El concepto de «capital científico» hace alusión a la idea de por qué y cómo algunas personas participan y se involucran en experiencias formales e informales relacionadas con STEM (Ciencia + Tecnología + Ingeniería + Matemáticas; si sumamos Arte tendremos el STEAM), y por qué otras no. La creación de estrategias museológicas que tienen que ver con estas materias puede ayudar a enmarcar y dar forma a experiencias que están diseñadas para apoyar el compromiso del STEM en nuestros museos.
El capital científico, en sí mismo, es una medida del compromiso o de la relación que cada persona tiene con la ciencia, cuánto la valora y si siente que es «para él/ella», porque, de algún modo, está conectado con su vida. Tu capital científico destaca la importancia de lo que sabes sobre la ciencia, cómo piensas al respecto, qué actividades relacionadas llevas a cabo y a quién conoces en tu vida que utilice o hable sobre ella para formar actitudes hacia el STEM.
Una forma sencilla de imaginar tu capital científico sería compararlo con tener una bolsa o maleta de viaje que recopilara y transportara todas las experiencias relacionadas con la ciencia que hubieras podido tener. Esto incluiría lo aprendido sobre ciencia; todos los diferentes tipos de actividades realizadas asociadas al STEM – como ver programas de televisión de ciencia o visitar museos/centros de ciencia -; la gente que conoces que utiliza y habla sobre ciencia; y la sensación de que se trata de algo con lo que disfrutas y cuya práctica te hace sentir seguro. Todo el mundo posee una cantidad diferente de capital científico; no es fija, y puede cambiar a lo largo de la vida. Cuanto más capital científico tengamos, más probable será que sintamos que es útil e importante para nosotros.
Son ya varios los países que han invertido millones en intervenciones y programas destinados a aumentar la participación de la sociedad en el STEM. Sin embargo, esto no ha cambiado mucho el perfil de los estudiantes que optan por las ciencias después de los 16 años o que emprenden carreras en y desde la ciencia. El problema es que muchas experiencias relacionadas pueden, inconscientemente, favorecer a personas de entornos socialmente favorecidos.
King’s College London y University College London han liderado la investigación sobre el capital científico para ayudar a arrojar luz sobre por qué muchas personas siguen estando subrepresentadas en el STEM. Los estudios destacan que, a pesar de que a mucha gente le gusta y disfruta la ciencia en la escuela, pocos son los que aspiran a continuar con estudios o carreras relacionadas con ella y los que se sienten cómodos en lugares donde se presenta o discute al respecto. Valoran la ciencia como algo abstracto y teórico, con poca aplicación en la vida real y adecuada solo para los muy brillantes; simplemente no es lo que «hace la gente normal». No pueden comprender dónde aportará valor a sus vidas o cómo podría ayudarles con sus aspiraciones o ambiciones.
A través de la investigación se ha identificado una relación distinta entre las actitudes hacia el STEM y los niveles de capital científico. Una encuesta representada a nivel nacional, realizada con 3638 niños de 11 a 15 años que viven en áreas cercanas a los emplazamientos de las entidades del Science Museum Group, encontró que…
- 5%: tienen un alto capital científico (más probable que sean socialmente favorecidos y de sexo masculino).
- 27%: tienen un capital científico bajo (más probable que sean mujeres y/o de entornos menos favorecidos socialmente).
- 68%: tienen un capital científico medio.
La ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas logran cosas increíbles (al igual que sucede con el arte), pero eso no significa que todos sientan que tienen una conexión personal con ellas. Diversas investigaciones ha identificado ocho dimensiones clave o fuentes del capital científico. Se trata de las experiencias, los conocimientos, los comportamientos y las actitudes relacionados con el STEM más significativos que las personas pueden tener y que influirán en su capital científico. Se trata de dimensiones que muestran que se necesita algo más que disfrutar o aprender sobre la ciencia para sentirse mejor y más conectado con ella. Podemos usar dichas dimensiones para diseñar entornos y ofrecer programas cercanos, accesibles, inspiradores y memorables para un público tan amplio como sea posible.
Las ocho dimensiones del capital científico son:
- Alfabetización científica.
- Valores y aptitudes relacionadas con la ciencia.
- Conocimiento sobre la transferencia de la ciencia.
- Consumo de medios relacionados con la ciencia.
- Participación en actividades científicas dentro y fuera de la escuela.
- Habilidades, conocimientos y experiencias con la ciencia dentro de la familia.
- Tener contacto con profesionales relacionados con la ciencia.
- Hablar de ciencia unos con otros.
Las personas experimentan y aprenden ciencia en muchos lugares diferentes: en la escuela, en el hogar, en su vida cotidiana… Las experiencias informales de aprendizaje de ciencias juegan un papel clave en el panorama de aprendizaje del STEM, ya que apoyan y alientan a los públicos a ampliar su aprendizaje dentro y más allá de los espacios de los museos. Ayudan, asimismo, a mejorar la percepción sobre STEM, y tienen el potencial de inspirar a personas de todas las edades y orígenes con las oportunidades y maravillas que éste ofrece.
