«La cuarta planta del Museo Americano de Historia Natural fue siempre para mi como un santuario, un lugar mágico, el sancta sanctorum de mi juventud. La visité por primera vez con mi padre a los cinco años y en aquel mismo momento decidí dedicar toda mi vida a la paleontología».
Stephen Jay Gould (es una cita que no está relacionada con el contenido de la entrada de hoy, pero la hemos puesto porque nos gusta mucho).
Tan pronto como los niños y niñas adquieren la capacidad física de sujetar y manipular objetos, comienzan a jugar con ellos (Hughes, 1999). A lo largo de la infancia, el objeto permanecerá en la rutina del niño todo el día, ocupando aproximadamente entre un 10 y un 15% de su tiempo mientras está despierto (Smith & Connolly, 1980).
Jugar con objetos puede ser definido como «la manipulación activa lúdica» (Bjorklund & Gardiner, 2009). Ejemplos de juego con objetos podrían ser lanzar una pelota o construir una casa con piezas de madera. Aunque existen debates sobre si la exploración de los objetos o los juegos de construcción (es decir, actividad organizada, juego orientado a objetivos, en que los que los niños utilizan diversos materiales para construir las estructuras simbólicas) pueden ser considerados juegos para niños (Pellegrini, 2009; Hughes, 1999 ), varios investigadores , que han profundizado mucho en el tema, han concluido recientemente que estas interacciones con objetos, pueden contemplarse como ejemplos de aprendizaje lúdico (por ejemplo, Fisher et al, 2011;. Hirsch-Pasek y Golinkoff, 2003). Por lo tanto, nuestras reflexiones tendrán también aquí una visión abierta sobre la inclusión de juegos de exploración y construcción dentro de la categoría general de «juego con objetos».
Juegos de exploración
Esta es la primera forma de juego del niño interactuando con un objeto, y comienza, generalmente, alrededor de los cinco meses de edad. En el segundo año, los niños empiezan a combinar objetos en el juego (por ejemplo, jugar con comida de juguete poniéndola en un plato, o construir una torre con un par de bloques). Alrededor de este periodo de tiempo, ya utilizan los objetos según su función pretendida (por ejemplo, los bloques son para apilar). Más tarde, en el segundo año, los niños comienzan a tratar los objetos simbólicamente; por ejemplo, un bloque puede representar un trozo de pastel (Hughes, 1999). Durante los siguientes años, el uso que los niños dan a los objetos en el juego, se amplia con la utilización de los mismos en el «juego simbólico», creando estructuras cada vez más complejas y realistas, algo que se da, normalmente, en los juegos de construcción (Reifel, 1984). También utilizan materiales de última generación para crear representaciones simbólicas de sus pensamientos y del mundo que les rodea (DeLoache, 2004). A los cuatro años, el juego de construcción puede ser responsable de hasta la mitad del tiempo de juego en las aulas de preescolar (Pellegrini y Bjorklund, 2004;. Rubin et al, 1983), y el interés de los niños por este tipo de juegos, se extiende hasta bien entrados los años de la escuela primaria (Christie y Johnsen, 1987).
Objetos del juego, el juego con objetos
Creemos que el juego con objetos hace grandes contribuciones significativas al desarrollo físico, social y cognitivo del niño. La manipulación de objetos pequeños, da a los niños la oportunidad de practicar sus habilidades motoras «delicadas», mientras que jugar con las piezas sueltas de mayor tamaño involucra a las habilidades motoras «pesadas». Como dijimos en el artículo de ayer, el juego interactivo con adultos y con compañeros acelera el desarrollo social de los niños/niñas. El juego con objetos, también contribuye al desarrollo cognitivo, ya que fomenta el aprendizaje acerca de la naturaleza de los objetos, la resolución de problemas, la creatividad, y aumenta sus habilidades fundamentales para la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.
Conocimiento conceptual con el uso de la exploración
Piaget creía que los niños son, en realidad, pequeños científicos, empujados a hacer «experimentos» todos los días para conocer la naturaleza de su mundo. A través del juego individual con objetos y juegos de exploración, los niños son introducidos en diferentes formas de trabajo ( «¿Qué hace esto?»), y adquieren la habilidad para ejercer control sobre esos objetos ( «¿Qué puedo hacer con esto?»; Bjorklund y Gardiner, 2011 , p. 154). La investigación ha demostrado que los niños son capaces de utilizar el juego para razonar sobre los nuevos elementos de su entorno, y para probar hipótesis acerca de cómo operan esos elementos. Los estudios concluyen que cuando a los niños pequeños se les entrega un juguete nuevo que les resulta desconcertante, instintivamente tienden a participar en juegos de exploración, y a tocar y a manipular partes del juguete para averiguar cómo funciona (Schulz y Bonawitz, 2007).
