Museos y Su Impacto Social

Museos y Su Impacto Social

Vivimos momentos clave para que los museos decidan transformar su contribución a nuestra vida contemporánea. A medida que se recorta el gasto público, es más importante que nunca tener un fuerte sentido del propósito social. Las políticas públicas esperan de los museos un mayor impacto social y mejores resultados a cambio de las ayudas que reciben. Aprovechando el papel tradicional de preservar las colecciones y conectar a las audiencias con ellas, el museo puede contribuir facilitando la vida a los ciudadanos – quienes, hoy por hoy, se hallan sometidos a fuertes dosis de estrés por múltiples motivos – y creando lugares mejores.

Las nuevas estrategias deben contemplar como objetivo generar entusiasmo en la audiencia; pero, además, han de alentar a los financieros a apoyarlos, con el fin de ganar en relevancia – tanto para sus comunidades como para el público foráneo -, mostrando a las organizaciones y asociaciones su potencial para mejorar la vida de las personas.

Estudios sobre la actitud de los ciudadanos hacia los museos muestran que éstos son valorados como espacios donde se generan ideas estimulantes. El público observa los museos como piezas fundamentales para el aprendizaje informal y activo. Y se logra desde el apoyo a la educación de los escolares hasta la motivación de los adultos para saber y descubrir más sobre historia, arte, ciencia y vida. Los museos deben inspirar pasión por el conocimiento y amor permanente por el aprendizaje. Son los que facilitan el descubrimiento y promueven el pensamiento positivo. Estimulan a las personas a tener un estado de ánimo receptivo y fomentan el cuestionamiento, el debate y el pensamiento crítico. Asimismo, contribuyen a la contemplación, la curiosidad y la creatividad, y apoyan a los artistas, preservando las habilidades artesanales tradicionales y animando a hacer cosas diferentes.

La gente confía en los museos (en un momento en el que nunca ha habido tanta desconfianza hacia el gobierno, los medios de comunicación, la justicia y el IBEX35, considerándolos autoritarios, mediocres, insolidarios, antisociales…). Sin embargo, los museos no se muestran del todo; son muchos los que todavía mantienen políticas obsoletas, con una gestión de las colecciones alejadas de una administración actualizada, con información desfasada y una interpretación antigua. Por otro lado, la expectativa de que los museos públicos sean imparciales les acarrea una gran responsabilidad e implica tener que tratar de ser lo más honestos posible. Un ejemplo de esta neutralidad es el trabajo de algunos museos para incluir más voces y experiencias, ofrecer interpretaciones desde múltiples puntos de vista y revelar «historias ocultas» – sobre la igualdad, la homosexualidad o la discapacidad -. Un museo no puede ser políticamente correcto (al servicio de la administración de turno).

Los museos deberían utilizar su posición de confianza para alentar a reflexionar sobre los retos contemporáneos de la sociedad. Han de promover la justicia social y los derechos humanos, cuestionar los prejuicios y la igualdad. Pueden presentar sus colecciones de manera desafiante frente a ciertas suposiciones, para estimular a las personas a pensar en el mundo de hoy y en cómo podría ser diferente en el futuro. Los museos eficaces resaltan áreas de preocupación como la discriminación, la pobreza y el cambio climático, comprometen a la gente a considerar las cuestiones éticas en la ciencia contemporánea y se valen del arte para impulsar el pensamiento sobre situación del mundo. El público recurre a los museos para asimilar una gran variedad de puntos de vista sobre temas polémicos, y llegar así a sus propias conclusiones.

Los museos vinculan a especialistas con una amplia audiencia y presentan nuevas investigaciones. Los límites se difuminan entre el conocimiento creado dentro de su espacio y el que se genera en otros lugares. Son los que recopilan investigaciones, incluídas las de los académicos universitarios y, cada vez más, las de grupos comunitarios. Se basan en la experiencia de las «comunidades de origen», los descendientes de dichas comunidades, que hicieron o usaron los objetos y artefactos que ahora se exponen en ellos. Todo ésto ofrece a los museos la oportunidad de promover la discusión y el diálogo reflexivo.

Cada vez  son más las audiencias que actúan como creadoras de conocimiento. Muchas personas desean conectarse con otras, expresar y compartir experiencias, opiniones, ideas y creaciones. Y lo hacen para lograr una vivencia más personal e ir más allá del simple consumo de productos y servicios creados por los propios museos. Estos deberían actuar más como facilitadores, abriendo la interpretación con contenidos generados por los usuarios, respetándoles como participantes activos, capaces de actuar de manera que se satisfagan sus propias necesidades – dando forma activa a lo que hacen los museos y modelando lo que obtienen de ellos -. Aumentará así, aún más, el profundo sentido de la propiedad y apego que la gente tiene por estás instituciones.

Transformar un museo para mejorar su impacto de manera sostenible requiere un fuerte sentido del propósito y una finalidad en su misión. Pero además, se necesitan valores organizacionales claros con el firme compromiso de alcanzar a todos los niveles de la organización. Implica pasar del sentido general de que el museo ofrece un beneficio público e identificar con precisión cómo contribuye de forma definida y explícita para la sociedad a la que pertenece: decidir con firmeza qué va a hacer para apoyar el cambio social positivo. 

