Conservación de Textiles en Museos

Conservación de Textiles en Museos

 

Los museos tienen colecciones para muchos propósitos:

  • Educación.
  • Archivos de evidencia histórica.
  • Demostraciones de la función de los objetos.
  • Exposición o exhibición.
  • Conservación.

Para cada uno de ellos, la colección debe mantenerse siempre en buen estado y ha de ser auténtica. La conservación se convierte, pues, en la función primordial de cualquier museo. Es una actividad especializada y profesional, con sus propios esquemas de formación, cuerpos profesionales y códigos de conducta y ética.

En los primeros años de la conservación, el objetivo era restaurar el objeto, a veces con crudeza, devolverlo a su antigua gloria. Pero la restauración en los museos actualmente se suele definir como «devolver los objetos a un supuesto estado anterior».

Los textiles de las colecciones varían enormemente. Son apreciados por su interés histórico, atractivo estético y significado cultural. Debido a su gran interés y valor, los textiles, particularmente los trajes históricos, se suelen exhibir permanentemente en la mayoría de los museos. Pero nuestro gran interés por ellos puede convertirse en su mayor enemigo. Con una mejor comprensión de cómo manejar, exhibir y almacenar elementos textiles de forma segura, será posible mejorar su conservación y garantizar así el acceso continuo a la información histórica y cultural, disfrutando del placer estético que nos regalan.

La conservación (preventiva y correctiva) es esencialmente una operación destinada a prolongar la vida de un objeto, y tiene como resultado prevenir, por un período más o menos largo, su deterioro natural o accidental.

Conservación preventiva.

La conservación preventiva es un factor importante en la política de todo museo y del cuidado de las colecciones. Constituye una responsabilidad esencial crear y mantener un entorno protector bajo su cuidado, ya sea en reserva técnica, exhibición o en tránsito. Un museo debe monitorear cuidadosamente el estado de las colecciones para determinar si un objeto requiere un trabajo de conservación o los servicios de un conservador cualificado. Su objetivo es retrasar el deterioro proporcionando un entorno favorable para los objetos.

Según el Consejo Internacional de Museos (ICOM), la preservación es una acción que se emprende para retardar o prevenir el deterioro o daño de los bienes culturales mediante el control de su entorno y/o el tratamiento de su estructura, a fin de mantenerlos, en lo posible, en un estado inalterable.

La persona que conserva los objetos y elementos del museo se conoce como conservador. Su función es anular o, al menos, reducir la tasa de deterioro de dichos objetos mediante metodologías preventivas e interventivas.

Conservación correctiva / curativa / interventiva.

La conservación correctiva (curativa-interventiva) alude a cualquier acto que suponga una interacción directa entre el propio profesional y el material cultural a intervenir. 

Los tratamientos de intervención pueden implicar la limpieza, estabilización, reparación o, incluso, el reemplazo de partes del objeto original. Es esencial que el curador justifique plenamente dicha intervención. La documentación completa de cada acción, realizada antes, durante y después del tratamiento, eliminará dudas posteriores. Simplemente, se refiere a la acción que se realiza para tratar los defectos ya presentes en el objeto, protegerlo de daños mayores y mantenerlo en buenas condiciones o restaurarlo.

Conservación Textil.

La conservación de textiles engloba los procesos mediante los cuales se cuidan y mantienen para preservarlos de daños futuros. El concepto se aplica a una amplia gama de objetos que contienen textiles, como tapices, alfombras, edredones, banderas, ropa, cortinas, muebles tapizados, muñecos y accesorios como abanicos, sombrillas, guantes y sombreros.

Factores que conducen al deterioro de los textiles.

Los textiles de los museos están compuestos principalmente por fibras naturales. Como son de naturaleza orgánica, se muestran susceptibles a varios factores de deterioro, naturales y artificiales. Es importante que quienes cuidan las colecciones sepan qué causa el daño a los textiles, reconozcan los síntomas y, lo más importante, sean capaces de prevenir el daño.

Factores naturales.

Los textiles de naturaleza orgánica son susceptibles a daños por luz, calor, humedad, plagas y contaminantes. Conozcamos más a fondo el efecto de estos factores y cómo prevenir el posible deterioro que causan

Luz.

Una de las mayores amenazas para los textiles es la luz natural, una forma de energía que puede decolorar y causar la degradación física de las fibras. La exposición a la luz natural y a sus rayos ultravioleta puede amenazar el longevidad de los textiles. La luz ultravioleta es la responsable directa de los daños progresivos. La luz natural es la fuente más común de luz ultravioleta, que se halla presente en la luz solar y es emitida por muchas bombillas. Es capaz de causar la mayor cantidad de daño en el menor tiempo. Produce el desvanecimiento de colores y alteraciones de los tonos, que son los primeros signos fáciles de detectar como daños leves. En un primer momento, los objetos pierden su flexibilidad y se van volviendo débiles y quebradizos. Posteriormente, se rompen en lágrimas y fragmentos, y finalmente se convierten en polvo. Este proceso puede ir acompañado de un amarilleamiento general y un pardeamiento del tejido, que es buen un indicador del mal estado.