Le Blog
Sorprendentemente, los juegos infantiles con objetos no sólo les enseñan las particularidades de los mismos, con los que interactúan de forma individual, sino que, además, el conocimiento que obtienen a través del juego de exploración, les ayuda a poder agrupar, por categorías, objetos similares. En un estudio realizado por Baldwin, Markman y Melartin (1994), con bebés de entre 9 y 16 meses de edad, se les dieron juguetes con particularidades especiales, tales como un silbato o unas castañuelas, objetos que no poseían, para ellos, propiedades obvias (es decir, para silbar, para castañetear…). Después de mostrarles esos juguetes durante un breve espacio de tiempo, los investigadores entregaron a los niños un juguete similar (flauta y pandereta). Al recibir este» nuevo objeto parecido», los niños trataron de inmediato de reproducir las propiedades de los objetos que no eran evidentes; habían aprendido no sólo sobre los juguetes como elementos puntuales, sino también sobre la categoría de los mismos. A través del juego de exploración, los niños son capaces de aprender acerca de las propiedades de los objetos y de sus usos para poder tocar, oír y ver, pero también pueden experimentar y aprender sobre aquellas propiedades que no les resultan tan fáciles de descubrir.
Solucionar problemas y creatividad
Dada la naturaleza imaginativa y flexible de los juegos, pondremos especial atención en la investigación sobre el desarrollo infantil, así como sobre su relación en la contribución a la solución de problemas de forma creativa. Cuando los niños juegan, experimentan con diferentes comportamientos – construir nuevas torres de bloques, crear nuevas formas con plastilina – actividades que ayudan a desarrollar la creatividad y las estrategias necesarias para afrontar con éxito sus nuevos problemas (Johnson et al., 2005).
Soluciones a problemas convergentes y divergentes
La solución de problemas convergentes, requiere que los niños organicen las piezas de información diversa para llegar a una respuesta correcta. La capacidad para resolver problemas convergentes, se ha relacionado normalmente con el rendimiento de los niños/niñas en test de inteligencia estandarizados, y con pruebas en el aula, que incluyen una solución única para cada pregunta (Guilford, 1967). Un estudio clásico, ilustra el impacto del juego de habilidad de los niños para generar soluciones a los problemas convergentes. Por ejemplo, el método Silva (1977), se basa en que los niños deben recuperar un objeto que se coloca fuera de su alcance, sin moverse de su asiento. El tutor proporciona a cada niño dos palos cortos, que podrían alcanzar el objeto distante sólo si estuvieran conectados entre sí para formar un palo más largo. Los niños que habían tenido la oportunidad de jugar con los palos antes de esta tarea, eran mejores, en la búsqueda de la solución correcta a este problema convergente (es decir, la conexión de los dos palos), que los niños del grupo de control que no habían tenido dicha oportunidad. Los niños de un tercer grupo que observaron cómo un adulto llegaba hasta la solución, también resolvieron correctamente el problema, más rápidamente que el grupo inicial; sin embargo, no estaban tan motivados, o no eran tan persistentes en la resolución, como los niños del primer grupo. Los niños del grupo de control, a menudo se daban por vencidos si veían que no eran capaces de resolver el problema de forma inmediata, mientras que los que habían visto los palos con anterioridad, experimentando soluciones, eran más propensos a seguir intentando nuevas estrategias hasta resolver el problema.
Los problemas divergentes necesitan recurrir a la creatividad en mayor medida (Hirsch-Pasek y Golinkoff, 2003), ya que requieren «solucionadores» de problemas para considerar una serie de posibles soluciones; no hay una única respuesta correcta a un problema divergente. El juego ha sido descrito como «la práctica del pensamiento divergente», ya que en estos juegos, los niños/niñas están constantemente manejando nuevas ideas, y recombinaciones de las mismas, para crear nuevos escenarios (Pearson, Russ, y Spangel, 2008; Singer y Singer, 1990). Los experimentos llevados a cabo, evidencian y apoyan esta afirmación. Por ejemplo, los niños que dispusieron de 10 minutos para jugar libremente con clips, cajas de cerillas, u otros pequeños objetos cotidianos, fueron posteriormente capaces de dar usos más creativos a dichos objetos que los niños que imitaban la forma de interactuar de los adultos con esos objetos, o que no los habían visto con anterioridad.
La investigación también nos indica que las características de los objetos en el juego, están relacionados con la capacidad de resolución de los niños ante los problemas divergentes. Pepler y Ross (1981) experimentaron con dos grupos de niños en edad preescolar, unos que jugaban con un rompecabezas de solución única (es decir, un juguete convergente) y otros con un conjunto de bloques de opción múltiple (es decir, un juguete divergente). Frente a tareas posteriores, los niños que jugaban con juguetes divergentes, eran más innovadores y flexibles en sus enfoques para resolver problemas que sus compañeros, que lo hacían con juguetes convergentes. Mientras que los beneficios de la experiencia con juguetes convergentes se limitaban a resolver tareas similares que planteaban problemas convergentes, los beneficios de las experiencias divergentes estaban relacionados con la solución de problemas de una manera más abierta. Los niños que jugaban con juguetes divergentes, tenían éxito en una serie de tareas de resolución de problemas tanto divergentes como convergentes, lo que sugiere que la participación en actividades lúdicas divergentes, podría ayudar a inculcarles la idea de que no puede haber numerosas soluciones creativas a un problema puntual.
Mañana hablaremos de los juegos relacionados con la ingeniería, las matemáticas y las ciencias.
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Foto principal y para redes sociales: Julie Marie Werner
Un comentario en «Museos: El Poder del Juego (III – Juegos de Exploración)»