En los museos más importantes del mundo, existen verdaderos tesoros que no podremos ver nunca porque están guardados, muy protegidos, en sus almacenes normalmente subterráneos. Los motivos que las direcciones de los museos tienen para apartar estos tesoros de la vista del público son muy variadas, siempre sobre la base de preservar el objeto y de cuidar su integridad. Hace unos días os hablamos de objetos que están guardados y que nunca podremos ver salvo que estemos dentro del grupo provilegiado de los que tienen acceso a esos almacenes, verdaderos museos desaparecidos para el gran público. Os vamos a poner varios ejemplos, hay cientos, pero hemos elegido algunos muy diferentes unos de otros por eso de la variedad.
Comencemos con algo un tanto extraño. El Museo de la noticias de Washington DC, conocido con Newsmuseum, guarda en su almacén las zapatillas con las que el reportero y escritor ganador del Pulitzer Michael Rezendes corrió el Marathon de Boston 2013, aquel en que estallaron las dos bombas. A él no le afectaron las explosiones, pero encontró rápidamente un papel y un bolígrafo para escribir la noticia y enviarla así al Washington Post cuanto antes. No está expuesto porque se considera que la sensibilidad social sobre el acto terrorista está aun muy cercana en la memoria colectiva y no se quiere por el momento hurgar en la herida. Llegará un día en el que se podrá ver expuesto con vestigio de un hecho histórico para Estado Unidos, pero no ahora por el momento.
Van Gogh escribía a su hermano Theo en 1882: «Mi cuaderno de dibujo muestra como trato de captar las cosas en el acto.» Unos 130 años después, cuatro de esos libros, con sus cubiertas originales, se almacenan en el archivo del Museo Van Gogh. El artista siempre llevaba en el bolsillo de su chaqueta un cuaderno, en las diferentes etapas de su vida. Uno de los cuadernos está lleno de dibujos con diferentes escenas que vio en París en 1886 – esculturas del museo, desnudos femeninos y el molino de viento en Montmartre, además incluye, como anexo, la lista de lavandería de su hermano. Su cuaderno de dibujo final tiene dos dibujos de girasoles en floreros, que se ajustan a la altura de sus pinturas icónicas. Son tan frágiles que nadie los puede ver.
El Museo Marítimo Nacional de Greenwich guarda con extremado mimo la bandera recuperada de la batalla de Trafalgar, y que curiosamente es española. Esta bandera se enarboló en dos momentos sumamente importantes en la historia, desde la parte trasera de un buque de guerra español San Ildefonso, que luchó contra la flota británica liderada por Nelson en la batalla de Trafalgar. Estuvo colgada, como si fuera un trofeo, en el techo de la catedral de San Pablo durante el funeral de Nelson el 9 de enero de 1806. Después del funeral de Nelson, se quedó colgada en San Pablo durante todo un siglo. Ahora, pertenece al Museo Nacional Marítimo de Greenwich. La mantienen en almacenamiento por su fragilidad además de que es enorme y no hay y no tienen el espacio necesario para colgar. Es la bandera más grande en la colección del museo, se dobla hacia arriba, envuelto en papel de seda y se almacena en una caja de cartón de largo en el estante inferior de un armario. La bandera del trofeo está hecha de lana y es muy pesada por su tamaño. Muestra las armas de Castilla y León en el centro y el nombre del buque en el polipasto en tinta: San Ildefonso. Se pueden ver los agujeros que hicieron los disparos y las explosiones.La quitaron de San Pablo cuando unos desaprensivos cortaron trozos de la bandera como trofeos.
El último pájaro Dodo fue asesinado en 1844 y este huevo, uno de los 75 huevos restantes de los pájaros extintos, es el más valioso del mundo. Éste se guarda en un almacén secreto del Museo de Historia Natural de Londres, y es tan precioso que pocos empleados tan siquiera lo han visto durante un instante El huevo de color beige está cubierto de líneas onduladas que hacen que parezca que un niño pequeño ha estado garabateando con un rotulador y es tan grande que no lo podríamos tapar con las dos manos juntas. El comisario cuidador del huevo del museo ha estado siempre demasiado nervioso para tocarlo. Fue comprado por un museo de Italia en el siglo IXX por el oologisto (coleccinista de huevos) Robert Champley, quien lo encontró cubierto de tierra y lo cedió al museo.
Zapatos del siglo XVI que se atribuyen al guardarropía de la reina Isabel I. Estos extravagantes zapatos muy probablemente pertenecían a su dama de compañía, Frances, hija del jefe de espías de Isabel, Sir Francis Walsingham. Cuando los zapatos de tacón alto se introdujeron por primera vez en la vestimenta occidental en el año 1500, tenían la suela plana por debajo conectada al tacón, por lo que los tacones no se hundían en el barro (ni en la mierda que había en las calles de Londres, todo hay que decirlo). Este par color crema, está hecho con piel de cabritilla y están decoradas con oro y plata trenzado, lentejuelas y cintas de color rosa. Muy monos pero no parecen muy cómodos, la verdad.
Una manía de Andy Warhol era guardar las cosas de su escritorio día tras día en cajas. Hay 261 en total en el Museo de Warhol de Pittsburg. Nadie las puede ver.
La guerra puede ser una razón muy poderosas para que los objetos de valor incalculable se volatilicen de la exposición pública. En 1988, Afganistán llevaba ya más de diez años de una violenta guerra civil. A medida que la situación de la seguridad en la capital empeoró, funcionarios del gobierno y el Museo Nacional se preocuparon del museo de Kabul, el hogar de miles de objetos históricos y obras de arte, serían destruidos o saqueados. Hicieron un plan para transferir muchos de los objetos de escondites secretos. En 1989, la transferencia se completa, y docenas de objetos históricos de incalculable valor se guardan en el Ministerio de Información y en la bóveda del tesoro del Banco Central en el palacio presidencial. Entre los tesoros escondidos se encuentran piezas de oro de la Edad de Bronce, cientos de monedas antiguas, y el famoso «tesoro bactriano», una colección de cerca de 20.000 objetos de oro, plata y joyas de marfil procedentes del cementerio en Tillya Tepe en el norte de Afganistán.
Pero hay mucho más. Os seguiremos mostrando tesoros escondidos en próximas entradas. Hasta entonces.
Qué pena que parte esos tesoros escondidos no estén a la vista y disfrute del público por culpa de las guerras. Gracias por mostrarnos todas estas «cosas» escondidas.
Isabel.