Los museos que forman parte de universidades y facultades representan un segmento importante dentro del conjunto de entidades museísticas dedicadas a promover y difundir el conocimiento no reglado en todo el mundo. Estas instituciones surgieron de la creencia de que los beneficios de la educación debían ponerse a disposición de todos, y que ofrecer la oportunidad de experimentar el saber y el conocimiento es parte vital de la educación de las personas a lo largo de toda su vida. Los museos universitarios suelen tener bajo su responsabilidad colecciones muy importantes. En algunos sitios, constituyen el principal museo del lugar, o incluso el único del municipio o de la región. Sirven como enlace entre los campus y sus comunidades inmediatas, desempeñando funciones importantes en el servicio público y privado de la enseñanza. Al mismo tiempo, los museos universitarios y de las facultades deben formar parte de las misiones académicas centrales de estas instituciones, participando plenamente en la educación y en la promoción de sus becas. El museo dentro de una universidad o facultad funciona mejor cuando esta función dual es reconocida y apreciada por la propia universidad y por su comunidad.
Que un museo opere dentro de una universidad puede ofrecer ventajas para los directores, otorgando contraprestaciones que pueden no existir para los directores de otro tipo de museos: años sabáticos, las políticas de conservación del puesto y las tradiciones a la libertad académica (funcionamiento público en naciones avanzadas; nada que ver con aquellos países en los que entra una nueva administración a gobernar el país y todos los directores se van a la calle para que los que entran puedan colocar a los suyos, y así sucesivamente…). Otros de los beneficios pueden ser: acceder a la universidad o colegio universitario y bibliotecas, actuar como asesores legales especialistas en recursos humanos o ser administradores de riesgos y apoyo institucional para el mantenimiento de instalaciones y terrenos. El director de un museo universitario ha de recibir todos los derechos y privilegios de los profesores titulares.
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Debido a su posición dentro de las instituciones académicas, podrían tener que enfrentarse a problemas que son significativamente diferentes de otros museos. En el artículo de hoy expondremos algunas de esas dificultades, apuntando hacia las prácticas profesionales más adecuadas para la mayoría de los museos dentro de una universidad o estructura universitaria. Aunque no son en absoluto detalladas, creemos que estas prácticas abordan temas de especial interés para los directores de museos de las universidades ( al menos en el momento en que se está redactando este artículo). Pues venga, vamos allá.
El director debe ser nombrado por el presidente, el académico principal o el designado y ratificado- de acuerdo con la práctica de la institución- por el órgano rector de la universidad o colegio; asimismo puede optar al cargo a través de cualquier procedimiento que sea compatible con los decanos o directores de la universidad o facultad.
Los sueldos de los directores de museos universitarios (y todo su personal) deben ser consistentes, no solo equiparables con los sueldos de los docentes y administrativos dentro de la institución, sino también con los salarios profesionales en museos similares del país al que pertenezcan.
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El desempeño del director debe ser revisado regularmente de acuerdo con los estándares de los museos profesionales. El director está sujeto a despido solo después del debido proceso, que se presenta de acuerdo con los estatutos de la universidad o facultad. Además, las mejores prácticas sugieren que dicha universidad encargue una revisión externa del museo de arte entre cada siete y diez años, que ha de ser realizada por un comité de universidad de pares o directores de museos de arte universitarios.
El director debe informar a la junta directiva de la universidad o facultad a través de la administración académica central de entidad universitaria, en lugar de hacerlo a un departamento, división, programa u otra unidad de la universidad o facultad. Si bien se reconoce que algunos museos de arte universitarios funcionan satisfactoriamente bajo diferentes acuerdos de presentación de informes, es preferible informar al académico central. La posición del museo dentro de esa estructura académica central confirma y enfatiza la relevancia de sus colecciones y programas para toda la universidad, y no para una parte, reconociendo el servicio público y la misión de divulgación del museo. Si existen comités asesores de la facultad – u otra universidad o colegio – para el museo de arte, ha de quedar claro que no son su órgano rector.
Se debe reconocer el papel público del museo dentro de la comunidad. Es más probable que el director reciba apoyo al respecto si él o ella reportan a un superior que entiende la relación de la universidad con la comunidad y el papel que el museo puede desempeñar en el fortalecimiento de esa relación. Igualmente, debe reconocerse y apoyarse el papel central que desempeña el museo en la misión de investigación de la universidad y en la educación de sus estudiantes. En muchas universidades y museos universitarios, la oficina del presidente, el rector, el vicepresidente ejecutivo, el vicepresidente para asuntos académicos u otros similares, son los que tienen más probabilidades de reconocer y apoyar la misión académica y de servicio público del museo.
Al igual que en otros museos, el director del museo de la universidad es responsable de la dirección y visión museológica del mismo, así como de la administración y dirección del personal y de su presupuesto.