Ningún lugar o experiencia puede construir el capital científico de una persona por sí solo. Necesitamos trabajar juntos para maximizar el impacto de nuestras experiencias STEM y ampliar las audiencias. La investigación del capital científico demuestra que, gracias a un marco de buenas prácticas y un lenguaje común, todos podemos desempeñar nuestro papel en ayudar a mejorar la participación científica, haciendo crecer ese capital científico en la sociedad.
Motivando a inspirarse y comprometerse con la ciencia, no solo lograremos atraer a una gama más amplia de personas para nuevos trabajos STEM, sino que aportaremos más diversidad entre los que contribuyen y participan en la ciencia y la innovación; y ésto dará paso a una sociedad más justa e inclusiva. No queremos que nadie se sienta fuera del entorno científico ni lo contemple como un lugar al que no pertenece y donde no es bienvenido. No todos tienen la necesidad de estudiar ciencias o participar en experiencias científicas, pero debemos tratar de hacerles sentir que pueden hacerlo.
La investigación nos ofrece una idea de lo que influye y da forma a las actitudes de las personas hacia la ciencia – además de nutrir a nuestras audiencias existentes -, y ésto puede ayudarnos a identificar nuevas formas de acercarnos y conectarnos con visitantes ausentes y poco frecuentes.
Entre los beneficios para el público se incluirían:
- Reconocer la relevancia personal, el valor y el significado del STEM.
- Una profundización de su apreciación por la ciencia.
- Mejor comprensión y recuerdo del contenido científico.
- Mayor interés en/búsqueda de materias STEM y carreras después de los 16.
- Mayor participación en actividades científicas «fuera de la escuela» (informales) y conexión de por vida con museos e instituciones culturales.
Un mensaje clave sería centrarse en el entorno al que invitamos a nuestros visitantes.
Cada aspecto de una experiencia o visita es una oportunidad para moldear los sentimientos de alguien y su relación con el STEM, ya sea la bienvenida que reciben, los letreros y las imágenes que ven, las personas que conocen, los lugares a los que van a comer, el contenido y los programas científicos o el sitio web y la información práctica. Todos tenemos diferentes oportunidades en el trabajo que hacemos. No existe una solución rápida o una lista de verificación para aplicar la investigación a la práctica, se trata de reflexionar continuamente sobre lo que hacemos todos los días a través de los ojos de nuestros visitantes al formularnos preguntas como:
- ¿Estoy haciendo todo lo posible para que se sientan bienvenidos y confiados en sus experiencias?
- ¿Cómo pueden los métodos de comunicación y el lenguaje que utilizo ayudarles a percibir que todos son parte de la ciencia?
- ¿Cómo se conectan y relacionan sus experiencias con los ricos y diversos intereses, experiencias y vidas cotidianas de las audiencias?
- ¿Cómo se valora y aprovecha el conocimiento y las experiencias STEM que traen consigo nuestros visitantes?
El capital científico no es, en sí mismo, una herramienta de evaluación. No podemos decir si una sola visita o experiencia ha aumentado el capital científico de alguien, ya que esto se debe a una combinación de factores a lo largo del tiempo. Pero al usar y aplicar una buena práctica, podemos ayudar a hacer crecer el compromiso de las personas con la ciencia, lo que, con el tiempo, aumentará su capital científico.
El compromiso de las personas con la ciencia se puede observar y medir si:
- Tienen una conexión significativa con nuestras experiencias y contenido.
- Establecen vínculos con lo que saben y experimentan en su vida cotidiana.
- Perciben una sensación de pertenencia.
- Perseveran, completan actividades y pasan más tiempo en nuestros museos.
- Experimentan emociones positivas hacia una experiencia.
- Muestran una participación decidida, contribuyendo en nuestras experiencias y programas.
Esperamos que todo lo recogido en el texto de hoy pueda resultarte de utilidad.
Recursos:
Archer, L., Dawson, E, DeWitt, J., Seakins, A. y Wong, B. (2015): Science capital: a conceptual, methodological, and empirical argument for extending Bourdieusian notions of capital beyond the arts. Journal of Research in Science Teaching, 52/7, págs. 922–48.
Archer, L., Dawson, E., Seakins, A. y Wong, B. (2016): Disorientating, fun or meaningful? Disadvantaged families’ experiences of a science museum visit. Cultural Studies of Science Education, 11/4, págs. 917–39.
Archer, L., DeWitt, J. y King, H. (2018): Improving science participation: Five evidence-based messages for policy-makers and funders. Londres: UCL Institute of Education.
Science Museum Group (2020): Engaging all audiencia with science – Edita: Science capital and informal learning. Science Museum Group, King’s College London y University College London.
Fotografía: Curtin University – 5 reasons to try out the Makerspace.
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