Existen varios ejemplos inspiradores de museos que han asumido ya ese compromiso. No existe una solución única, pero todos pueden encontrar formas de maximizar su impacto social. Cada uno lo hará con su propio enfoque, basado en las necesidades de sus públicos particulares, su contexto, su colección y otros posibles activos. Los museos del futuro han de ser flexibles y receptivos, y deben cambiar regularmente sus exposiciones y exhibiciones para satisfacer los distintos intereses y demandas; también es importante ofrecer actividades, programas y eventos que den respuesta a una amplia audiencia. Las organizaciones han de tener una mente abierta que promueva el trabajo con otros, transfiera energía y acoja bien la participación.

Todos los que trabajan para los museos pueden contribuir. Es hora de que éstos responda a los tiempos difíciles, comprometiéndose por un cambio a mejor. Y también de que todos nosotros aportemos nuestro granito de arena para ayudar a que los museos pongan en marcha el cambio.

A continuación, os mostramos 10 acciones que podrían ayudar a los museos a influir positivamente en la sociedad:

  1. Adquirir un sólido compromiso de presente y futuro para mejorar su impacto social. Considerar ese compromiso como objetivo principal de su misión. Los museos ya toman decisiones sobre sus colecciones y edificios; deberán establecer también metas estratégicas a largo plazo.
  2. Tener consciencia de cuáles son sus repercusiones actuales. Escuchar a los usuarios y no usuarios. Investigar las necesidades de la sociedad local. Trabajar con el personal del museo y sus voluntarios pensando en las necesidades que podrían servir mejor. Reflexionar cuidadosamente sobre dónde es probable que el museo tenga un impacto más útil. Los museos más pequeños tendrán que ser selectivos; los más grandes podrían aspirar a lograr una amplia gama de impactos.
  3. Investigar lo que otros museos están haciendo. Hay mucha información «en el aire» para empezar a recabar y estudiar.
  4. Buscar y conectar con los socios adecuados. Para la mayoría de los museos, es probable que se trate de organizaciones del sector público, incluso algunas privadas, dedicadas a tener un impacto social positivo. Puede haber profesionales en universidades locales, con objetivos similares, que podrían convertirse en socios potenciales que aún no han considerado  trabajar con museos. Se podría intentar convencerles de que el museo puede apoyar sus expectativas y ayudarles a alcanzar sus objetivos individuales.
  5. Elaborar propuestas prácticas, trabajando con otros posibles socios como iguales. Se debe ser claro acerca de los objetivos compartidos, aprovechando al máximo la experiencia en cultura, colecciones y aprendizaje, así como su potencial experiencia.
  6. Asignar recursos. Es posible que sea necesario trabajar con sus socios para recaudar fondos. En muchos países, no en todos, existen oportunidades de financiación en diferentes organismos públicos, de fondos fiduciarios y fundaciones, de fuentes públicas y de gestoras.
  7. Revisar las prácticas y procedimientos para que puedan satisfacer las necesidades de socios y de personas que se desean alcanzar. Evitar la erudición y el preciosismo sobre las colecciones. Innovar y estar dispuestos a asumir riesgos: equilibrar los beneficios de usar y compartir la colección con lo que el riesgo de daño que implica.
  8. Reflexionar sobre el trabajo que se está desarrollando en el museo, y también con socios y participantes. Considerar las ventajas de evaluar y medir los impactos de las decisiones. Hablar con otros museos y socios potenciales sobre lo que se ha hecho y lo que se ha aprendido.
  9. Encontrar formas en las que los participantes y los socios obtengan un impacto positivo profundo en el museo. Fomentar una participación más amplia en todos los aspectos de su trabajo: promover más participación en la interpretación y ceder poder. Animar a las personas a contribuir en la toma de decisiones sobre qué hacer, qué mostrar y qué temas abordar.
  10. Luchar por el largo plazo en el cambio sostenido basado en relaciones duraderas con socios, adquiriendo un compromiso por un tiempo con los participantes, manteniendo esa relación de trabajo sin fecha de caducidad y de proyectos puntuales.

Los museos de hoy interpretan y cuidan mejor sus colecciones que nunca, pero aún queda muchísimo camino por recorrer. Cada vez son mejor valorados como lugares de aprendizaje, inspiración y disfrute, y éso les genera una enorme responsabilidad, algo que deben asumir, sí o sí. Se están restaurando edificios, se están mejorando cosas, pero todavía hay trabajo por delante. Por supuesto siempre surgirá algún elemento nuevo:  una pieza más de la interpretación a agregar, una persona más a contratar, más información por descubrir, un objeto más a exponer… La vida continúa para todos nosotros, y para los museos también.

Recursos bibliográficos:

Museum Association (2013): Museums change lives. The MA’s vision for the impact of museums. Informe julio 2013.

Foto principal y para redes sociales: Craig Alan

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