La conexión entre las ideas que provocan nuestra reflexión de hoy es la necesidad que tienen las bibliotecas de adoptar una postura proactiva y positiva, para hacer frente a los desafíos y oportunidades de un futuro realmente incierto. Y lo hacen desde los cambios en el acceso, uso y preservación de la información, hasta los avances en tecnología y la transformación de la demanda social en cuanto a los métodos de desarrollo y aprendizaje en evolución. También desde las consideraciones económicas y las actitudes cambiantes, con el surgimiento de una nueva generación de líderes profesionales en este campo. Las bibliotecas mantienen aún la capacidad de seguir siendo instituciones relevantes para la sociedad, con el suficiente dinamismo para mirar al futuro. Esta es una oportunidad única para trabajar con sus comunidades – ajustándose a los intereses de sus miembros – , definir sus relaciones con el público al que sirven y trazar el curso que conduce al éxito, que no es otra cosa que la supervivencia.
Los especialistas destacan que el futuro de las bibliotecas vendrá de la mano de la unión, de que colaboren con la sociedad a la que sirven. Pueden lograrlo si se animan a trabajar en red y en concierto – nada de seguir siendo islas -, teniendo en cuenta todas las voces y visiones, y creando nuevas asociaciones y prácticas que puedan posicionarlas como centros vitales de la vida comunitaria.
Las bibliotecas deben apoyarse en la apertura al diálogo, saliendo del ostracismo y de su zona de confort, para generar un diálogo con otras instituciones culturales y con la gente de la calle. Hay muchas maneras de que esta comunicación se dé y pueda mantenerse. Entre ellas- además de otras- podemos enumerar las siguientes:
- Abrir el diálogo entre reuniones el personal y el consejo de museos y bibliotecas, como parte de conversaciones institucionales sobre roles y prácticas futuras.
- Coordinar conversaciones entre instituciones para imaginar el futuro del sector bibliotecario en su conjunto.
- Involucrar a profesionales y estudiantes emergentes en una discusión sobre la planificación del futuro.
- Reunir museos y bibliotecas para identificar las formas en que sus misiones y servicios se complementan entre sí y cómo pueden colaborar para afrontar positivamente el futuro.
- Ponerse en contacto con las comunidades para analizar el futuro de las bibliotecas desde el exterior hacia adentro.
- Crear foros para la discusión de la comunidad sobre cuáles son las necesidades futuras de preservación cultural y aprendizaje permanente, y responder activamente a cómo dichas comunidades prevén el tipo de organización que puede llevarlo a cabo y que podrá satisfacer esas necesidades de saber y conocimiento.
- Dar voz a los usuarios individuales de estas instituciones para que pueden definir el modo en que las bibliotecas puedan servirles mejor.
- Formular preguntas a las instituciones, en las comunidades y a nivel nacional, que abran el debate y la acción para trazar las definiciones y los servicios de las bibliotecas, determinando así cuál es su papel en el siglo XXI. y cómo pueden utilizar sus fortalezas y recursos únicos para aportar valor a la sociedad.
“El trabajo de un bibliotecario es conectar a las personas con ideas. Hacemos esto de varias maneras: a veces con libros, a veces con información, a veces a través de la Web o programas especiales, o incluso usando edificios hermosos. Y en el futuro, conectar a las personas con ideas seguirá siendo el trabajo de los bibliotecarios. Esto no va a cambiar, pero cómo lo hacemos sí deberá cambiar». — Ginnie Cooper, bibliotecaria principal, biblioteca pública del Distrito de Columbia.
Las instituciones públicas tienen la obligación de fomentar en nuestro siglo un diálogo continuo sobre el futuro de las bibliotecas, en colaboración con los profesionales de las bibliotecas, las organizaciones y las redes que los apoyan – así como sus instituciones adyacentes -. Uno de los aspectos principales de este proceso residirá en la contribución de la comunidad y de las instituciones a la generación de soluciones de futuro. Ambas serán quienes determinen la dirección y los impactos de estas conversaciones.
Un ejercicio para involucrar a la comunidad y provocar un diálogo que extienda la conversación más allá del formato de publicación tradicional, podría estar basado en la creación de un foro en línea para que la comunidad de museos y bibliotecas,en general, pudiera participar y promover las discusiones sobre su futuro. Sería un foro que buscara ampliar el debate y facilitar un mayor intercambio sobre temas, ideas, desafíos, oportunidades y ejemplos de la práctica en el mundo real para museos y bibliotecas. A medida que se avance en esta discusión, podrá facilitarse la planificación estratégica, a largo plazo, del futuro de las bibliotecas.
«Todos los museos y bibliotecas pueden abordar los problemas sociales relacionados con su propia estructura y gobierno. La forma en que se organizan los museos y las bibliotecas, cómo se acomoda a una gran variedad de visitantes tanto física como intelectualmente, y cómo los museos colaboran con sus comunidades son componentes de la responsabilidad social de estas instituciones». — George E. Hein, profesor emérito, Universidad de Lesley.
RECURSO PARA LA REDACCIÓN DE ESTE ARTÍCULO:
Pastore, E. (2009): El futuro de los museos y las bibliotecas: una guía de discusión (IMLS-2009-RES-02). Instituto de Servicios de Museos y Bibliotecas. Washington DC.
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Un comentario en «Bibliotecas: Unión y Comunicación»