Hay muchas formas ingeniosas para que los museos atraigan a públicos diversos. El Museo de Oakland de California (OMCA en inglés), explica cómo renovaron sus principios básicos para lograr innovar con una exposición actual que utiliza instalaciones accesibles del movimiento maker.
Desde 1998, cuando se publicó «El aprendizaje en el museo» de George Hein, los planes didácticos y los programas de los museos habían adoptado, en gran medida, la teoría constructivista de la educación. Esta teoría sostiene que el aprendizaje es autodirigido y las personas «construyen» el conocimiento utilizando sus significativas experiencias pasadas. Hein explica que la filosofía constructivista debería ser el modelo educativo utilizado en la formación dentro los museos.
Esto significa que los museos brindan contenido familiar a los visitantes para que puedan aprovechar sus conocimientos previos y construir significados de una manera relevante para sus vidas. Debemos hacer que los visitantes se sientan importantes. En el pasado reciente, muchos museos seguían sobrecargando a sus públicos con demasiada información. Actualmente, la herramienta para ayudar a los visitantes a acceder a la información que les resulta más pertinente es la tecnología digital. El OMCA ha explorado recientemente formas de conectar la filosofía del constructivismo con la tecnología digital, como sucede con la realidad virtual y aumentada, creando museos como metaversos.
Las palabras «meta» y «universo» forman la palabra compuesta «metaverso» y apunta al nuevo espacio creado a partir de una combinación de espacios reales y aumentados. El diseño de exposiciones en el metaverso ayuda a los museos a lograr sus objetivos educativos constructivistas. Estas tecnologías aún se encuentran en fase de desarrollo, a pesar de que algunos museólogos/as digitales llevan trabajando con técnicas digitales durante muchos años. El museo del siglo XXI posee una oportunidad única para utilizar formas creativas innovadoras que atraigan audiencias diversas.
Muchas instituciones están tratando de ser más prácticas para los visitantes. Un ejemplo de museo que entrelaza elementos interactivos a lo largo de su colección y programación permanente es el OMCA. La exposición «No Spectators: The Art of Burning Man» (ya clausurada) en particular, nos proporciona un ejemplo clave de la fusión de diferentes tipos de tecnología que crea el metaverso y la participación de la audiencia.
El OMCA se dio cuenta de que necesitaba reconocer los cambios demográficos de su comunidad, específicamente cómo se relacionan con los avances tecnológicos. «No Spectators: Art of Burning Man» plantea su compromiso a la hora de escuchar a su audiencia, como lo demuestra el festival Burning Man, una peregrinación anual para miles de millenials del Área de la Bahía, fundada por los Boomers de San Francisco. Esta exposición se dirige explícitamente al público local. También sirve como una excelente ilustración de la creación de experiencias de metaverso.
Otra forma en que OMCA colocó al visitante en el centro de su museo fue «realizando prototipos» de sus exposiciones antes de inaugurarlas. Probaron las ideas de los profesionales pidiendo comentarios – en forma de notas adhesivas y exposiciones simuladas – a los visitantes no profesionales. Instalaron estas exposiciones simuladas antes de realizar cambios permanentes en el espacio final de la exposición. Este enfoque quita la voz autoritaria del curador y se la devuelve a los visitantes. La comunidad ahora tiene un interés personal en la forma en que se muestran los objetos, así como en el museo en sí. Jaime Cortez, artista y escritor invitado del OMCA, recuerda cómo puede percibirse una visita a un museo para el público en general:
Entrar en [una] exposición de arte puede ser como entrar en medio de una conversación que comenzó sin usted y se está llevando a cabo en un idioma secreto.
La técnica de creación de prototipos permite al visitante participar en la conversación desde el principio.
El OMCA es una institución interdisciplinaria con salas de ciencia, historia y arte. Su colección está organizada de modo que estas disciplinas, generalmente separadas, mantengan una conversación entre sí, para ayudar a los visitantes a comprender que son áreas más interdependientes de lo que la sociedad reconoce actualmente. Caminando por sus salas se supone que los visitantes deben interactuar con los objetos y dedicar tiempo a cada instalación; hay lugares para sentarse. Muchas de las instalaciones tienen iPads a disposición del público con videos que ayudan a que se involucre más profundamente con cada tema.
