El estudio de las nuevas tecnologías digitales en la comunicación del patrimonio cultural constituye ya un campo de investigación bien establecido. Sin embargo, las experiencias de exposiciones innovadoras en el uso tecnológico dirigido a la mediación, enfatizan la importancia de realizar estudios más exhaustivos sobre la capacidad de la tecnología digital, a fin de conectar las prácticas cotidianas de las audiencias con espacios museísticos y expositivos dialógicos, reflexivos y emergentes. Desde la perspectiva de este tipo de investigaciones, experimentar con nativos digitales genera al menos tres preocupaciones principales que requieren un análisis más profundo.
La primera preocupación seria cómo poder diseñar tecnologías digitales que fomenten el diálogo entre las prácticas cotidianas de las audiencias y las preocupaciones museológicas contemporáneas sobre patrimonio en nuestros museos. El cambio de perspectiva de la comunicación de narrativas de autor sobre el patrimonio, respecto al diseño de marcos y plataformas de medios para la reflexión y el diálogo colectivos, inicia formas novedosas a la hora de incluir asuntos culturales emergentes y narraciones fragmentadas en experiencias y construcciones continuas del patrimonio cultural. Consideramos que esta conexión es promovida por las cualidades dialógicas, situadas e interactivas de las tecnologías digitales. Esto supone una reconceptualización de la relación con el público que le permita tomar las riendas y convertirse en sujeto activo de sus propias experiencias y entendimientos. Sin embargo, como mencionábamos anteriormente, necesitamos llevar a cabo experimentos y estudios más exhaustivos sobre esas tecnologías aplicadas en contextos de museos, para comprender cómo, por qué y cuándo se producen estas experiencias de participación y conexión.
La segunda preocupación: ¿cómo pueden las tecnologías digitales ayudar a transformar las colecciones y sitios del patrimonio en materias y materiales culturales? La digitalización de la cultura subraya una fusión constructivista entre patrimonio oficial y vivo. La atención principal ya no está focalizada en los objetos culturales e históricos inertes, sino en los medios de diálogo y reflexión activos que permiten discutir el pasado a través del presente. Los asuntos culturales se vuelven a concebir como vivos y en movimiento, fusionándose en formas novedosas de comunicación e interacción co-creadas en la intersección entre el diseño de interacción, la respuesta de las audiencias y el propio patrimonio. La experiencia en el diseño y producción de exposiciones innovadoras en este ámbito sugieren que la digitalización de materiales culturales, combinada con nuevos medios interactivos de participación, puede abrirnos a formas radicalmente nuevas de experimentar y reflexionar sobre la difusión y conocimiento del patrimonio. Pero necesitamos saber más sobre los paradigmas de comunicación y representación que puedan sustentar narrativas significativas y momentos transitorios de construcción cultural.
Y, como tercera preocupación: ¿cómo pueden las tecnologías digitales transformar el espacio del museo de una experiencia curada, altamente facilitada, accesible y predecible en un espacio de exhibición emergente? El contenido generado por el usuario en algunas exposiciones no es solo una transformación de la comunicación patrimonial en plataformas de medios digitales y formas de participación más interactivas. Se trata de un contenido más importante, integrado como un objetivo dialógico y exploratorio esencial en todo proyecto – tanto del proceso como de la exposición en sí -. Al fusionar el contenido generado por el usuario y los temas patrimoniales a través de formas de tecnologías digitales, debemos repensar la relación entre la «democratización» del espacio del museo y el proceso mediante el cual seleccionamos y diseñamos nuevas exposiciones. La experiencia sugiere que un estudio más profundo de la relación entre las tecnologías digitales e interactivas, las culturas digitales contemporáneas y el museo como espacio físico puede ayudarnos a diseñar áreas expositivas mediadas tecnológicamente y emergentes que inviten a las audiencias a contribuir a la reflexión y experiencia colectiva que se pueda extender en el tiempo y el espacio, tanto en el interior como en el exterior de la exposición.
Algunos proyectos ya realizados nos ofrecen información valiosa sobre el papel potencial de las tecnologías digitales en los museos. El lenguaje y la naturaleza de las tecnologías sociales transforman la comunicación en la interacción. En la concepción de McLuhan, los medios se convierten en el mensaje. Pero las tecnologías digitales son ingeniosas en el sentido de que pueden apoyar diversas experiencias individuales y sociales – tanto lúdicas como reflexivas – y forjar la participación e interacción dialógicas en el espacio del museo. Como tal, el uso de tecnologías interactivas y redes sociales en exposiciones puede crear espacios más inclusivos y no jerárquicos capaces de generar expresiones de comunicación cultural que impulsen a los museólogos/as y al público a desafiar constantemente las construcciones y concepciones del patrimonio cultural, el papel de la institución del museo y su conexión con la vida cotidiana de las personas.
Las tecnologías digitales forjan las experiencias individuales y la acción social colectiva, en la construcción, reproducción y distribución permanente de los significados del patrimonio cultural. Puede incorporar y distribuir tanto el «contenido patrimonial» como las modificaciones continuas de las audiencias dentro y fuera del espacio del museo. El uso de las redes sociales en el diseño de exposiciones disuelve los límites entre el patrimonio formal y vivo, ayudando a reconectar los espacios del museo con las prácticas cotidianas del público, a través de marcos híbridos de exposiciones emergentes. Para nuestros museos, esto significa un alejamiento de los paradigmas de la comunicación lineal y la producción de conocimiento, buscando nuevas formas dinámicas de crear y conectarse con los flujos de significado sociales y culturales fragmentados y entrecruzados. En este sentido, no solo necesitamos desarrollar y repensar las tecnologías sociales para nuestros museos. También es preciso repensar éstos a través de las tecnologías y culturas digitales, con el fin de alinear los espacios físicos de las exposiciones y las estrategias de comunicación con la salida en las prácticas y experiencias cotidianas de las personas. Se generan así entornos coherentes que alientan al público a reflexionar, participar y co-crear espacios de exposiciones emergentes en nuestros museos.
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