Prevención de daños por luz:

  • Minimiza la intensidad de la luz que incide sobre cada objeto.
  • Expón los objetos a la luz durante un período mínimo de tiempo.
  • Elimina las radiaciones foto-químicamente activas de la luz.
  • La opinión general es que el nivel máximo de iluminación para objetos susceptibles, como son los textiles, no debe exceder los 50 lux.

Humedad y Calor.

El clima juega un papel importante en el mantenimiento de los objetos del museo en buen estado. Si las condiciones climáticas no son favorables, una cadena de reacciones comenzará a dañar las exposiciones. Es necesario mantener el clima interior controlado, particularmente la temperatura y la humedad relativa.

La humedad, ya sea en estado líquido o en forma de vapor, es una causa especialmente grave de deterioro para los textiles. La alteración por subidas y bajadas de la humedad conduce a una constante expansión (hinchamiento) y contracción (encogimiento) de los textiles que son de naturaleza higroscópica. Una humedad elevada favorece el crecimiento de microorganismos que infestan los materiales orgánicos, como los textiles. En cambio, si es baja, afecta a los textiles por desecación, volviéndolos quebradizos, frágiles y difíciles de manejar, ya que afecta a su flexibilidad.

Prevención de daños por humedad y calor.

Es imprescindible tomar medidas sobre los niveles de humedad con la implementación de controles eficaces. Los termohigrógrafos funcionan sin descanso para registrar la humedad relativa y la temperatura. Sería conveniente prestar atención a lo siguiente:

  • Controla la humedad y la temperatura del aire. Las temperaturas, tanto bajas como altas, son indirectamente destructivas. Te recomendamos que la humedad relativa se mantenga en 55% ± 5 y la temperatura entre 20 °C a 22 °C ± 2 °C.
  • Si es necesario, utiliza humidificadores o deshumidificadores para controlar el ambiente del museo.
  • Aunque las bajas temperaturas aplacan a las plagas y el moho, no permitas que desciendan por debajo del punto de congelación.
  • Evita almacenar textiles en áreas con problemas naturales del edificio, como pisos superiores secos y calientes o sótanos húmedos.
  • Permite que el aire circule, evitando el hacinamiento en las cajas de almacenamiento y en los armarios.

Plagas.

Las plagas son otra amenaza importante para una colección textil, ya que hay numerosos bichitos que pueden causar daño a las fibras. Entre los más comunes están las polillas, los escarabajos de alfombra, las termitas y los roedores. La amenaza de los insectos es mayor en climas tropicales que en zonas templadas, ya que las altas temperaturas y la humedad favorecen su reproducción. Algunos de los insectos causan estragos en su forma larvaria mientras que otros lo hacen de adultos. Las polillas de la tela se sienten atraídas por las fibras de proteínas y, especialmente, les gusta a rabiar la seda, la lana y las plumas. Una infestación se puede identificar por la evidencia de capullos blancos en los textiles, o, simplemente, avistando insectos. Las lepismas son insectos consumidores de almidón, que generalmente se encuentra en el encolado u otros tratamientos aplicados a las telas, así como en textiles fabricados a base de plantas como el algodón o el lino.

Prevención de daños por plagas.

La prevención del daño causado por los insectos resulta más segura tanto para las personas como para el medio ambiente. Se trata de una acción relativamente fácil y económica – comparada con el uso de pesticidas – para curar una infestación desenfrenada.

  • Mantén el ambiente del museo fresco y seco.
  • Asegúrate de que los espacios están limpios, ordenados y libres de basura, por dentro y por fuera. Los desechos de las aves que se posan en las canaletas y los espacios del techo son una fuente común de infestación.
  • Si es posible, reserva un área lejos de las zonas de almacenamiento y exposiciones donde se empaquetan y desempacan los objetos entrantes y salientes y donde los artículos sospechosos pueden ser puestos en cuarentena.
  • Revisa regularmente si hay infestación en todos los lugares oscuros, cálidos y tranquilos, como debajo de los gabinetes, áticos y sótanos, y debajo de alfombras y cortinas.

Mohos y hongos.

Los brotes de moho y hongos se producen en ambientes húmedos cuando hay poco movimiento de aire. Si encuentras un crecimiento peludo, manchas dispersas en los textiles o un olor a humedad en el aire, es un indicador de un posible daño por moho. Los mohos son capaces de deteriorar permanentemente o manchar los textiles y, finalmente, éstos pueden perder su resistencia por completo. Se recomiendan máscaras antipolvo, gafas protectoras, guantes desechables y monos (overoles) para manipular textiles mohosos.

