Con el tiempo y la experiencia en el desarrollo de proyectos de ecomuseos, observamos que el diseño de éstos debe atender a un modelo flexible que se adapte y funcione, fundamentalmente, en zonas rurales urbanas grandes y pequeñas. Este esquema permite a las comunidades gobernarse a sí mismas en relación a un proyecto común siguiendo, en todo momento, algunos principios básicos y generales que hoy mencionaremos en nuestra entrada. A tal efecto, el marco de planificación de un ecomuseo delimita una serie de elementos rectores relacionados con cada proyecto. Son los siguientes:
- Identificación y participación en la comunidad: El ecomuseo debe ayudar a mejorar la calidad de vida de las persona, narrando sus propias historias y facilitando el debate y la participación social (intercambio de conocimientos).
- Autenticidad: Fidelidad y verdad para todos los involucrados en el proyecto. Narrativa real.
- Localizaciones emblemáticas elegidas por su comunidad: Interpretadas por los ciudadanos, compartiendo y participando en el folclore, los conocimientos tradicionales, la información científica, la espiritualidad, el descubrimiento personal y la expresión cultural.
- Participativo, dinámico y dirigido por la comunidad: El ecomuseo debe estar emplazado en un lugar local y representar un vehículo para la discusión y la expresión de la cultura autóctona, el patrimonio, el arte, el medio ambiente y la economía social.
- Orgullo e Identidad: Se crea y se posiciona dentro de la comunidad a partir de la acción «Haciendo lugar», celebrando su propia cultura y patrimonio histórico con el compromiso de inclusión y colaboración de todos los que lo conforman. Con ello se pretende compartir una amplia gama de intereses de la propia comunidad y de las partes interesadas, generando un sentido de pertenencia al proyecto.
- Hecho para la comunidad: Sobre el espíritu de aprendizaje y resolución de problemas, con un liderazgo y gestión compartidos. Esto implica un compromiso sobre la responsabilidad social y ambiental, así como la construcción de canales de retroalimentación que ayuden a guiar la toma de decisiones relacionadas con el proyecto, buscando siempre el bien común.
Todos estos principios constituyen la base de un «museo sin paredes» que dependerá, en todo momento, de la participación comunitaria y será de propiedad local. También proporcionan el marco que define las acciones basadas en una comunidad de voluntarios, que aportan un equipo capaz de tomar decisiones justas y democráticas sobre preocupaciones comunes y sobre los aspectos tangibles e intangibles de su patrimonio cultural y natural. Como hemos señalado, el objetivo es entender, hoy, nuestro pasado y aplicar este conocimiento a formas que ayuden a que los residentes respondan a los problemas locales. Un ecomuseo es un valioso «espejo» que una comunidad puede utilizar para hacer auto-evaluación y valorar las diferentes opciones que se pueden llegar a presentar, con el objetivo de crecer en positivo.
El ecomuseo une a su comunidad hacia un objetivo único, en aquellas diferentes iniciativas que se vienen planteando en nuestra comunidad y haciéndolo con dinamismo y solidez. Es una forma de centrar nuestro pensamiento, y ayudar de una manera reflexiva, coordinada y estratégica para desarrollar con fluidez las futuras acciones que vayamos a emprender.
Allá donde las personas estén trabajando, y se encuentren un tanto aisladas en sus esfuerzos por conservar, aprender y difundir el patrimonio cultural y natural de una región, el ecomuseo ofrecerá un foro para la elaboración de visiones compartidas, la resolución de conflictos, intercambios de información y coordinación de actividades. Con el tiempo, puede ayudar a la gente local a proteger su historia, sus comunidades y sus formas de vida, aportándoles una voz fuerte y la posibilidad de influir, promover y participar en actividades que afectan a su región.
Pero los ecomuseos también son relevantes por su enfoque sobre formas sostenibles de desarrollo de la comunidad. Hay muchos factores que entran en este esfuerzo conjunto, ya que las comunidades contribuyen a dar respuesta a las economías globalizadas, cambiantes y en ambientes caóticos, y ofrecen la posibilidad de encarar una serie de transformaciones sociales. El patrimonio histórico es una consideración importante, pues las personas necesitan apreciar la historia de sus comunidades y disfrutar de sus paisajes, si es que realmente buscan entender su potencial de adaptación al futuro (Walker y Salt 2006).
Sin embargo, la sostenibilidad supone algo más que mirar hacia el pasado. Dependerá de que la gente sea consciente de las tendencias actuales, las oportunidades y las limitaciones, y responda a ellas de manera que se pueda asegurar una calidad de vida razonable en el futuro. Esto es especialmente determinante cuando las economías crecen rápidamente.
Podemos conseguir un importante número de beneficios cuando un ecomuseo se pone en marcha. Veamos algunos:
- El aumento de la cohesión social, la resolución conjunta de conflictos y la consolidación de la conciencia colectiva: a partir del dibujo de la cartografía de sentido del lugar, la planificación de proyectos, oportunidades de aprendizaje para todos, etcétera.
