Regeneración y Uso del Patrimonio Industrial

Regeneración y Uso del Patrimonio Industrial

 

Los museos de la técnica han evolucionando desde sus comienzos, en cuanto a la preservación y exposición de colecciones de artefactos con valor histórico, hasta convertirse en un instrumento eficaz para comprender la funcionalidad de los logros técnicos creados por el hombre a lo largo de la historia, o en una época concreta. En los últimos años, los museos técnicos especializados en la preservación del patrimonio industrial han ido adquiriendo un mayor papel cultural, al transformarse en una herramienta útil para el desarrollo de regiones que necesitaban reinventarse para encarar la crisis.

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Por otro lado, los museos y las organizaciones culturales constituyen una buena forma de aportar vitalidad a las ciudades a partir de la idea de la «regeneración urbana», algo que incluye el desafío de lograr una remodelación estratégica a largo plazo tanto en ciudades como en barrios. Las inversiones culturales, que combinan estrategias de turismo con las de recuperación de valores e identidades culturales locales, se han convertido, en este contexto, en catalizadores efectivos para los procesos de renovación urbana (Bianchini, 1993, Geronimi, 2006). El concepto de regeneración cultural es complejo e incluye, además, la preservación y la capitalización cultural del patrimonio industrial abandonado (Preite, Maciocco, 2000, Massarente, Ronchetta, 2004, Scott, 2007). Como es bien sabido, la reutilización de edificios deshabitados para convertirlos en museos, ha sido una de las principales acciones de las políticas administrativas en la nueva creación de museos desde la Revolución Francesa (Lorente, 1996). Asimismo, un proceso de inventario patrimonial podría dar lugar a una capitalización de los sitios industriales y generar valor para el turismo (Đurović, 2010).

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Concretamente, las transformaciones de carácter cultural, centradas en la preservación de los bienes del patrimonio industrial, se produjeron como parte del posmodernismo, convirtiendo las antiguas fábricas en museos (Lorente, 1996). A partir de las denominadas «ciudades de fábricas» (Grandi, 1991), ha sido posible reinventar nuevas formas de actividad que se traducen en una reconversión del capital físico industrial, gracias a su capacidad de crear valor, no únicamente dentro de las instalaciones industriales, sino de toda la vida social que compone la mística del valor del trabajo, como, por ejemplo, la cultura de los mineros en la Comarca Minera de Asturias (España) (Grandi, 1991 citado en Merciu, 2010). Asimismo, el desarrollo del turismo patrimonial se entiende no solo como uno de los pilares del desarrollo económico y social alternativo para reemplazar a la industria minera desactivada, sino también como un agente activo en el proceso de definir las diversas identidades colectivas (Ballesteros y Ramírez, 2007 citado por Gorjup-Kavčič et al, 2010).

Christian Pearson

Actualmente, en esta era postindustrial, comienza una nueva fase en la evolución de las ciudades industriales, -reflejada en la sucesión de reorganizaciones económicas-, encarando el problema de la reconversión de sitios industriales abandonados (Merciu, 2011). Las industrias fuera de servicio deberían convertirse en museos técnicos (Informes Nacionales TICCIH sobre el Patrimonio Industrial). Bulegato (2008) considera que aquellos museos dedicados a la industria, a través de sus vínculos con la tierra, poseen su propia identidad cultural (Massarente, Ronchetta, 2004). La conversión cultural de los sitios industriales también adquiere el papel de evocador de la memoria de la colectividad local. Son sitios que ganan atractivo desde el punto de vista de la comprensión y la observación del proceso de trabajo en la industria: «el concepto de la observación del trabajo» (Mc Boyle, 1994 citado por Iancu, 2008), ya sean industrias extractivas, siderúrgicas, textiles o de alimentos. Por otro lado, existen en todo el mundo instalaciones industriales en servicio, donde se pueden organizar visitas guiadas para observar el proceso de producción. El sector industrial se caracteriza por contar con una creación de trabajo que no se  observa en otros campos de actividad laboral.

Pallon Daruwala

Asimismo, podemos reflexionar sobre los efectos de las recientes transformaciones económicas y sociales en el ámbito cultural, aquellos relacionados con las ciudades industriales que sufrieron los cambios más dramáticos. En lo que concierne a la parte cultural, la conversión de sitios industriales abandonados en instalaciones manifiestamente culturales y turísticas, refleja la capacidad de recuperación y restauración de áreas aparentemente privadas de valor económico y atractivo turístico. Si bien el proceso de conversión de estas instalaciones es más difícil de lograr, debe establecerse un comienzo y una continuidad para que puedan redefinirse las zonas industriales que se sometieron a una reconversión funcional. En este contexto de profundos cambios económicos y sociales, el patrimonio se considera un instrumento útil para redimir territorios y reducir el mal funcionamiento de los espacios que han sufrido esas reorganizaciones funcionales. El patrimonio es un área importante en la preservación de territorios (Verret, 1995), y al mismo tiempo debe servir como una forma de legitimar la identidad de los grupos sociales. La patrimonialización se puede definir como un proceso de reinversión, que actualiza espacios obsoletos. Los museos técnicos pueden convertirse en un instrumento para revitalizar la economía de la reestructuración funcional de regiones desfavorecidas, identificando un nuevo tipo de modelo en la evolución de los museos técnicos, es decir, el ecomuseo, cuya función es capitalizar in situ los activos del patrimonio industrial, entre otros. Nuestro interés por la capitalización museística de los activos materiales-culturales generados por actividades económicas de antaño- típicamente tradicionales y que se remontan a un período de tiempo significativo-, pueden situar los valores tecnológicos y culturales de las exposiciones a la vista de todos. La actual forma de presentar los museos técnicos refleja su calidad como un símbolo característico de la cultura local. Dichos museos técnicos pueden convertirse en un medio para transmitir una imagen positiva de las ciudades industriales, que podrían evolucionar hacia un nivel más alto de eficiencia y convertirse en centros turísticos culturales y en «minas» de definición de la cultura local pensando en las generaciones futuras.

