Patrimonio Cultural, Museos y Experiencias Digitales

Patrimonio Cultural, Museos y Experiencias Digitales

 

El Patrimonio Cultural está inherentemente conectado a la idea de conservación a través del uso activo (Irace, 2014), considerándose un organismo en evolución que puede «incrementarse» con la producción de nuevos bienes, tanto tangibles como intangibles y que podría incluir, entre otras cosas, la restauración arquitectónica y ambiental, con el objetivo de mejorar y transmitir dicho patrimonio. Pero también pueden producirse intervenciones artísticas y diseño de representaciones. Esto último comprende, además, un componente intangible en su capacidad de identificar el cambio social y posteriormente proponer nuevas formas de uso. Esta interpretación ha evolucionado hacia la definición angloamericana del patrimonio cultural, cuyo objetivo es crear «sinergias entre el patrimonio cultural pasado y las creaciones contemporáneas, y para ello deben promoverse las artes y oficios vivos que fomenten el diálogo entre generaciones, con la integración del patrimonio cultural en la vida cotidiana local». En este contexto, la tecnología moderna nos ofrece nuevas oportunidades para explorar sinergias entre el patrimonio cultural y los usuarios finales, aprovechando la economía, la identidad comunitaria y los territorios locales.

Además, según el reciente programa de trabajo de la Comisión Europea, dentro del programa Horizonte 2020, es fundamental impulsar la investigación sobre el patrimonio cultural digital de Europa, y proporciona beneficios a largo plazo. La integración de conocimientos relacionados con el patrimonio cultural conducirá a asociaciones más innovadoras entre las autoridades públicas, las comunidades locales y las industrias creativas, así como a la educación y la transferencia de conocimientos a otras áreas socioculturales. Por lo tanto, el diseño para el patrimonio cultural también engloba métodos y técnicas que deben considerar el sistema de dicho patrimonio de una manera multidimensional, es decir, cognitiva, social, simbólica y digital, en un territorio o comunidad determinados.

La experiencia de los museos de vanguardia incluye una larga lista de estudios sobre el uso de la tecnología digital. En ellos, se señalan las fortalezas y debilidades en términos de métodos y aplicaciones, mediante la evaluación de los principales museos de todo el mundo. Las diversas características probadas introducen el uso de aplicaciones en línea y dispositivos móviles, generando un diálogo entre el visitante y el museo que va más allá de las audioguías tradicionales. De esta manera, las colecciones de los museos se pueden explorar utilizando canales adicionales, como las reconstrucciones virtuales o los escenarios de juegos en el sitio, pero también mediante otros medios convencionales que muestran, entre bastidores, información sobre las exposiciones y sus escenarios. Podemos disfrutar, así, de los contenidos de las exposiciones en redes sociales a partir de imágenes compartidas, y con archivos de audio y video.

Por otro lado, los estudios nos muestran un mayor interés de los visitantes por interactuar con las colecciones de manera original y participativa (Solima, 2012), en particular mediante la explotación de las funciones que ofrecen los nuevos medios digitales. En un entorno tan dinámico, los objetivos de marketing y comunicación convergen, y el papel educativo de los museos puede promover el aumento de las audiencias (Stamp, 2014). Muchos estudios recientes también cuestionan el futuro de los museos, particularmente en el caso de los de arte moderno. Es sabido que los museos se han enfrentado a dificultades crecientes – y más ahora en tiempos de pandemia – debido fundamentalmente a la crisis económica, pero también a los cambios en las prácticas culturales y al desafío, cada vez mayor, de la globalización. Estos fenómenos han socavado el funcionamiento de los museos y su identidad, suscitando numerosos problemas muy delicados y conduciendo a repensar su modelo tradicional.

En este escenario, los museos parecen estar evolucionando últimamente hacia lugares dinámicos donde se ofrecen diferentes eventos culturales a públicos diversos y amplios. Los visitantes a menudo se sienten intrigados por los espectáculos especiales que se ofrecen en los museos, por los que incluso recorrerían un largo camino, similar a un gran evento internacional o un concierto (Costanzo, 2012). En efecto, desde mediados del siglo XX, el rol del museo ha comenzado a alejarse de ser un mecanismo de conservación pasivo pasando a ofrecer una forma de entender el presente (Quintavalle, 1982, pp. 11-34), actuando como un laboratorio experimental y experiencial con la organización y producción de eventos en el campo del teatro, el cine y el marketing. Este es el enfoque que se encuentra en la obra visionaria de Giulio Carlo Argan (1982), inspirada, en parte, por la innovación del museo en la apertura en 1977 del Centro Pompidou en París.

