Museología y Apertura del Conocimiento

Los museos están ampliamente definidos por los límites de la funcionalidad. Pero es la sociedad la que cambia la línea de su demarcación, la que fija como resultado el alcance de sus actividades. El espacio cambia y se transforma en estrecha correlación con su programa funcional. El ser humano, adentrándose más en el mundo virtual, se distancia gradualmente del mundo exterior. Los museos están cada vez más abiertos a sus visitantes, intentando cubrir las expectativas del público más exigente. Algunos, utilizan las nuevas tecnologías, soluciones multimedia, visibilidad digital, metaverso y otro tipo de innovación.

Los museos, galerías, archivos y bibliotecas (MGAB) existen desde hace milenios. Sin embargo, con la tendencia abierta del «tráfico de información», los museos intentan compartir sus datos y fuentes abiertas, haciéndose más accesibles. ¿En qué se traduce esa apertura? ¿Qué significa, realmente, el término? El hecho de que «la apertura» tenga un gran valor social ha sido destacado por muchos teóricos especialistas. Pero ¿cómo se define en el ámbito de los museos? ¿Cómo afecta a sus actividades? ¿Puede la apertura influir y cambiar el espacio social? Para comprender bien todo esto, debemos enfocarnos en cómo el concepto de apertura está cambiando el mundo de los museos en el espacio del conocimiento en el siglo XXI.

Durante los últimos años, los museos europeos han adoptado la tendencia de compartir el patrimonio cultural público y colectivo, incluyendo todos sus datos en un sistema abierto (open data) accesible a través de sus portales web. Pero han ido aún más lejos:  han comenzado a procesar esos datos para poder participar en la vida social, involucrándose en proyectos de código abierto. A su vez, las prioridades de sus emprendimientos han cambiado; los proyectos comienzan a moverse más allá de las paredes de los edificios; y todo para que los educadores lleguen a la mayor audiencia posible. El alcance creciente de esas actividades se extiende a la cooperación académica, las escuelas o la investigación, además de a otros campos formales e informales. De hecho, se han emprendido acciones para ampliar aún más la audiencia. Como resultado, el programa de los museos ha sufrido grandes transformaciones: una institución orientada exclusivamente hacia los destinatarios plenamente conscientes, comienza a presentarse como una forma de apoyo para la transformación y la adquisición de experiencia. El proceso de cambiar la dirección ha comenzado hace ya algunos unos años, tentando a la audiencia a redefinir la cultura y a pensar fuera de su zona de confort. Los museos de hoy experimentan con nuevos productos multimedia narrativos e interactivos, aplicando simultáneamente análisis culturales modernos. El siglo XXI se ha convertido en una era de investigación interdisciplinaria que involucra a lo académico, las empresas, las organizaciones gubernamentales y culturales, buscando soluciones basadas en el conocimiento contemporáneo. Los campos que se someten a la investigación son: la aplicación, la sociedad en línea y el patrimonio nacional. Los MGAB se vuelven receptivos a las innovaciones en el campo de la infraestructura digital al redefinir el significado original de la «apertura» que mencionábamos anteriormente.

El espectro de la apertura es muy amplio pero disperso. La mayoría de las obras se sitúan entre los dos extremos. Por lo tanto, caracterizar una obra como abierta o cerrada rara vez es una decisión binaria; generalmente se trata de una cuestión de «cuán abierta» sea.

Teniendo en cuenta la museología como una ciencia del conocimiento, no debemos olvidarnos ni de las demás áreas del mismo ni de la vida social, ambas relacionadas con el concepto de apertura. ¿Cómo definimos, en este sentido, la apertura? Información abierta, datos abiertos, innovación abierta, software de fuente abierta, participación abierta, discusión abierta, estándares abiertos. Todas estas áreas, aunque no son mutuamente dependientes, comparten una característica particular: la apertura. Su conexión permite alinear entre sí muchos campos del conocimiento, pero es la apertura su principal componente compartido.

Las unidades MGAB están tratando de implicar al mayor número de personas posible en sus actividades clave. Cuando involucran a sus visitantes con el contenido transmitido, consiguen inspirar tanto la expresión de opiniones personales como el proceso creativo. El interés por la actividad científica y tecnológica está cambiando, al igual que la necesidad de participación. Estos cambios se han convertido en la base para el desarrollo creativo del conocimiento y el contenido. La gestión tradicional del patrimonio cultural puede compararse con el consumo básico de bienes. Hoy en día el espectador(cliente) necesita implicarse, no sólo quiere ver la exposición. Anhela tocarla, comprenderla, sentirla y co-crear.

La experiencia del museo se expande más allá de las paredes de su edificio. No se puede excluir el aspecto del tiempo pasado en el contexto de la institución. Parte de este proceso consiste en abrirse a los empleados propios para animarlos a compartir sus conocimientos e interactuar con los visitantes, quienes sufren una constante mutación (evolución) antropológica. Con ello, su forma de ser cambia, junto con los canales de transferencia de información cultural, por lo que el museo es, a la vez, «usado» y «visto». Ya no debe ser considerado únicamente un lugar de reflexión y contemplación.

En cualquier caso, el problema es complicado. Digamos que su complejidad contempla tres aspectos básicos:

1. La realidad museal se vuelve más difícil de clasificar, siendo una tarea casi imposible (ya hemos visto lo difícil que ha sido concluir la nueva definición de museo por parte de ICOM). La descripción común de los visitantes del museo pierde sentido. Cuanto más grande e indefinido es el grupo de público objetivo, más difícil es examinarlo (se comparó hábilmente a los visitantes con varias criaturas, por ejemplo, con hormigas, saltamontes o peces). Este método de categorización ha hecho posible desarrollar una clasificación de comportamientos, produciendo un gran impacto en futuras investigaciones sobre los destinatarios de los museos.

