La Antropología de los Sentidos

La Antropología de los Sentidos

 

El concepto de «antropología de los sentidos» surgió como un enfoque para los estudios culturales a principios de la década de 1990, en parte como reacción a los excesos del «textualismo» y del «ocularcentrismo» en las explicaciones convencionales de las ciencias sociales sobre el significado. Pero, fundamentalmente, fue más un intento positivo de explorar algunos de las dimensiones sensuales y existenciales básicas de la condición humana. Los sentidos se construyen y viven de diversas maneras en diferentes sociedades, de modo que…

Cuando examinamos los significados asociados con varias facultades sensoriales y sensaciones en diferentes culturas, encontramos una amalgama de potente simbolismo sensorial. La vista puede estar ligada a la razón o a la brujería, el gusto puede utilizarse como metáfora de la discriminación estética o de la experiencia sexual, un olor puede significar santidad o pecado, poder político o exclusión social. Juntos, estos significados y valores sensoriales forman el modelo sensorial propugnado por una sociedad determinada, según el cual los miembros de esa sociedad «dan sentido» al mundo, o traducen las percepciones y conceptos sensoriales en una «visión del mundo» particular. Probablemente se producirán desafíos a este modelo desde dentro de la sociedad, personas y grupos que difieren en ciertos valores sensoriales, sin embargo, este modelo proporcionará el paradigma perceptivo básico a seguir o resistir (Classen, 1997: 402).

La antropología de los sentidos es particularmente relevante para los estudios de la cultura material, ya que cada objeto histórico encarna una mezcla sensorial particular. Lo hace en términos de su producción (dados los valores y habilidades sensoriales particulares que intervienen en su elaboración), su circulación (de acuerdo con el modo en que sus propiedades apelan a los sentidos y así lo constituyen como un objeto de deseo o aversión) y a su consumo (que está condicionado por los significados y usos que en él perciben las personas según el orden sensorial de su cultura o subcultura). En resumen, los objetos y artefactos de las colecciones de los museos expresan «formas de sentir» específicas y deben abordarse a través de los sentidos, en lugar de como «textos» para leer o meros «signos» visuales que han de ser decodificados. Dicho de otro modo, las cosas tienen biografías tanto sensoriales como sociales (Howes).

En los entornos de los museos occidentales, los objetos y artefactos de sus colecciones son principalmente objetos para ser observados, para ser mirados. A menudo, de hecho, solo se exhiben los objetos y artefactos visualmente más llamativos. Los menos atractivos se esconden en la reserva técnica del museo (almacenes), sin importar cuán ricas sean sus complejidades auditivas, táctiles u olfativas. Si no son «nada para mirar», deben relegarse a la oscuridad. Susan Stewart ha señalado que los museos modernos son «tan obviamente imperios de la vista, que apenas se nos ocurre imaginárnoslos como organizados alrededor de cualquier otro sentido o sentidos» (Stewart, 1999:28). Lo mismo ocurre con los objetos expuestos, que se convierten en signos visuales tan evidentes que es difícil atribuirles otros valores sensoriales. Dentro del imperio de la vista del museo, los objetos son colonizados por la mirada.

Sin embargo, en el ámbito de sus culturas de origen, la apariencia visual generalmente forma solo una parte que, por lo general, no suele ser la más importante de la relevancia sensorial de un objeto o artefacto. Los valores sensoriales, además, no residen solo en el artefacto sino en su uso social y contexto ambiental. Esta red dinámica de significado sensual y social se rompe cuando se retira un objeto de su entorno cultural y se inserta dentro del sistema de símbolos visuales del museo. Por supuesto, mucho se ha escrito sobre las «complejidades» de la cultura visual en la modernidad y, sin duda, aún queda mucho por decir. Sin embargo, no se debe permitir que nuestro enfoque académico sobre la visión postergue indefinidamente la investigación de la vida social de fenómenos sensoriales no visuales.n

Decir que un artefacto en un museo juega un papel diferente al que jugó en su cultura de producción puede parecer algo obvio y, de hecho, inevitable. Sin embargo, hay muchas preguntas e inquietudes en torno a este proceso que, hasta el momento, apenas se han abordado. ¿Cómo se relaciona la colección y presentación de objetos indígenas, por ejemplo, con las nociones occidentales de los sentidos de vida de los pueblos indígenas? ¿Cuáles son los atributos simbólicos y la historia social del «paisaje sensorial» del museo? ¿Qué falta o está reprimido en las representaciones de los museos? ¿Cuáles son las implicaciones de la noción de objetos y artefactos como encarnaciones multisensoriales de significado  para el rediseño de los museos? ¿Hasta qué punto puede uno aprehender el mundo sensorial a partir de las colecciones de nuestros museos?


