temporales, adquisiciones, remodelaciones, reestructuraciones, mejoras, todo en positivo. Los distintos departamentos del museo deben colaborar para generar esa información positiva, y para ello existen las intranets, para que circule la información interna del museo entre departamentos y/o personas.
Con la presencia de la red como soporte de los nuevos medios de comunicación, ya no hay excusa para no comunicar. Hacerlo nunca ha sido tan fácil como actualmente y todo gracias a Internet. Y esto lo decimos pensando especialmente en los museos pobres que siempre se han descolgado del conocimiento social «por no tener los medios suficientes para sacar la información a la calle». Hoy ya no es obstáculo pero hay que saber comunicar bien, conocer cómo funcionan las redes sociales, cómo optimizar el uso del correo electrónico, etcétera. En definitiva, no hay excusa para que un museo no esté usando este potencial medio de comunicación social por muy pobre que sea – si el museo se encuentra en una zona donde no existe conexión a Internet disponible, no diremos nada, salvo recordar que existen las memorias USB -.
Y este potencial del uso de los medios de comunicación social debe utilizarse también para desarrollar labores didácticas y pedagógicas desde el museo hacia el exterior. El museo debe asumir el papel de educador, pero no solo para sus visitantes reales, los que acuden a la institución, sino para el mayor número de personas posible – no hay que olvidar tampoco su potencial internacionalizador -. El museo debe utilizar diferentes soportes, como Internet, para difundir ideas y conocimiento, nunca debe alejarse de esa responsabilidad. Nosotros insistimos mucho en esto porque realmente creemos que dentro del museo es de lo poco que queda para acometer esa labor educadora tan necesaria para que «este mundo (parafraseando a los de Silicon Valley), sea un mundo mejor para vivir».
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Fotografía portada y redes sociales: «Visual Communication», Gemma Warriner
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