La sostenibilidad es, en su forma más básica, un ejercicio de preocupación y búsqueda de respuestas para las necesidades del futuro. La definición generalmente aceptada recoge que la sostenibilidad implica «satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para que puedan dar respuesta a sus propias necesidades».
Los museos consideran de manera similar su presente y su futuro. Como establecen algunos códigos de ética – cada museo tiene el suyo -, los museos «mejoran la calidad de vida de todos, tanto hoy como en el mañana», y equilibran los intereses de diferentes generaciones: «además de la responsabilidad de proporcionar acceso a las generaciones actuales y futuras, existe el deber de respetar las contribuciones de las generaciones pasadas, en particular los benefactores, las comunidades de origen y los creadores de los objetos que los museos ahora protegen. Los museos dedican considerables recursos a honrar el legado de sus colecciones, su información y conocimientos aportados por personas en el pasado para que sean transmitidos a las generaciones futuras».
La sostenibilidad generalmente se contempla bajo tres perspectivas. La más familiar de ellas es la sostenibilidad ambiental, cuya visión va más allá de los desafíos frente al cambio climático. Las otras dos son, la sostenibilidad económica y la social. La sostenibilidad hace alusión al papel de los museos y sus relaciones a largo plazo con las comunidades, pero también al futuro del planeta. «La sostenibilidad está [conectada a] la educación, la economía, los negocios, los viajes, el ocio y nuestras comunidades. Conseguir un equilibrio correcto es vital para asegurar un futuro estable… Pero, se requiere un cambio cultural masivo en cada comunidad, en cada escuela, en cada lugar de trabajo y en cada hogar».
Sorprendentemente, son pocos los museos que continúan pensando explícitamente en la sostenibilidad. Hace más de cuatro años, en el Museums Journal podíamos leer: «Todos hablan de sostenibilidad, excepto los museos». En 2006, The Museum Practice concluyó que hay pocos que se tomen realmente en serio la sostenibilidad ambiental. A nivel internacional, la mayoría de los museos convencionales no se ocupan del desarrollo sostenible, a pesar de los posibles beneficios que podrían recibir sus instituciones y comunidades locales.
Es evidente que los museos tienen que trabajar mucho sobre este tema tan importante. Por lo general, ocupan edificios hambrientos de energía, con colecciones en expansión, cuyo objetivo es mantenerlas en condiciones ambientales estrictamente controladas. A menudo destruyen las exposiciones antiguas en su totalidad y las reemplazan por otras nuevas, con poca o nula reutilización o reciclaje. La calidad del servicio y la «excelencia» a veces parecen tener menor relevancia que el número de visitantes. Los turistas, especialmente los internacionales, son considerados visitantes deseables, a pesar de que ese tipo de turismo a menudo supone largos viajes que consumen mucha energía. En el ámbito local, los museos lanzan a menudo proyectos a corto plazo para construir relaciones con terceras partes de su exclusivo interés, sin una visión clara de cuál será el futuro de dichas relaciones una vez finalice la financiación del proyecto.
El pensamiento a largo plazo es esencial para la sostenibilidad, sin embargo, pocos museos desarrollan una planificación con más de unos pocos años de anticipación . Por otro lado, algunas fuentes tradicionales de financiación están desapareciendo. Muchos museos se hallan al límite, ya que se espera de ellos logros cada vez mayores con muy poco dinero de inversión pública.
Los elementos de sostenibilidad tienen el potencial de ayudar a los museos a mejorar su servicio social, tomar decisiones sobre la gestión de sus colecciones, asegurar la estabilidad financiera a largo plazo y, por supuesto, servir a las generaciones futuras de una manera adecuada.
Además del punto de vista ético, existe otro de «negocio». La sostenibilidad concede grandes oportunidades a los museos. Aporta nuevas formas de interpretar colecciones y llegar al público, y permite considerar planteamientos diferentes en torno a los viejos problemas, como el cuidado de las colecciones, la estabilidad financiera y las relaciones con las comunidades locales. Permite un uso más adecuado de los recursos, una mejor rendición de cuentas, responsabilidad social y oportunidades para lograr la excelencia, la innovación y la creatividad. Brinda la oportunidad de proporcionar liderazgo comunitario y es, cada vez, más relevante tanto para el gobierno central y local como para otros financiadores.
Por todo ello, es necesario ayudar a los museos a considerar su sostenibilidad. ¿Estamos de acuerdo en esa necesidad? ¿Hay aspectos importantes que no se estudian? ¿Cuáles son las principales dificultades a las que se enfrenta tu museo para ser más sostenible? ¿Cómo pueden los organismos que trabajan en el sector apoyar el cambio?
Para evolucionar de manera sostenible, nuestros museos deben:
- Valorar y proteger los entornos naturales y culturales, y ser sensibles al impacto del museo y sus visitantes sobre ellos.
- Esforzarse por lograr la excelencia, construyendo relaciones profundas a largo plazo con una audiencias muy variadas.
- Reconocer el legado de las generaciones anteriores y tratar de mejorarlo – a través de sus colecciones, información y conocimiento – para las siguientes.
- Administrar bien las colecciones, de modo que sean un activo valioso para las generaciones futuras, no una carga.
- Aprovechar al máximo la energía y otros recursos naturales y minimizar los deshechos, estableciendo objetivos y monitoreando su progreso de reciclaje.
- Considerar el potencial para demostrar y alentar el desarrollo sostenible.
- Contribuir responsablemente a la vitalidad social, cultural y económica del área local y del mundo en general.
- Desarrollar personal; ofrecer empleo gratificante y aprender de su experiencia y la de los demás.
- Dar respuesta a los cambiantes contextos políticos, sociales, ambientales y económicos, y tener un propósito claro a posteriori que refleje las expectativas de la sociedad sobre los museos.
- Planificar a largo plazo, teniendo plenamente en cuenta el desarrollo sostenible en todas sus actividades y políticas, y trabajar con los recursos disponibles.
- Unirse a otros museos y organizaciones – mediante asociaciones y fusiones -, ya que es la mejor manera de cumplir su propósito a largo plazo.
- Cuestionarse qué cambios sugeriría a estos proyectos de principios para museos sostenibles y ver cuáles son los más importantes.
Para finalizar, y recogiendo todo lo visto anteriormente, debemos analizar los aspectos económicos, ambientales y sociales, que, en definitiva, son los factores básicos generales de la sostenibilidad, y considerar, posteriormente, algunas implicaciones más específicas: en particular, la gestión de colecciones y el papel potencial que tienen los museos en el aumento de la conciencia pública en torno a la sostenibilidad.
Recursos bibliográficos:
Maurice Davies y Helen Wilkinson (2017): Sustainability and museums. Your chance to make a difference. The Museums Association (MA).
Si quieres recibir nuestro newsletter y los artículos de EVE por correo electrónico, rellena y envía el boletín adjunto, por favor, completando el campo correspondiente en el formulario de inscripción que encontrarás a continuación. Tu dirección de correo electrónico (asegúrate por favor de escribirla correctamente), será utilizada exclusivamente para enviarte nuestros newsletters y artículos, pudiendo darte de baja en el momento que quieras.
muy interesante el articulo, en estos ultimos diez años el concepto de sustentabilidad aparece como una especie de freno a la moda de que lo viejo es malo o «ya no sirve». Esto se aprecia sobretodo en la arquitectura, edificios hermosos han desaparecido para construir edificios departamentales. Saludos a todo el equipo y gracias por mantenernos al dia.
Gracias por tus palabras Priscilla, muy interesante tu comentario. Recibe un cordial saludo.