Al entrar en la galería donde se exhibió «No Spectators: The Art of Burning Man», se escuchaban campanas débiles, repicando ceremonialmente. Sorprendentemente, la música no era una grabación sino una instalación. La escultura cinética y sónica llamada «Gamelatron Bidadari» creada en 2018 por Aaron Taylor Kuffner, dispone de gongs forjados a mano en Indonesia. Los gongs están inspirados en una tradición musical indonesia con 1.000 años de antigüedad. La instalación se creó a partir de madera de teca, mazos robóticos y un sistema informático físico. Kuffner estudió durante cuatro años en el Institut Seni Indonesia Yogyakarta Bali y Java, donde adquirió los conocimientos necesarios para crear este sistema de sonido.
Como gran parte de la exposición, la instalación combina el complejo de alta tecnología con el familiar de baja tecnología. Kuffner tienen fabricados más de 50 Gamelatrons que se instalan regularmente en los templos del festival Burning Man, así como en otros lugares del mundo. La pared está pintada de un rosa Pepto Bismol con una escultura de bronce que brilla sobre este telón de fondo. El área de instalación aparece equipado con sofás y bolsas de aperitivos para alentar a los visitantes a quedarse y experimentar la música sin sentirse apurados. No hay duda de qué hacer, cómo apreciar o cómo interactuar con este arte. No es necesaria ninguna explicación. La interpretación musical es una experiencia continua, ya que el elemento robótico no necesita tomarse un descanso. No parece haber un principio ni un final, solo un suave camino de resonancia musical. La galería se convierte en un espacio para empaparse de todo y quedarse todo el tiempo que uno quiera.
A menudo solía haber colas hasta las siete de la noche para comprar entradas para «No Spectators: The Art of Burning Man». Cuando entraban, los visitantes se sumergían en las diferentes instalaciones expositivas a lo largo de la galería. En cada uno de los elementos interactivos, había varias personas esperando pacientemente su turno. La audiencia era muy diversa; personas con cabello gris y adultos jóvenes que parecían esperar a alguien. También había muchas familias con niños pequeños que corrían libres, sin sentirse aprisionados en sus cochecitos, como en la mayoría de los museos. Siempre hay una forma de entender el modo de planificarse la participación de las audiencias más jóvenes.
La exposición «No Spectators: Art of Burning Man» (Sin Espectadores: El Arte del Burning Man) recibe este título acertadamente como un guiño a la «ética radicalmente participativa» del festival Burning Man. Hay letreros en las calles en la apertura de la exposición para abrir el camino a diferentes lemas: inclusión radical, donaciones, desmercantilización, autosuficiencia radical, autoexpresión radical, esfuerzo comunitario, responsabilidad cívica, no dejar rastro, participación e inmediatez. Estas señales sirven como declaración de misión y código de conducta para el festival, que espera construir una comunidad utópica. El arte en el festival Burning Man se percibe de manera opuesta a cómo las personas suelen interactuar en el entorno del museo. Larissa Archer, quien asistió seis veces a Burning Man (una supuesta Burner) y bailarina, lo describe de esta manera:
Te subes a las cosas y compartes una bebida con tus amigos debajo de ellas. Estacionas algunos carros de arte a su alrededor. Hay una maravillosa naturalidad en el tratamiento del arte: es sagrado pero no de una manera exigente y tensa.
La exposición transporta con éxito estos conceptos al espacio del museo, cambiando efectivamente la atmósfera convencional del mismo.
Las experiencias tradicionales, en las que una fila de personas se detiene frente a pinturas individuales para leer la cartela de la pared, antes de seguir para ver la siguiente, están siendo reemplazadas. Los visitantes no tienen que esperar a tener un día libre para ir a los museos durante la semana. Los museos se están volviendo más creativos brindando a las personas acceso a sus galerías en horarios alternativos. Un excelente ejemplo puede ser aumentar su visibilidad para audiencias más diversas organizando una fiesta de barrio vibrante todos los viernes por la noche, como hace el OMCA. «Friday Nights at OMCA» (Los viernes noche en el OMCA) tiene todos los elementos para atraer a los visitantes más jóvenes. Una razón importante es que las personas con menos dinero discrecional pueden obtener gran parte de la experiencia sin pagar la entrada. Una de las calles está bloqueada al tráfico, con food trucks multiétnicos en la calle que ayudan a que este sea un destino divertido para toda la familia. Las galerías permanecen abiertas hasta tarde (21:00hs). Una vez más, se posiciona así la experiencia del visitante en el centro de los objetivos del museo.