Hieper Blunier

La implementación del proceso de regeneración cultural a nivel de ciudades industriales permite alcanzar el progreso, desde la categoría de centros urbanos no estéticos a localidades capaces de ofrecer una serie de hitos culturales, distintos de los que estamos acostumbrados a ver. Con el tiempo, esos hitos culturales vinculados al patrimonio industrial demuestran ser auténticas atracciones culturales. Aunque solemos considerar un destino turístico desde la perspectiva de sus significados estéticos- igual que la idea de lo» bello» se asocia con el turismo-, los activos del patrimonio industrial, sin estar en esta categoría, tienden a convertirse en visitas frecuentes. Al final , la revalorización de las áreas urbanas se basa en una explotación de la creatividad, a partir del principio de que la cultura es la fuerza que genera una multiplicación de puestos de trabajo (Sasaki, 2010, Westadovski A., 2009).

Pallon Daruwala

Los museos actuales se distinguen de los de antes por su capacidad para sorprender a los turistas que los visitan. Pero deben ganarse también a la comunidad local como turistas nacionales. Hoy en día, los museos tienden a escapar de la estabilidad y la postura estática de los museos clásicos. El éxito de un museo resulta visible y viable si está fuertemente anclado en la cultura e historia locales. También es necesario involucrar a la comunidad para establecer y mantener el museo, a fin de transmitir fácilmente a los turistas su importancia cultural, ya que el éxito se traduce en el flujo de éstos, que son los que validan la importancia cultural del destino turístico respectivo. Pensemos que la capitalización cultural y turística de un sitio industrial arrastra otros elementos relacionados con el proceso turístico. Como ejemplo, los barrios de trabajadores, que son una expresión social del proceso de industrialización. Estas áreas fueron humanizadas por la presencia de trabajadores que lo lograron gracias a una labor diaria e, incluso, al sacrificio de sus propias vidas. En virtud de su función cultural, los museos técnicos se incluyen en la categoría de recursos turísticos hechos por el hombre, una realidad que puede favorecer su incorporación a las estrategias de desarrollo de las áreas afectadas por la reorganización económica, que cuentan con un papel bien definido y un lugar en el sistema de capitalización turística de esas regiones.

Fubiz Media

Los activos «creados» por la industria en el pasado, permiten situar al patrimonio industrial en el candelero, a partir del proceso de restauración urbana como elementos de la historia y la cultura de las áreas industriales (Merciu, 2011). Siguiendo con el ejemplo anterior, la conversión de minas cerradas en museos temáticos, y su inclusión en el circuito turístico, aseguran la preservación de los elementos de la cultura industrial local y, al mismo tiempo, representan una oportunidad para el desarrollo sostenible de las áreas urbanas que han sido funcionales. El abandono de las instalaciones mineras puede provocar, con el tiempo, un deterioro constante de estos activos que evocan el pasado industrial (Corti, 1991, Holika y otros, 2010) y causar pérdidas tanto en términos materiales como culturales, ya que los activos de patrimonio técnico e industrial se consideran componentes del patrimonio de la cultural nacional.

Fubiz Media

Para finalizar, decir que la diversificación de la tipología de los museos técnicos se debe a la influencia de los grandes cambios que se han producido a escala local y global en las últimas tres décadas, tanto en términos económicos como sociales. La apertura hacia la preservación y capitalización de los activos de patrimonio industrial, desde una perspectiva museística, refleja actualmente la variedad de tipos de museos técnicos. La creación de estos museos en el sector industrial es un instrumento en proceso de regeneración cultural que, por su parte, ha sido objeto de una reestructuración funcional, lo que, por un lado, garantiza la continuidad de los bienes patrimoniales y por otro, contribuye a revivir la economía local, llegando a formar parte del circuito turístico. No olvidemos que asegurar una gestión cultural adecuada puede convertir el patrimonio industrial en un museo que llegue a ser una atracción turística cultural excepcional, logrando captar a un número significativo de turistas. La regeneración cultural de las ciudades industriales también contribuye a la creación de una imagen turística importante . Existen numerosos ejemplos en los países de Europa occidental, donde las acciones de renovación urbana fomentaron el atractivo de las ciudades industriales, al convertirlas en centros de la cultura industrial. Encontramos un número relativamente alto de museos técnicos en Europa y muy pocos en Latinoamérica, donde muchos de los que existen son incapaces de dar apoyo económico sostenido a sus comunidades locales. Esta situación es el resultado directo de una gestión inadecuada de los museos, lo que los mantiene fuera del centro de atención, aunque algunos de ellos sean únicos. Es necesario repensar la organización de los museos técnicos, para que se conviertan en uno de los instrumentos útiles en la implementación de los objetivos estratégicos de desarrollo de áreas industriales que han sufrido una dura reconversión.



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