Otro aspecto interesante se discute en la obra de Nicholas Serota (Serota, 1996), donde la nueva perspectiva del museo contemporáneo se fundamenta en un estudio de la relación transformada entre la sociedad contemporánea y la obra de arte: en línea con los rasgos lúdicos y performativos de arte contemporáneo, los visitantes son estimulados emocionalmente por las colecciones y contenidos, alejándose de la experiencia analítica e interpretativa tradicional basada en la participación racional. En este sentido, Serota considera que los visitantes y la comunicación artística son procesos centrales de la transformación de los museos, más que la obra de arte en si. De hecho, el papel del público ha cambiado en las últimas décadas, ya que se ha convertido, en cierta medida, en obras de arte: se les invita a interactuar con objetos, obras y artistas a través de las relaciones físicas, participando de primera mano e integrándose con actuaciones y eventos.

La historiadora Granier (2013) basa su análisis en el ejemplo del museo francés – cuyo papel humanista se remonta a la Ilustración – y lo compara con varios contextos internacionales y con la transformación cultural actual. Granier sugiere «le musée polymorphe», un modelo que adopta nuevas formas de transferir conocimiento y se erige como un organismo vivo, ajustándose a la evolución de las necesidades sociales. Este nuevo modelo va más allá de la distinción tradicional entre los diferentes tipos de museos – arte, ciencia, tecnología, etcétera – y ofrece una lmagen de éstos como lugares de conocimiento público, con potenciales implicaciones socio-políticas.

Esta visión está relacionada con el famoso libro de André Malraux, «Le Musée Imaginaire», escrito en 1947. La obra predijo con bastante precisión la evolución del sistema del arte desde la década de 1960 hasta la era contemporánea, en particular con respecto a su transformación desde un sistema cerrado a otro que integra influencias de varios aspectos sociales. La teoría del Museo Imaginario justifica la presencia – en un mismo lugar – de obras diversas, y posiblemente en contraste o en oposición, en función y calidad, ya que comparten la noción amplia del Arte. Malraux identifica una transformación continua del «lenguaje de las formas», por lo que el museo pasa a ser el lugar de encuentro y las obras «hablan» el lenguaje del contenido en constante cambio. A través de nuevos medios de reinterpretación y re-vivencia, ofrecidos por la cultura digital y la tecnología moderna interactiva, el Museo Imaginario se convierte en un espacio mental donde todas las obras de arte pueden hablar entre sí, respetando las diferencias de cada una.

En todo lo que hemos mencionado hasta ahora, el aspecto más importante es la nueva forma de comunicación entre visitantes y museos; hablamos del paso a una era totalmente nueva.

Teniendo en cuenta las diferentes perspectivas sobre esa nueva comunicación y el concepto actual de los museos, podemos seguir las directrices de la Comisión Europea sobre cultura y creatividad, tal como lo expresa «Europa Creativa» (2014-2020). El Programa tiene como objetivo fomentar proyectos innovadores capaces de contrarrestar las limitaciones y obstáculos que afrontan actualmente los sectores culturales; y, en particular, en el apoyo transnacional de estos proyectos, promoviendo su circulación, aprovechando las oportunidades que surgen de la nueva cultura digital y ampliando su alcance al experimentar con nuevas formas de participación (Stamp, 2014).

Es evidente que la tecnología digital está transformando los museos en espacios híbridos y complejos, donde las vidas virtuales de personajes e historias se mezclan con la dimensión física de las colecciones (Irace, 2014). La cultura digital en los museos ha crecido de la mano de la transformación de la noción de accesibilidad del conocimiento, hasta el punto de que una experiencia de museo virtual puede ser una alternativa altamente inclusiva a una visita más tradicional. El proceso de comunicación del museo también se está convirtiendo en una herramienta clave, similar a un producto cultural que lleva el mensaje del museo y de sus colecciones a los visitantes, y cuyo valor aumenta gracias a la interacción con el público, tanto en el espacio del museo como a través de la difusión digital: canales y redes sociales. Una de las funciones principales de la comunicación de los museos es transmitir una identidad de marca; sin embargo, en este entorno se impone recurrir a herramientas que ofrezcan formas experimentales y emocionales para crear una relación sólida y recurrente entre los visitantes y las colecciones.

En este sentido, se sugiere que el patrimonio cultural y las colecciones de los museos pueden representar una experiencia de narración en vivo, beneficiándose del hecho de que el diseño impulsado por la tecnología es capaz de abrir oportunidades innovadoras para transmitir conocimientos e información a través de la experiencia. Esta interpretación también permite resaltar el valor del patrimonio cultural como «conservación a través del uso», incorporando los componentes antropológicos y sociales de las comunidades que participan en dicho «uso» (Irace, 2014).

Recurso bibliográfico:

Federica Dal Falco y Stavros Vassos (2017): Museum Experience Design: A Modern Storytelling Methodology, The Design Journal, 20:sup1, S3975-S3983, DOI: 10.1080/14606925.2017.1352900


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