Si bien el museo debe ser la responsabilidad principal del director, también puede impartir cursos académicos. La impartición de dichos cursos debe ser acordada de mutuo acuerdo por el director y la unidad académica correspondiente. El director o la persona designada por el director debe tomar parte directamente en el diseño y/o implementación de cualquier currículo de capacitación en museos de arte ofrecido por la universidad o la facultad.
El director proporciona liderazgo museístico a la comunidad y colabora en sus asuntos artísticos a discreción. La participación en juntas y comités de organizaciones comunitarias en la difusión de su museo es parte de la responsabilidad de servicio público del director, siempre que dicha participación no implique un conflicto de intereses en la recaudación de fondos, asuntos sobre colecciones o cualquier otra parte de sus responsabilidades hacia el museo, la universidad o la facultad.
El director es un líder y portavoz de temas relacionados con el museo dentro de la universidad y en su comunidad.
Asimismo es responsable del desarrollo y la implementación de políticas que tienen que ver con todos los aspectos de las colecciones del museo, incluída la adquisición, la retirada y la eliminación, la conservación y la exhibición, así como la investigación e interpretación académica. Al reconocer que la universidad o la fundación relacionada es propietaria de la colección del museo, el director se compromete a informar a la autoridad gubernamental de la universidad acerca de sus responsabilidades legales y éticas con dicha colección, incluidas las cuestiones relacionadas con su uso y el estado físico de las colecciones.
La retirada y/o la eliminación de la colección debe cumplir con unas políticas claras y registradas por el museo, que han de ajustarse, a su vez, con las buenas prácticas y códigos deontológicos de los profesionales de los museos. La retirada y la eliminación de la colección – o parte de ella – del museo, nunca debe hacerse con el propósito de proporcionar apoyo operativo general u otro beneficio a la universidad matriz, facultad o fundación relacionada. La universidad o el museo de la universidad cuentan con políticas redactadas oficialmente sobre la eliminación de la función y las responsabilidades del director, especificando claramente qué órgano de la universidad, o facultad, u organismo tiene la autoridad final para confirmar su aprobación.
Las políticas desarrolladas por el director con respecto a la adquisición y la retirada, deben ser adoptadas o ratificadas por la autoridad de gobierno central de la universidad o facultad.
Las piezas, objetos y/o artefactos que puedan ser engrosados a la colección del museo pueden ser adquiridos por la universidad, pero al museo se le debe otorgar el derecho de no acometer tales adquisiciones. Si la universidad, facultad o fundación relacionada dispone de colecciones fuera del museo, se ha de ofrecer al museo el derecho de no adquirir las piezas para su colección. Si la universidad o la facultad desean que su museo documente y administre dichas colecciones, proporcionará el personal y los fondos necesarios para hacerlo.
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El director es el responsable de utilizar las colecciones del museo para la enseñanza e investigación, sin exponer las piezas y objetos a riesgos indebidos. También ha de tener la discreción exclusiva sobre cómo, cuándo y dónde se utiliza la colección del museo y bajo qué condiciones se almacena y exhibe. Las políticas y prácticas que se refieren a ello deben incorporarse al plan de gestión museológico, incluido en un documento redactado por la institución.
Si bien los espacios del museo pueden ponerse a disposición de la universidad, de la fundación o de la propia comunidad para fines de entretenimiento u otros, el director es responsable de determinar qué constituye el uso apropiado de dichos espacios, manteniendo bajo su competencia la custodia de la colección, exposiciones y programas del museo. El director debe desarrollar una política redactada para el uso de los espacios del museo de acuerdo con las limitaciones físicas de estos, protegiendo sus colecciones, exposiciones y programas. Si el museo alquila algunos de sus espacios a universidades, colegios o grupos comunitarios, será él, y no la dirección de la universidad, facultad o cualquier fundación relacionada u otra entidad colegiada, quien reciba los beneficios financieros que genere. Del mismo modo, si la universidad o el museo de arte de la universidad operan una tienda, los beneficios deberían ir directamente al museo.
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El director debe ser un participante activo central en cualquier proyecto que implique la modificación, ampliación o renovación de las instalaciones del museo. Ha de participar en la selección de un arquitecto y en la determinación del proyecto del diseño del edificio.
Aunque en algunos casos son deseables los nombramientos conjuntos del personal del museo de arte con otros departamentos, el director tiene la responsabilidad exclusiva de contratar, revisar y despedir a los empleados de acuerdo con las políticas de personal existentes en la universidad.
Los grupos de asesores son, con frecuencia, fundamentales para construir relaciones y apoyo. Si el museo cuenta con dichos grupos, ya sea provenientes de la comunidad, exalumnos o formados de alguna otra manera, el director debe trabajar en estrecha colaboración con ellos para garantizar que sus objetivos y prioridades se ajustan a las del museo. El director debe seleccionar o estar involucrado principalmente en la selección de los miembros de los grupos. Si estos ayudan con la recaudación de fondos para el museo, debe realizarse con la aprobación del director y para las prioridades establecidas con él/ella.
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