La simulación – de la que hablábamos ayer – y el lenguaje, son ambos , en esencia, modos de pensamiento simbólico. Del mismo modo que una pieza de madera puede sustituir a un coche en la simulación, en el lenguaje, las letras y las palabras representan conceptos, objetos o eventos de nuestro mundo. Los juegos de simulación permiten a los niños/niñas practicar la creación de símbolos, ya que mentalmente dan vida a objetos dentro de un escenario de juego. Como tal, la simulación contribuye a que los niños comprendan el significado de los símbolos, algo esencial para su pensamiento contrafactual, la empatía y el aprendizaje formal (cuando sean adultos, recurrirán a los números en matemáticas, o a diagramas que representen estructuras atómicas complejas en química, por ejemplo). La simulación resulta también particularmente relevante en el aprendizaje relacionado con la alfabetización. Hanline, Milton y Phelps (2010), llegaron a la conclusión de que los niños en edad preescolar que tenían altos niveles de representación en sus construcciones de bloques, mostraban mayores habilidades con la lectura, así como una tasa de evolución intelectual más rápida en los primeros cursos de la escuela primaria.
Durante el tiempo que los niños/niñas pasan jugando a la simulación, que es mucho, tienen la oportunidad de practicar el uso del lenguaje. Mediante el juego de simulación, los niños hablan más y utilizan locuciones más largas, recurriendo a un lenguaje más complejo (por ejemplo, futuros, cláusulas interrogativas y/o condicionales, verbos condicionales, adjetivos, verbos descriptivos del estado mental) que cuando están ocupados en otras actividades (Fekonja, Umek, y Kranjc de 2005, como se cita en Fisher et al, 2011;. Singer & Singer, 1981). Por otra parte, en sus investigaciones, Dickinson y Moreton (1991, citado en Fisher et al., 2011) detectaron que el vocabulario de los niños a los tres años de edad, era directamente proporcional a la cantidad de tiempo que habían pasado hablando con otros niños, durante las sesiones de juego de simulación, en su etapa de jardín de infancia.
Además del dominio de la lengua oral, el juego de simulación contribuye a que los niños desarrollen habilidades narrativas (creando historias). En la creación de una historia con un socio o grupo, los niños/niñas deben comunicar sus propias ideas de manera que otros puedan comprender e integrar esas ideas de cada socio en una sola narrativa coherente (ver Fisher et al., 2011). Fisher y sus colegas (2011) sugieren que los niños podrían estar mejor preparados para entender las narrativas cuando han experimentado conceptos similares a través del juego, tales como la identificación y representación de personajes, o la creación de descripciones contextuales para soportar un escenario de fantasía. La simulación dramática y la capacidad narrativa, no parecen estar relacionadas durante los años preescolares: Trionfi y Reese (2009), constataron que los niños con amigos imaginarios, tenían tendencia a producir narrativas más ricas y diversas que compañeros que no eran tan propensos a la fantasía.
Por otra parte, la simulación, durante los primeros años de los niños, se relaciona con resultados de alfabetización posteriores, tales como la comprensión lectora o la capacidad de comunicarse de manera clara a través del habla y la escritura (Nicolopoulu, 2006 y Tepperman, 2007). Bergen y Mauer (2000), detectaron que los niños/niñas que participaban en el juego con más material de alfabetización (por ejemplo, simulaban la lectura con peluches o muñecos como público, hacían listas de compras…), a los cuatro años tenían las habilidades lingüísticas más avanzadas, y, en el jardín de infancia, presentaban ya una buena disposición para la lectura. Por último, la investigación experimental ha demostrado, en varias ocasiones, que cuando los niños escuchan y recrean una historia, la comprenden y la recuerdan mejor que los niños que no utilizan el juego con simulación (Pellegrini y Galda, 1982; Saltz, Dixon, y Johnson, 1977; Williamson & Silvern, 1984).
Funciones ejecutivas
Usando terminología psicológica, las capacidades cognitivas detrás del pensamiento consciente, el auto-control y la emoción, se conocen con el nombre de «funciones ejecutivas». Abarca un grupo de procesos relacionados, como la inhibición de los impulsos, la memoria en el trabajo, la planificación y la flexibilidad cognitiva. La función ejecutiva se desarrolla rápidamente en la infancia, coincidiendo con la maduración de las regiones prefrontales del cerebro (Carlson, Zelazo, y Faja, 2012), y continúa fortaleciéndose hasta los 20 años (Zelazo, 2012). Las habilidades en la función ejecutiva, comienzan a desarrollarse durante la preparación escolar, (Blair & Razza, 2007), al tiempo que la memoria, la atención, la inteligencia, la moral, y el control de las emociones (Zelazo, Carlson, y Kesek, 2008). Por otra parte, la capacidad de las funciones ejecutivas que desarrollan los niños a partir de los cuatro años, va a estar relacionada, en el futuro, con la salud física, la dependencia a sustancias, las finanzas personales, y la criminalidad (Shoda, Mischel y Peake, 1990;. Moffitt et al, 2011). Esta investigación, contribuye, de algún modo, a entender la gran importancia de la potenciación de las habilidades de la función ejecutiva de un niño, algo prioritario en su educación temprana.