- La conservación y la interpretación del patrimonio histórico local: mediante proyectos de restauraciones, creación de rutas y mapas sobre las culturas del pasado, las industrias artesanales, etcétera.
- Interpretación de las formas de vida con la vigilancia del medio ambiente: a través de los programas escolares, la difusión de las ciencias naturales en la ciudadanía, la creación de proyectos de investigación, etcétera.
- El turismo «mejorado»: creando programas culturales, actividades de extensión, sitio web, etcétera.
- Nuevas oportunidades de negocio y nuevos sistemas para la participación ciudadana.
Son varias las discusiones sobre este mismo concepto que sugieren la idea de que un ecomuseo proporcionaría, además, otro tipo de ventajas a una comunidad o región. Entre ellas:
- Promover la creación de una organización ágil, resistente y sensible, posiblemente con el apoyo de tecnología a bajo costo.
- Es una manera de adquirir el compromiso de financiación y de los conocimientos necesarios de gestión para lograr un proceso de desarrollo complejo.
- Generar medios para crear una identidad única, un lugar diferenciado de todos, allí donde la gente quiera vivir, visitar e invertir; para lograr todo ésto una comunidad tiene que trabajar unida.
- Supone una base más sólida para el aprendizaje comunitario, donde los residentes adquieren conocimientos acerca de las conexiones entre sus miembros, sobre dónde y cómo viven.
- Influir y apoyar las decisiones hechas por los ayuntamientos y otras autoridades, lo que aumenta la estabilidad local.
- Asegurar que las experiencias de turismo cultural e históricas sean auténticas, con impactos sociales o ambientales mínimos, y que la experiencia de su visita resulte memorable.
- Promover la afiliación con redes provinciales, nacionales e internacionales que proporcionan la inspiración y la visibilidad.
Para terminar, definiremos ecomuseo como un tipo de museo centrado en preservar y promover el patrimonio cultural y natural de una comunidad local o regional. Se diferencia de los museos tradicionales en que su enfoque está puesto en la vida cotidiana y las tradiciones de la gente, y suele estar gestionado y controlado por la comunidad local, en lugar de por una institución gubernamental o privada. Los ecomuseos, en definitiva, buscan fomentar el desarrollo sostenible y la sensibilización ambiental a través de la valoración de la diversidad cultural y natural.
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Recursos:
Corsane, G., P. Davis, S. Elliot, M. Maggi, D. Murtas y S. Rogers (2007): Evaluación del Ecomuseo: Experiencias en Piemonte y Liguria, Italia. Revista Internacional de Estudios del Patrimonio 13(2), 101-116.
Davis, P. (2011): Ecomuseos: un sentido de lugar, 2ª edición. Continuum, Nueva York, NY.
Maggi, M. (2002): Ecomuseos: Guía europea. Alemandí. página 238.
Massey, S. (2014): Tenemos que hablar: Patrimonio vivo, Ecomuseos y desarrollo comunitario. Herencia Saskatchewan. Página 4.
Murtas, D. y P. Davis (2009): El papel del ecomuseo dei terrazzamenti e della vite, (Cortemilia, Italia) en el desarrollo comunitario. museo y sociedad 7(3): 150-186
Nitzky, W. (2012): Mediando la Preservación del Patrimonio y el Desarrollo Rural: Desarrollo de Ecomuseos en China. Antropología Urbana 41 (2,3,4): 367-417.
Walker, BH y D. Sal. (2006): Pensamiento de Resiliencia: Sosteniendo Ecosistemas y Personas en un Mundo Cambiante.
Worts, D. (2010): Cultura en los vientos del cambio: fomentar una «cultura de sostenibilidad» y defender los indicadores culturales. Revista Internacional de Sostenibilidad Ambiental, Cultural, Económica y Social. vol. 6, núm. 5.
Y, también…
«Ecomuseums: A Sense of Place» de Michael Weir and Andy Golding.
«Ecomuseums: A new approach to cultural landscapes» de Maria Caterina La Morgia y Vittorio Loreto.
«Heritage, Museums and Galleries: An Introduction to Their History, Nature and Significance» de Gerard Corsane.
«The Ecomuseum: A Common Ground for Nature and Culture» de Laurent Martinet.
«Ecomuseology: Approaches to Sustainable Development of Local Communities and their Cultural Heritage» de L.L. Ivanova y otros.
Fotografía: Diario El Mundo. Casas camaleónicas para fundirse con el paisaje.
Consultas: info@evemuseos.com
Muchas gracias por compartir la información y espero su apoyo para la realización del proyecto de construcción de un Ecomuseo en mi pueblo y comunidad como alternativa de educación ambiental y cuidado, protección y conservación del medio ambiente. Saludos.
Un placer Eduardo. Saludos.