Recursos:

Ascher, M. y Ascher, R. (1981): The Code of the Quipu: A Study in Media, Mathematics and Culture. Ann Arbor: University of Michigan Press.

Ascher, R. (2002): Inka Writing. En: Narrative Threads: Accounting and Recounting in Andean Khipu, editor, J. Quilter y G. Urton, págs. 103–15. Austin, Texas, EE.UU.: University of Texas Press.

Bennet, T. (1995): The Birth of the Museum: History, Theory, Politics. Londres: Routledge.

Candlin, F. (2004): Don’t Touch! Hands Off! Art, Blindness and the Conservation of Expertise. Body and Society 10(1): págs. 71–90.

Carpenter, W.B. (1874): Principles of Mental Physiology, Londres, Henry S. King & Co.

Chapman, W. (1985): Arranging Ethnology: A.H.L.F. Pitt Rivers and the Typological Tradition. En: Objects and Others, editor G. Stocking. Madison: University of Wisconsin Press.

Classen, C. (1993a): Worlds of Sense: Exploring the Senses in History and Across Cultures. Londres: Routledge.

Classen, C. y Howes, D. (1993): The Museum as Sensescape: Western Sensibilities and Indigenous Artifacts. Museum Magazine.

——. 1993b. Inca Cosmology and the Human Body. Salt Lake City: University of Utah Press.

——. 1997. Foundations for an Anthropology of the Senses. International Social Sciences Journal 153: págs. 401–12.

——. 1998. The Color of Angels: Cosmology, Gender, and the Aesthetic Imagination. Londres: Routledge.

——. 2001. The Social History of the Senses. En: Encyclopedia of European Social History: editor P. Stearns, págs. 355–63. Nueva York: Charles Scribner’s Sons.

—— (ed.). 2005. The Book of Touch. Oxford y Nueva York: Berg.

Dant, T. (1999): Material Culture in the Social World. Buckingham: Open University Press.

de la Roche, Sophie. 1933. Sophie in London, trans. C. Williams. Londres: Jonathan Cape.

Edwards, E. (2001): Raw Histories: Photographs, Anthropology and Museums. Oxford: Berg Publishers.

Fiennes, C. (1949): The Journeys of Celia Fiennes. Londres: Cresset Press.

Gill, S. (1982): Native American Religions: An Introduction. Belmont, CA, EE.UU.: Wadsworth.

Gosden, C. y Knowles, C. (2001): Collecting Colonialism: Material Culture and Colonial Change. Oxford, Reino Unido: Berg.

Harvey, E. (editora) (2002): Sensible Flesh: On Touch in Early Modern Culture. Philadelphia: University of Pennsylvania Press.

Haskell, F. y Penny, N. (1981): Taste and the Antique: The Lure of Classical Sculpture 1500–1900. New Haven, EE.UU.: Yale University Press, 1981.

Hermann, Frank (1972): The English as Collectors. Londres: Chatto & Windus.

Howes, D. (editor) (1991): The Varieties of Sensory Experience: A Source Book in the Anthropology of the Senses. Toronto, Canadá: University of Toronto Press.

——. 1996. Introduction: Commodities and Cultural Borders. En: Cross-Cultural Consumption: Global Markets, Local Realities, editor D. Howes, págs. 1–16. Londres: Routledge.

——. 2003. Sensual Relations: Engaging the Senses in Culture and Social Theory. Ann Arbor: University of Michigan Press.

——. forthcoming. Scent, Sound and Synaesthesia: Intersensoriality and Material Culture Theory. En: The Sage Handbook of Material Culture, editor Christopher Tilley et al. Londres: Sage.

Iwao, S. y I.L. Child (1966): Comparison of Esthetic Judgments by American Experts and by Japanese Potters. Journal of Social Psychology 68: págs. 27–33.

