Viajamos a una ciudad grande o mediana, a una capital europea o latinoamericana, por ejemplo, y lo hacemos con la familia, en pareja, solos, da lo mismo. Si una vez allí decides visitar uno o varios de su museos, creemos que hay diez cosas que deberías saber a la hora de planificar, para que se convierta en una experiencia verdaderamente agradable y formativa. Da igual la naturaleza de la exposición (ciencias, historia, arte, náutica…), estos consejos podrán ser aplicados, si los encontráis útiles, a cualquier tipo de museo. Algunas de las cosas que os proponemos os sonarán obvias, de cajón, pero creemos que conviene recordarlas. De cualquier forma, hay algo muy importante que queda fuera de los consejos y que, en realidad, debería ser espontáneo: comenzar el día con mucha alegría, mucha energía para disfrutar descubriendo cosas nuevas y bellas que hasta ahora no conocíamos. Pues pongámonos en marcha entonces.
1. Vístete con ropa muy cómoda y con bolsillos.
No hay nada peor que la ropa que aprieta ,o cuando se nos hinchan las piernas, o nos hace daño el dobladillo del tiro de tanto andar, o la tela roza la parte interna de los muslos hasta que duele. El calzado y los pantalones deben ser lo más cómodos posible. Si conocéis a alguien que haya hecho el Camino de Santiago, preguntadle cómo llegó vestido y calzado a la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela, quizá os ayude a elegir lo que resulta más cómodo para andar y andar.
2. No llegues cansado al museo.
Nosotros no aconsejamos grandes caminatas por la ciudad antes de la visita a un museo. Es preferible no llegar caminando, salvo que esté al lado del hotel, así conservaremos nuestros pies lo menos cansados posible, porque, y esto es importante, recomendamos ir al museo a primera hora de la mañana, antes que cualquier otra actividad del día. Si llegamos agotados no lo disfrutaremos igual; comenzaremos a pensar en irnos cuanto antes, sin haber visto gran cosa. Una de las experiencias más agotadoras de la visita es seguir el ritmo andar, parar, andar, parar… Hay que tener el tren motor bien engrasado y en forma, para que ni moleste ni acabe siendo él quien dirija nuestro recorrido.
3. Nada más llegar al museo hazte con un mapa de recorrido interior e, incluso, exterior.
Lo ideal es haberse descargado previamente la app del museo, así podremos estudiar tranquilamente qué nos ofrece éste y qué es lo que más nos interesa de él. Recordad que no hace falta recorrerse el museo entero por obligación, no es en absoluto necesario, sólo aquello que realmente os interese. Si no hay app, hazte con un mapa cuando llegues y échale un vistazo, así descubrirás cuáles son los hitos que más te interesan. El recorrido debe ser en dirección «de más a menos interesante» para vosotros; pensad que el tiempo irá pasando y el cansancio aumentará – El cansancio es inversamente proporcional a la atención que ponemos sobre las cosas, ojo a este dato-.
4. Informarnos sobre las actividades para los más pequeños.
Si vamos en familia ,con pequeños, es bueno saber si hay actividades para ellos. Esto es una gran ventaja, porque los peques jugarán aprendiendo y le cogerán el gusto a eso de ir a los museos. Por otra parte, nosotros, los adultos, podremos ir a nuestro aire sin tener que estar pendientes de si se aburren o se cansan. Además, tras una buena sesión de actividades, los peques se muestran más tranquilos y obedientes ¿ o no?
5. Comprobad antes de comenzar el recorrido si el museo tiene espectáculos.
Fundamentalmente para evitar colas. En los museos con IMAX ,es habitual que se formen grandes colas. Lo ideal es saber con antelación si hay algún espectáculo al que queramos asistir, y comprar las entradas on line si no es gratuito (si ya estamos en el museo, conviene hacer ésto lo primero). Preguntamos si hay espectáculos, y si los hay, hacemos esa actividad antes que nada. Nos evitaremos esperas que, en ocasiones, pueden ser muy largas y frustrantes para todos. En ellas es frecuente ver a la gente discutir – se oye mucho la expresión «te lo avisé» -, por algo será; habrá que evitarlo en la medida de lo posible.También es importantes enterarse, desde el primer momento, de si hay exposiciones temporales que visitar como opción. La forma más recomendable de hacerlo es, si el museo tiene taquilla de espectáculos, comprar la entrada con antelación para disfrutar de dicho espectáculo una vez realizada la visita. Es una manera maravillosa de descansar las piernas y los pies.
6. Para hacer fotos en un museo no necesitamos teleobjetivos de medio metro.
Hay museos que permiten hacer fotografías. Los tiempos de los carretes fotográficos de 35mm han pasado a la historia – a menos que seas un profesional o un aficionado extremo -. No es necesario cargar con un gran equipamiento que pese y sea incómodo de transportar. La mayoría de los smartphones disponen de una resolución suficiente para que las fotos salgan perfectas; además, nos ofrecen la posibilidad de compartirlas con nuestros círculos de forma instantánea. No hacen falta cámaras reflex; usad el móvil para las fotos y aseguraos de desactivar el modo flash si no queréis que os llamen la atención. Si además lo hacéis con el sonido de llamada, los que estén a vuestro alrededor os lo agradecerán. Lo de los bolsillos en los pantalones o faldas es importante, porque no vamos a llevar bolsas ni mochilas en el recorrido, las dejaremos en las taquillas. Las manos siempre libres. En los bolsillos se pueden guardar el mapa y el móvil.
7. Sin prisas, no hay que agobiarse con el tiempo.
Si nos gusta algo en concreto, dediquémosle todo el tiempo necesario, sin pensar en lo que aún nos queda por ver. Es conveniente que observemos las cosas con tranquilidad y sin asignar ritmos. Hemos visto personas que dedican exactamente el mismo tiempo a mirar cada pintura, a un ritmo invariable de «x» segundos por cuadro. No creemos que esa sea la forma de disfrutar de la visita. Ese es el tipo de visitantes que se obligan a si mismos a ir al museo porque hay que ir ,o porque no encuentran otra cosa mejor que hacer. Error.
8. Haz descansos.
Los museos, en general, disponen de cafetería para poder tomar algo a mitad del recorrido, o cuando se desee. Si son pequeños, al menos dispondrán de máquinas de vending y de algún lugar para sentarse tranquilamente. Es más que recomendable hacer este tipo de descansos, reconfortan y sirven para poder afrontar un replanteamiento del recorrido, dependiendo de lo que ya hayamos visto y nos falte por ver. Teniendo en cuenta que en los museos con cafetería puede ocurrir lo mismo que en los aeropuertos – comida cara y mala -, podemos salir al exterior y visitar una que esté próxima, siempre que el museo admita entrar y salir, claro está. Lo mejor es no complicarse la vida y tener claro que el sandwich y el café no van a tener tres estrellas Michelín.
9. Visitar la tienda de museo.
Casi siempre lo tendremos que hacer, sí o sí , ya que nos harán salir del museo por la tienda. Las de algunos museos son verdaderos supermercados, donde se puede comprar casi de todo. También hay que decir que, en ocasiones, podréis hallar en ellas cosas verdaderamente originales, aunque sean «made in China» la mayoría. Para encontrar regalos, son sitios muy interesantes, y a veces disponen de ofertas. Lo más popular de estas tiendas, como bien sabéis, son los posters, los imanes de frigorífico y las camisetas, las omnipresentes tshirts, que pueden ser un buen regalo llegado el caso. Los museos de ciencias grandes, suelen tener cosas realmente raras en sus tiendas, convirtiéndose en auténticos museos por si mismas.
Y 10. No tiréis los mapas e intentad conservar toda la información del museo que podáis para los que vayan detrás.
Así tendréis ocasión de darles, de primera mano, todo tipo de información previa, además de consejos y de compartir experiencias. Recomendar visitas a museos es algo muy importante, potencia una labor divulgativa de la cultura y el conocimiento muy necesaria, sobre todo pensando en los más pequeños. La experiencia de uno puede ser un regalo valioso para el otro. No es aconsejable avasallar a nuestros amigos con inacabables sesiones de proyección de fotografías de todas y cada una de las piezas del museo, no es necesario. Mejor que lo vean ellos por si mismos.
Esperamos que disfrutéis de vuestra próxima visita a un museo, y que nos hayamos resultado demasiado obvios…
Recursos bibliográficos asociados:
American Association of Museums (1994): Museums count. Washington, D.C.: American Association of Museums.
Americans for the Arts (2002): Arts and economic prosperity; The economic impact of non-profit arts organizations and their audiences.
Green, J. (1993): Getting started: How to succeed in heritage tourism. Washington, D.C.: National Trust for Historic Preservation.
History, Arts and Libraries (2005): http://www.michigan.gov/hal
Fotografía: Museum fatigue de Kelley Dallas.
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