Foto: Muhammed Muheisen / Associated Press
En ocasiones, jugamos con la idea de que nos tapan los ojos con un pañuelo y, a ciegas, nos trasladan de un lugar a otro por nuestro occidente, no pudiendo saber entonces a donde nos llevan. Al quitarnos la venda de los ojos y así poder mirar a nuestro alrededor, pensaríamos que no ha habido viaje, que no nos hemos movido del sitio. Tendríamos la sensación de estar en una calle de Berlín, o de Londres, de París, de Copenhague… Una vez con la venda apartada de nuestros ojos, miramos a nuestro alrededor y veremos McDonalds, Zara, H&M, Abrecombie, Foot Locker, Deutsche Bank… Porque las multinacionales y los bancos se están encargando de unificar criterios estéticos alrededor nuestro y de regalarnos con la más absoluta sin sustancia estética urbana. El daño está siendo grande porque desaparece esa identidad autóctona tan valiosa, el sabor de las calles en cada país, un tesoro, nuestros signos de diferenciación cultural. Las grandes multinacionales del comercio, del fast food, complementos, etc., actúan como un gran hermano de la estética uniformándolo todo, a nosotros mismos incluidos.
El comercio tradicional desaparece. Esas tiendas de barrio, de calle, cuyos propietarios comerciantes ponían su granito de arena en lo que era el encanto de un comercio personalizado, que aportaban se toque diferenciador en cada lugar, están volatilizándose. La crisis maldita y las multinacionales están influyendo negativamente en la identidad cultural porque no aportan nada, solo dinero al mercado inmobiliario, a ellos mismos y vuelta a empezar. Estos macronegocios a escala mundial solo atienden al «show me the money», la cultura les importa un pimiento. Sí vemos alguna señal de lo contrario es porque nos querrán vender algo – Coca-Cola es un gran ejemplo de esto. Recordemos lo de «bares son lugares…» Maldito jarabe -. Son esas las entidades que nos han traído Halloween a España (?) y la han llevado a Latinoamérica (?), y otras muchas desnaturalizaciones culturales aberrantes que no queremos que arraiguen pero lo hacen en las nuevas generaciones sobre todo, y empujan lo verdaderamente nuestro a la desaparición y al olvido. Son muy pocas las multinacionales, casi ninguna, las que realmente desarrollan una responsabilidad social corporativa como debe ser. Y nos nos referimos a que estas corporaciones se muevan con desenvoltura por las redes sociales precisamente. No es eso; es algo muy diferente.
¿Porqué las identidades culturales que aun permanecen se encuentran en los países más pobres? Allí donde las multinacionales del comercio mundial no quieren estar salvo para contratar mano de obra barata, donde los niños trabajan en vez de ir a la escuela – sin mencionar los que ya no sabien que son porque van uniformados y les han puesto un fusil en el hombro -, se apartan de la desnaturalización de su identidad porque no tienen nada más. Los pueblos más pobres mantienen el orgullo de su identidad porque eso es lo que les queda. Seguramente ellos preferirán bienestar, comer a mantener su identidad si tuvieran que elegir, o no. A nosotros, dentro del sufrimiento que nos produce el dolor ajeno, nos conmueve profundamente ver que allí, entre ellos, quitándonos la venda de los ojos y aunque llevemos una cámara de fotos último modelo colgada al cuello, podremos saber donde estamos y con quien nos encontramos. Lo humanamente valioso será buscado por la mirada del que quiera alimentar su espíritu con la belleza de lo real, dura en ocasiones, pero verdadera.
Este quiere ser un pequeño homenaje a todos los pueblos del mundo que luchan por mantener su identidad a pesar de todo.
La mayor parte de las fotos provienen de los fondos de National Geographic Magazine. Otras nos ha sido imposible saber quien ha sido el fotógrafo, pedimos disculpas por no poder atribuir su autoría.
Maravillosa entrada por ser un canto a las señas de identidad de cada pueblo, y maravillosas fotos. Un placer leer y ver.Gracias
Como siempre increíble y acertado análisis de la pérdida de identidad ocasionada por la masificación que soportáis los ciudadanos; los aldeanos aun podemos disfrutar de nuestra identidad pese a las autovías la tv y el ADSL. Gracias por vuestros escritos. Un abrazo. N.C.Carrera
Gracias por tu comentario. Es cierto que en las zonas rurales la globalización está llegando más lentamente, pero llega y se queda. Conozco gente que vive en pueblos que compra los muebles en Ikea, por lo que la decoración de su casa puede ser un clon con la de una en Suecia. Eso es una ejemplo de globalización también. Y en todos los pueblos se pueden ver los letreros gigantes de algún que otro banco y del supermercado que podría ser Carrefour pero con otro nombre. No nos extrañaría que en Malporrero de Abajo comiencen a celebrar Thanksgiving un año de estos. Lo importante es que hay que luchar por mantener las tradiciones, las historias, educar a los peques en el respeto a la identidad de sus mayores y de su experiencia en la vida. La experiencia en la vida hace que cada vez le demos menos importancia a lo material y sí a nuestro calidad como personas; si somos capaces de trasmitir esa experiencia a los demás, sería fantástico. Eso es lo que posibilitará que nos vayamos alejando del azote de la globalización para defender a uñas y dientes nuestra identidad positiva. Un fuerte abrazo N.C. Carrera.