Museos, Bibliotecas y Aprendizaje Informal

Museos, Bibliotecas y Aprendizaje Informal

Sin lugar a dudas, la segunda década del siglo XXI está generando profundos cambios en la sociedad desde el punto de vista económico, cultural y educativo, unos cambios con consecuencias evidentes en la evolución de los museos y bibliotecas en relación a la sociedad. Se han producido tres cambios significativos que han ocasionado ya impactos dramáticos en museos y bibliotecas: la escasez de presupuesto, el progresivo alejamiento de la sociedad hacia las instituciones culturales y las expectativas (exigencias) del público en su tiempo de ocio.

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Si seguimos hablando de transformaciones en la sociedad, los cambios drásticos en la economía, con la llegada de la crisis global en el año 2008 que provocó la absoluta inestabilidad de la economía mundial, han alterado fundamentalmente la naturaleza y calidad del trabajo actual. A su vez, los cambios sociales que se han producido en las dos últimas décadas con la aparición de una sociedad de la información globalmente interconectada, han provocado una modificación radical en cuanto al tipo de habilidades necesarias que las personas deben desarrollar para obtener éxito en el trabajo y en la vida. Por ejemplo, en 1967, la producción de bienes materiales representaba un 55% de la producción económica de un país en Europa. A finales de los 90, la industria de productos de información digital (ordenadores, software, soportes digitales, etcétera) había alcanzado hasta un 65% de la producción de un país occiental (Partnership for 21st Century Skills, 2008). La economía de hoy requiere que las personas aprendan a realizar tareas no rutinarias y creativas, algo que, en este siglo XXI,  ha aumentado drásticamente la necesidad de dominar nuevas habilidades, a saber: el autoempleo, la autodirección, la creatividad, el pensamiento crítico y la capacidad innovadora.

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La dinámica en esta nueva economía de la lucha y la supervivencia, sus implicaciones y realidades para las personas de todas las edades, se encuentran muy bien documentadas por numerosas organizaciones, pensadores y líderes de opinión. La tendencia en exigencia y demandas a la sociedad con respecto a la adopción individual de esas habilidades no rutinarias – pensamiento crítico, creatividad, innovación – está aumentando enormemente en la segunda década del siglo XXI.

30 Media

En el siglo XXI se ha producido un cambio en el cómo, el cuándo y el dónde aprendemos. Las líneas entre el aprendizaje «formal» y el «informal» son cada vez más difusas. Son muchas las universidades que ya organizan sus conferencias y materiales de clase en línea, para todos y gratis; muchas son las plataformas en Internet que ofrecen acceso rápido a un aprendizaje verdaderamente móvil. Los procedimientos y materiales de una conferencia en línea se documentan, comparten y debaten en tiempo real a través de las redes sociales, generando diálogos e interacciones entre expertos e individuos interesados y ​​a escala planetaria. En ningún otro momento de la historia se han ofrecido tantas ofertas educativas al alcance de tantos como ahora.

Richard McVicar

Además de estos cambios en el acceso digital a la información y las nuevas experiencias educativas en línea, tal vez el cambio más significativo haya sido el creciente interés en el aprendizaje autodirigido. El trabajo pionero de los doctores John Falk y Lynn Dierking, en este área de estudio sobre el aprendizaje, ha sido muy instructivo para los museos y bibliotecas, enfatizando en la relevancia de diversos entornos de aprendizaje que están al alcance de toda la comunidad. Es lo que podríamos denominar «lecciones sin límites», o dicho en otras palabras: cómo el aprendizaje de libre elección está transformando la educación, dando una mayor importancia, no sólo a la accesibilidad, sino también a las experiencias que están «diseñadas de manera que puedan generar múltiples motivaciones, intereses, habilidades y niveles de conocimiento en las personas» (Falk & Dierking 2002). Los estudiosos del campo emergente de las ciencias del aprendizaje subrayan que la acción de aprender se desarrolla a lo largo de numerosos marcos temporales y contextos, destacando la importancia de «apoyar vínculos profundos entre la educación formal y las muchas otras instituciones de aprendizaje disponibles para los estudiantes, como son los museos y bibliotecas, las actividades en línea a las que se puede acceder desde casa, e incluso colaboraciones entre estudiantes y profesionales para que trabajen juntos en un proyecto común» (Sawyer 2005). De hecho, existen numerosas evidencias que apuntan a que los entornos informales de aprendizaje (como son los museos y bibliotecas, repetimos) son fuentes de conocimiento y desarrollo de habilidades muy importantes para la sociedad. La doctora Dennie Palmer Wolf, investigadora destacada en el área de aprendizaje de los niños fuera de la escuela, señala que «la actividad de tiempo libre, la dirigida a conseguir objetivos concretos en entornos seguros, añadiendo el apoyo de adultos y la participación de compañeros, contribuye considerablemente a incrementar un rápido aprendizaje, potenciar habilidades sociales y mejorar la salud mental de las personas» (Wolf, 2008).