El psicólogo ruso Lev Vygotsky, cree que «el mayor nivel de autocontrol del niño se produce en el juego (1978, p. 99)». Propone que el juego de simulación, en particular, podría ser un factor importante en el desarrollo de la capacidad del niño para autorregularse. De hecho, la simulación ofrece la posibilidad de desarrollar muchos aspectos de la función ejecutiva: por ejemplo, los niños pueden llegar a ser capaces de ver (de forma flexible) un objeto tanto como lo que realmente es, como su «identidad» en la simulación, inhibir sus propios deseos con el fin de seguir las reglas del grupo, y planificar escenarios de una historia elaborada.
Los planes de estudio en preescolar, utilizando el juego como herramienta, pueden mejorar las habilidades en la función ejecutiva de los niños. Siguiendo la teoría de Vygotsky, las herramientas del programa «Mente Preescolar» (Bodrova y Leong, 2006) fueron desarrolladas con el objetivo de mejorar las habilidades de autocontrol de los niños pequeños. Con la participación en los juegos de simulación, progresivamente más sofisticados, los niños aprenden a utilizar los juguetes y accesorios de manera simbólica, desarrollando narrativas coherentes y abiertas, manteniendo reglas, roles y escenarios de juego, y respondiendo a un plan desde el principio al final (Bodrova, Leong, Atwill, Ko, y Saifer. 2009). Varios estudios de evaluación, han encontrado las herramientas del programa «Mente Preescolar» muy eficaces en cuanto a la mejora del desarrollo de las funciones ejecutivas (Barnett, Jung, Yarosz, Thomas, Hornbeck, et al, 2008;. Bodrova y Leong, 2006; Diamond, Barnett , Thomas, y Munro, 2007).
Dentro del campo de la psicología infantil, estos estudios han establecido vínculos sólidos entre la función ejecutiva y las habilidades creativas de simulación (Albertson y Shore, 2009; Carlson, blanco, y Davis-Unger, 2012; Elias y Berk, 2002; Kelly y Hammond, 2011; Taylor, Carlson, y Shawber, 2007). Los estudios experimentales sobre juegos de simulación, han demostrado los efectos directos que provocan en las habilidades de autorregulación de los niños. Saltz, Dixon, y Johnson (1977) desarrollaron un programa de entrenamiento de simulación para niños preescolares de bajos ingresos. Después de un año completo de participación en el programa, los niños que fueron entrenados en la simulación temática (es decir, cuentos de fantasía) desarrollaron más capacidades en sus funciones ejecutivas que los que recibieron formación socio-dramática involucrándose en papeles realistas. Los niños que habían escuchado historias de fantasía pero sin participación activa, adquiriendo roles, no desarrollaron esas capacidades al mismo nivel que los primeros, como tampoco los que siguieron un plan de estudios regular. A la vista de los resultados, los investigadores llegaron a la conclusión de que la naturaleza abstracta o simbólica de las actividades imaginativas, podría ser responsable de las mejoras observadas en la función ejecutiva de los niños y niñas.
Investigaciones recientes, demuestran que incluso una pequeña dosis de juego de ficción – menos de 10 minutos – mejora el rendimiento de los niños cuando afrontan tareas relacionadas con la función ejecutiva. Esto sugiere, además, que la simulación podría estimular el pensamiento flexible que los niños necesitan para superar sus impulsos con éxito, y así controlar su comportamiento (White & Carlson , 2011). Analizando en conjunto, esta línea de investigación indica que animar a los niños a que participen en juegos de simulación, enseñándoles progresivamente formas más maduras de juegos de simulación, podría ser un vehículo natural a través del cual podría promoverse la función ejecutiva dentro y fuera de los entornos educativos formales (museos).
Llegados a este punto, os preguntaréis qué tienen que ver los museos con todo ésto que os hemos ido contando los últimos días. En nuestra opinión, está relacionado, y mucho. Han sido docenas y docenas de museos los que hemos visitado haciendo nuestro propio ejercicio de simulación, actuando como si fuéramos niños, y hemos llegado a la conclusión de que se pueden contar con los dedos de una mano los museos que tienen en cuenta esta información como base para programar sus actividades infantiles. Los museos deben formar parte de la experiencia educativa de los niños, y por ello deben comprometerse a que sus acciones de enseñanza respondan a patrones científicos , y no a la intuición.
Mañana tendremos Agendas Mundi; la semana que viene cerraremos este particular «seminario» sobre la importancia del juego en la educación de los niños y niñas, con los museos involucrados, por supuesto.
Russian Carpet
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El poder del juego como herramienta y la simulacion en los mismos. Acrecienta la narrativa de los niños desde sus primeros años de jardin.! Y con formacion dentro de los Museos interactivos
Acrecentando experiencias significativas psico -sociales en procesos de aprendizajes individuales y grupales progresivos hacia la exploraciones investigaciones acorde a los conocimientos previos y asociaciones adquiridas desde la cultura y el medio.
Un training por ensayo error aunque por correccion de los mismos errores y simbolizaciones nuevas. Belleza creativa!
Desde la creatividad.!
Gracias amigos por compartir! Susana
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