El OMCA también crea un espectro de actividad que involucra a una multitud de datos demográficos de visitantes. Durante «Los viernes noche en el OMCA» los jardines y todos los espacios comunes están abiertos al público. Hay elementos de la exposición «No Spectators: Art of Burning Man» en los jardines y los visitantes pueden hacer fotografías usando sus teléfonos inteligentes para, presumiblemente, publicarlas en las redes sociales. El espacio se convierte en una experiencia de realidad mixta, fusionando elementos reales con soportes tecnológicos. La mayor parte de la acción en estas últimas noches ocurre fuera de las salas del museo: música en vivo, lecciones de baile, DJ, un bar, sesiones de cuentacuentos dirigido por la Biblioteca de Oakland, talleres de manualidades e incluso un mercado local. La comunidad participa y construye conocimiento, familiarizándose con el entorno del museo.
En «No Spectators: Art of Burning Man», hemos visto cómo diversas audiencias se alinean para participar. Este tipo de exposición demuestra cómo una visita a un museo puede convertirse en puro entretenimiento. Se combina todo ello con el ambiente festivo que ofrece el OMCA los viernes por la noche y, de repente, el museo se convierte en un lugar accesible para la comunidad. Las audiencias más jóvenes se transforman en visitantes frecuentes a edades tempranas asociando el museo con un ambiente divertido.
El papel educativo tradicional de los museos puede estar cambiando hacia un modelo más basado en el entretenimiento, porque esto es lo que demanda la audiencia. Los visitantes están familiarizados con la tecnología de los dispositivos móviles, siendo este el medio perfecto para ayudar a los museos a ser más cercanos. A pesar de que estas instituciones luchan y afrontan desafíos para atraer a un público más joven y de mayor diversidad étnica, las exposiciones interactivas los ayudan a mantenerse relevantes. Los museos tienen la capacidad de utilizar tecnología digital, así como un espectro de actividades que permiten a los visitantes construir una experiencia significativa. A medida que los museos continúan evolucionando y ajustándose a las realidades actuales, podremos estar agradecidos por experimentos como el que realizó el OMCA con la exposición «No Spectators: The Art of Burning Man», demostrando que tienen el potencial de crear nuevos tipos de experiencias ofreciendo la entrada a «otros mundos» que resultan atrayentes y formativos para sus visitantes.
Recursos bibliográficos:
Ginger, M.F. (2020): Visitor-Centered Museums: Surviving the 21st Century. Theory and Practice, Vol. 3. Universidad de San Francisco.
Aaron Taylor (2019): Gamelatron Bidadari. Kuffner in No Spectators: The Art of Burning Man at the Oakland Museum of California (OMCA).
Leslie Bedford (2014): The Art of Museum Exhibitions. Londres y Nueva York: Left Coast Press, 28.
George Hein (1998): Learning in the Museum. Londres: Routledge, 26.
Hee-soo Choi (2017): A Content Service Deployment Plan for Metaverse Museum exhibitions— Centering on the Combination of Beacons and HMDs. International Journal of Information Management 37, 1: 1519-1527.
Barbara Henry (2019): How We Visitors Changed Our Museum: Transforming the Gallery of California Art at the Oakland Museum of California (Oakland Museum of California – OMCA, 2010).
Jessica Bruder (2007): Burning Book: A Visual History of Burning Man (Nueva York: Simon Spotlight Entertainment).
Jillian Steinhauer (2018): Utopian Visions. New Republic 249, nº. 9: 50.
National Endowment for the Arts (2018): Art Works Podcast: Nora Atkinson, Curator of No Spectators: The Art of Burning Man.
Consultas: info@evemuseos.com
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