From up to North

Una importante contribución reciente al diálogo sobre el aprendizaje informal es el que ha hecho la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos en su informe: «Aprendiendo ciencia en entornos informales: personas, lugares y actividades». Este trabajo nos ofrece un análisis convincente basado en la investigación, en el que se afirma que los museos de ciencias, concretamente, «pueden enriquecer el conocimiento científico, el interés y la capacidad de un público más amplio» (Bell, Lewenstein, Shouse & Feder, 2009). El informe hace hincapié en la necesidad de observar el aprendizaje desde una «perspectiva ecológica», que implique a las personas «a lo largo de toda su vida», generando «experiencias profundas». Los autores reconocen el grado potencial de aprendizaje de la ciencia que se puede dar en entornos informales, basándose en las motivaciones de los alumnos y en sus intereses. Los museos y bibliotecas proporcionan material para alimentar los distintos tipos de aprendizaje que se producen «a lo largo de la vida», y que generan las sinergias que existen entre el aprendizaje formal y el informal. Este informe detallado,  así como una gran parte de las investigaciones que existen sobre el aprendizaje fuera de la escuela, defiende y argumenta los beneficios probados de las experiencias diseñadas que buscan dar respuesta a las necesidades individuales de los alumnos, a partir de sus diversos antecedentes sociales, económicos y demográficos.

OP.DV

Por otro lado, el público se ha acostumbrado actualmente a recibir experiencias personalizadas, bajo demanda, mediante un acceso sencillo e inmediato a ellas, que resultan además fáciles de compartir. En entornos físicos y en línea, el público espera mayores niveles de interactividad, con programas adaptados a las necesidades individuales. Desde las tiendas en línea con todo tipo de productos que registran las preferencias de los clientes, hasta las plataformas de música que agregan automáticamente recomendaciones personalizadas, observamos que no existen límites aparentes para la capacidad de una persona a la hora de acceder, almacenar, volver a experimentar, recrear y reimaginar cualquier número de preferencias y experiencias altamente personales, tanto en el ámbito comercial como no comercial. En libros como: «Jeff Howe’s crowdsourcing», y el de Clay Shirky’s: «Here Comes Everybody», quedan claras las expectativas y los impactos en la toma de decisiones en red. Existe una tendencia innegable hacia la toma de decisiones colaborativa y multitudinaria (investigaciones sobre consumidores en línea, p.e.) y hacia productos gratuitos de código abierto (Google Docs, p.e.). Como resultado, se ha producido un cambio radical en las expectativas de los consumidores hacia todo, incluidos los museos: «si usted tiene algo interesante que ofrecer, debe estar preparado para: 1) ofrecerlo siempre que el cliente lo quiera y lo pida; 2) permitir al cliente crear, participar, compartir, ajustar, guardar y volverlo a usar de forma instantánea y sencilla; 3) hacerlo accesible y asequible».

Red and grey

Un tema recurrente es el de la importancia que tienen las plataformas habilitadas y adaptadas a la Web 2.0 para que el usuario pueda experimentar las ofertas de las bibliotecas y museos: «La Web 2.0 es democrática. El contenido se desarrolla, organiza y se hace accesible a través de un diseño que circula de abajo hacia arriba y no de arriba hacia abajo. En lugar de ser un proveedor de contenidos, la Web 2.0 es un proveedor de plataformas» (Simon 2007). La «democratización» del contenido y las formas sociales en las que interactúa el público con los contenidos en línea ha cambiado profundamente los roles de los bibliotecarios, museólogos, curadores y otros profesionales que diseñan experiencias para estas instituciones.

Maan Ali

Para terminar, y resumiendo lo ya mencionado, diremos que los equipos de los museos y bibliotecas que tengan relación con el aprendizaje y con el fomento de esas habilidades que la sociedad necesita en estos tiempos que corren, deben tener en cuenta lo siguiente:

  • Actuar como catalizadores, junto con otros posibles socios, para mejorar (de manera acorde con su misión institucional) los sistemas de aprendizaje dirigidos a toda la comunidad. 
  • Aprovechar las colecciones y su exposición al público para ayudar más eficazmente a unas audiencias cada vez más diversas, así como para dar respuesta a las necesidades de aprendizaje de la sociedad del siglo XXI.
  • Ofrecer experiencias flexibles, co-creadas e inmersivas, que conecten a los individuos y sus familias con otras personas con ideas y motivaciones afines.
  • Mostrar a las audiencias múltiples formas de participar en interacciones sociales y cívicas de valor (aprendizaje de vida).
  • Enfocarse en la creación del potencial didáctico de la experiencia y en el grado de participación que puede ofrecerse a la audiencia como componentes centrales de la misión de la institución.
  • Implementar una «arquitectura de participación» reflexiva (O’Reilly 2005) que permita crear un compromiso de colaboración de amplio espectro entre todas las posibles audiencias de la institución.

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Foto principal y para redes sociales: Tattly

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