2. El desarrollo tecnológico ha contribuido a la reorganización de la vida privada y social. Las personas que se ajustan a los nuevos estándares (espontáneamente o por la fuerza) se vuelven polivalentes. Junto con el espectro cada vez mayor de habilidades desarrolladas por las generaciones sucesivas, los museos intentan evolucionar con ellas.

3. Las herramientas utilizadas por las instituciones suponen un problema interno. Las tecnologías se vuelven obsoletas. Todo ésto tiene que ver con el cambio gradual (envejecimiento) de los comportamientos de los usuarios individuales. El ser humano, capaz de realizar múltiples tareas, está sujeto a la evolución de las herramientas. Los museos buscan constantemente seguir el ritmo de esta evolución que no perdona a sus prisioneros, manteniéndose un paso atrás.

El problema de la actitud hacia el nuevo público es bastante común. Se basa en el cambio de conexiones e interacciones interpersonales entre el hombre, el espacio y los contenidos museológicos. Según explica Garlandini: «Hoy en día, considerar los museos únicamente como instituciones de conservación es un error. Lo que caracteriza a cualquier museo contemporáneo es el fuerte vínculo con (…) sus comunidades. Las actividades sociales y comunitarias son un caldo de cultivo fértil para los museos que fomentan el encuentro».

…el desafío para la teoría y el diseño de la arquitectura contemporánea es tratar de comprender la apariencia de estas herramientas de una manera más sofisticada que simplemente como un nuevo conjunto de formas. El mundo digital comenzó a filtrarse en la realidad contemporánea creando una nueva cuarta dimensión. Compartir los datos y recursos define uno de los estándares en las actividades educativas y culturales. Los museos buscan constantemente nuevos canales de comunicación y, a menudo, recurren a la tecnología (Garlandini, 6-16).

Es un hecho evidente que la mera posesión de objetos museales no contribuye mucho al proceso educativo. Solo las actividades y artefactos relacionados determinan el verdadero valor de esos objetos. Son varias las prácticas que contribuyen al rango de un objeto y le otorgan el impacto adecuado. Estas acciones pueden cambiar con el tiempo, transformando las exposiciones de objetos físicos en una serie de conceptos y personajes que, a su vez, resuenan y despiertan asociaciones susceptibles de ser adoptadas en la educación escolar y museística posterior. Se trata de actividades cada vez más individualizadas, a pesar de los marcos de proyectos limitados que son difíciles de especificar. Y ahora se centran principalmente en las técnicas de la comunicación más que en el contenido transmitido – por el bien de la percepción del espectador -. Sin embargo, ¿no conducirá esto a un cambio en la percepción de las exposiciones? Si los objetos y contenidos dejan de desempeñar el papel principal en el museo, ¿se volverán obsoletos?

La dirección hacia la que se dirige la museología moderna es particularmente interesante, muy diferente de los logros de los últimos dos siglos. Podría producirse un fuerte impacto en la comunicación, el aumento del papel que juega para el visitante y la apertura de una institución típicamente autónoma a la influencia del presente. Son cambios que se irán acelerando continuamente. Tal vez algún día, los museos en evolución ya no necesiten las paredes físicas que hoy en día los definen como instituciones totalmente contenidas dentro de los límites predefinidos por su arquitectura. Es muy posible que cambien completamente a la realidad virtual (¿metaverso?), donde podrían cumplir su misión de transferir la experiencia, enseñar y educar.

Es posible afirmar que los museos dejarán de existir en su forma más conocida y familiar para nosotros, probablemente, dentro de los próximos veinte años.

Recursos:

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Levasseur (1991): Levasseur M Ethnographie de l’exposition. París.

Garlandini, A. (2017): ICOM Milán 2016: Las nuevas responsabilidades de los museos hacia los paisajes. Pags. 69: 173.

Lynn, G. (1999) Forma animada. Nueva York 1999, pags: 16-17.

Informe NMC Horizon (2017): Informe: NMC Horizon Report: Edición para museos.

Parry (2007): Recodificación del museo: patrimonio digital y las tecnologías del cambio. Londres.

Voss, J. (2012): Datos de patrimonio cultural radicalmente abiertos en la Web.

Owens, B. (2016): El instituto de Montreal se abre para acelerar la ciencia, 351: 329.

Wilde, Mann (2010): Colaboración de código abierto: nuevos modelos para el desarrollo tecnológico en la comunidad de museos.

David, A. y Oberoi, S. (2016): Museos y herramientas gratuitas/de código abierto: mejores prácticas rentables.

Dennis, A.K. (2013): Automatización del hogar con Raspberry Pi con Arduino.

Langer, M. y Alderman, J. (2016): El hardware abierto pertenece a su museo.

Kelly, B., Ellis, M. y Gardler, R. (2008): ¿Qué significa apertura para la comunidad del museo?

Chesborough, H.W., Wim, V. y West, J. (2006): Innovación abierta: Investigación de un nuevo paradigma. Oxford.
Eid, H. (2017): El modelo de innovación del museo: una perspectiva del museo sobre la innovación.

Parry (2007): Recodificación del museo: patrimonio digital y las tecnologías del cambio. Londres.

Fotografía: King Blue – Montana Steele.

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