Prevención de daños por moho.

Controlar el medio ambiente es la única protección realmente eficaz contra el moho. Aunque se han probado muchos tratamientos en el pasado, no existe uno que prevalezca una vez que el moho se ha establecido en un textil.

  • Mantén la humedad relativa por debajo del 65% y la temperatura por debajo de 18°C.
  • Asegúrate de que circule el aire. Evita, especialmente, poner las cajas de almacenamiento en contacto con paredes húmedas y cajas de embalaje si existe el menor riesgo de humedad.
  • Evita la propagación de la contaminación.
  • No desembales textiles mohosos cerca de otros objetos ni reutilices cajas que hayan contenido textiles infectados para otros objetos.
  • Envuelve los objetos infectados en papel tisú sin ácido para evitar que las esporas se propaguen y, al mismo tiempo, garantiza la circulación de aire.

Polvo.

El polvo es un contaminante de partículas finas suspendidas en el aire que puede contener mezcla de diversos materiales, como fibras, partículas de suelo, fragmentos de piel, cabello humano y animal, partículas de contaminación del aire – como hollín  y cenizas -, esporas de moho, fragmentos de pintura y polen.

El polvo recién asentado en la superficie de los textiles se puede eliminar, pero con el tiempo se incrusta entre las fibras y es casi imposible de limpiar. Al proporcionar alimento, también puede albergar plagas.

Prevención de daños por polvo.

  • Utiliza vitrinas de calidad de conservación de fabricantes especializados, diseñadas para sellar contra el polvo.
  • Evita la exposición abierta y asegúrate de que todos los textiles que están al aire libre se limpian al menos una vez al año mediante una aspiración suave realizada por personal capacitado.
  • Protege los textiles envolviéndolos y cubriéndolos con materiales antipolvo cuando se hallen fuera de vitrinas o cajas. Todas las envolturas deben ser permeables al aire; utiliza plásticos impermeables, como las láminas de polietileno, solo para proteger los textiles contra el agua en caso de emergencia.
  • Asegúrate de que los textiles no entren en contacto con superficies polvorientas, como mesas y tapas de cajas. Utiliza envolturas antipolvo limpias situadas sobre ellas cuando coloques los textiles para su inspección.

Factores humanos.

Los daños causados por los seres humanos son numerosos y variados: las lesiones en los textiles por manejo inadecuado, negligencia, mal almacenamiento y accidentes, se encuentran entre los más frecuentes. Los tejidos se rasgan por los pliegues porque se almacenan doblados. Los daños son físicos y pueden evitarse, en gran medida, mediante un trato cuidadoso y observando los procedimientos correctos de embalaje y almacenamiento.

Almacenamiento de Textiles.

Todos los objetos de una colección se ven afectados por condiciones de almacenamiento adversas. Dado que los cambios se producen gradualmente durante un largo período de tiempo, los efectos no siempre son obvios. Normalmente, son irreversibles o requieren un tratamiento complejo y costoso. Un buen almacenamiento y control del medio ambiente previenen el daño físico y ayudan a frenar el deterioro químico, aumentando en gran medida la vida útil de los objetos textiles.

Las condiciones ideales de almacenamiento son las medidas ya comentadas para prevenir todo tipo de daños en situaciones ambientales adecuadas. La luz debe mantenerse al mínimo. Solo se requiere en el caso de que los textiles sean objeto de observación – cuando están siendo incorporados, tratados o usados para una investigación, por ejemplo -.

Los textiles deben almacenarse según el tamaño y la necesidad del propio objeto.

Condiciones ideales para exhibir textiles.

Los textiles deben protegerse de contaminantes, polvo e insectos. Los productos químicos presentes en el aire que afectan con mayor frecuencia a los textiles son el humo, el aceite y los ácidos. El humo provoca manchas y decoloración, extremadamente difíciles de eliminar. Los textiles que se exhiban en una habitación con chimenea o dónde se permita fumar deben guardarse en contenedores a prueba de humo, como marcos sellados o cajas sellables. Los ácidos también se desprenden en pequeñas cantidades por algunos tipos de plástico y tiras antiplaga, por lo que éstas no deben usarse dentro de áreas cerradas de almacenamiento y exhibición.

Esperamos que todos estos consejos te hayan sido de gran utilidad. Si tienes alguna duda o pregunta ponte en contacto con nosotros: gestion@evemuseos.com

Recurso bibliográfico:

Human Ecology and Family Sciences (2019): Textile conservation in Museums. Documento.

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