Kondo, D. (2004): The Way of Tea: A Symbolic Analysis. En Empire of the Senses: The Sensual Culture Reader. Oxford, Reino Unido: Berg.

Laforet, A. (2004): Relationships between First Nations and the Canadian Museum of Civilization. Documento presentado en Haida Repatriation Extravaganza, Masset, B.C., Canadá.

L’Isle-Adam, Villiers de (1982): Tomorrow’s Eve, trans. R. Martin Adams. Urbana IL: University of Illinois Press, 1982.

MacGregor, G. (2001): Making Sense of the Past in the Present: A Sensory Analysis of Carved Stone Balls. World Archaeology 31(2): págs. 258–71.

Mitchell, T. (1988): Colonising Egypt. Cambridge: Cambridge University Press.

Ouzman, Sven (2001): Seeing is Deceiving: Rock Art and the Non- visual. World Archaeology 33(2): págs. 237–56.

Parezo, N.J. (1983): Navajo Sandpainting: From Religious Act to Commercial Art. Tucson: University of Arizona Press.

Pointon, Marcia (1999): Materializing Mourning: Hair Jewellery and the Body. En: Material Memories, editores M. Kwint, C. Breward y J. Aynsley. Oxford, Reino Unido: Berg.

Reichel-Dolmatoff, G. (1985): Basketry as Metaphor: Arts and Crafts of the Desana Indians of the Northwest Amazon. Los Angeles: Museum of Cultural History, University of California, EE.UU.

——. 1987. Shamanism and Art of the Eastern Tukanoan Indians. Leiden: E.J. Brill.

Saunders, N.J. (1999): Biographies of Briliiance: Pearls, Transformations of Matter and Being. World Archaeology 31(2): págs. 243–57.

Schiller, F. (1982): On the Aesthetic Education of Man. Edición y traducción de E.M. Wilkinson y L.A. Willoughby, Oxford, Reino Unido: Clarendon.

Seremetakis, C. N. (editora) (1994): The Senses Still: Perception and Memory as Material Culture in Modernity. Boulder, CO, EE.UU.: Westview.

Stahl, A.B. (2002.): Colonial Entanglements and the Practice of Taste: An Alternative to Logocentric Approaches. American Anthropologist 104(3): págs. 827–45.

Stewart, S. (1999): Prologue: From the Museum of Touch. En: Material Memories: Design and Evocation, editores Marius Kwint, Christopher Breward y Jeremy Aynsley, págs. 17–36. Oxford: Berg.

Sullivan, L. (1986): Sound and Senses: Toward a Hermeneutics of Performance. History of Religions 26(1): págs. 1–13.

Symonds, J. A. (1935): Renaissance in Italy. Nueva York: Modern Library.

Thomas, N. (1991): Entangled Objects: Exchange, Material Culture, and Colonialism in the Pacific. Cambridge, MA, EE.UU.: Harvard University Press.

Walpole, H. (1965): Horace Walpole’s Correspondence with the Countess of Upper Ossory. Vol. nº. 33, editores W.D. Wallace y A.D. Wallace. New Haven, EE.UU.: Yale University Press.

Witherspoon, G. (1977): Language and Art in the Navajo Universe. Ann Arbor, E.E.UU.: University of Michigan Press.

Fotografía: Society for Cultural Anthropology –  Teaching Sensory Anthropology.


Si quieres recibir nuestro newsletter y artículos por correo electrónico, completa el campo correspondiente en el formulario de inscripción que encontrarás en la cabecera de esta página. Tu dirección de correo electrónico será utilizada exclusivamente para enviarte nuestros newsletters, pudiendo darte de baja en el momento que quieras.

 

2 comentarios en «La Antropología de los Sentidos»

  1. Gracias. Interesante recordar que la experiencia museística se ha centrado en lo visual. Reconocer que la experiencia sensorial es significativa y se guarda mejor en la memoria. Me recordó a los conceptos de la maestra Elvira Espejo (Objeto- sujeto, sentipensar) para entender el arte nativo americano y no sobre la base euro centrista.

Tus comentarios son muy importantes para nosotros

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Descubre más desde EVE Museos + Innovación

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo