Diseño y Técnicas Básicas para la Creación de Exposiciones

Estudiosos de museos, e instituciones como el ICOM, han estado de acuerdo, desde hace mucho tiempo, en que el museo como institución cultural debe asumir las funciones de recopilar, documentar y preservar objetos, artefactos o especímenes. Para ello, realizan una actividad adicional que abarca los resultados de investigaciones conectadas a una programación de exposiciones de calidad, aportando la mediación necesaria para que los visitantes sean capaces de interpretar su significado cultural. Por otro lado, las funciones de un museo no se limitan a preservar y almacenar colecciones, sino que son instituciones para difundir el conocimiento a la sociedad sobre su historia, cultura y ciencias (Tambi, 2011). En consecuencia, a partir de todo esto, se nos dice que el museo ha sido identificado como una fuente de saber que nos ofrece una visión universal de todo el conocimiento humano.

Tradicionalmente, los museos han exhibido sus colecciones y contenidos utilizando una gran variedad de medios  pero, sobre todo, en los últimos tiempos. Como función central de los museos, las exposiciones nos muestran sus colecciones conectadas a una narrativa adaptada a los visitantes. Son un medio de comunicación pública que ofrece una experiencia transformadora para el público que los visita. Como afirman Lord, Dexter y Mayrand (2001), la exposición en el museo debe comunicar al público lo más profundo de su mente y sentimiento. En consecuencia, la clave para preparar una exposición del museo reside en la importancia que tiene que el profesional, o equipo de profesionales al cargo de su creación, y de que sean capaces de saber lo suficiente y acumular un conocimiento que luego se transfiera a sus propuestas. Por ello, el éxito de cualquier exposición se puede medir de dos maneras: desde el aspecto de la satisfacción del visitante o a través de una valoración crítica por parte de un experto y el museógrafo/a.

Se necesitan, pues, métodos o técnicas de presentación más eficaces para una mejor comunicación con el público del museo. Dentro de este escenario, mediante una intensiva búsqueda bibliográfica, podremos estudiar y comprender el proceso de mediación para la creación de una exposición del museo. Los hallazgos de estos estudios ayudarán a dar forma al conocimiento y a la mejor praxis posible para su óptimo diseño futuro.

El diseño de exposiciones se parece a la edición de un libro, o a la producción de una película, en la que muchas partes se unen para crear una experiencia única basada en narrativas, estrategias didácticas, actividades u otras categorías. En general, entendemos que es el proceso de desarrollo de una exhibición de contenidos para museos. Un proceso configurado y organizado para ser atractivo y educativo para los visitantes. Algunas exposiciones pueden estar diseñadas para ser instalaciones permanentes en los museos; otras son solo temporales, y algunas permiten exclusivamente una interacción práctica con sus visitantes (Kamaruddin, 2019).

Con respecto al significado del diseño de exposiciones de museos, otros académicos apuntan que éste utiliza los objetos físicos, artefactos reales o exhibiciones vivientes como puntos focales para transmitir al público un contenido importante (Henning, 2006). En consecuencia, se genera un evento donde exhibir y presentar la colección para que la gente la vea e interactúe con ella. Por lo general, las exposiciones de museos pueden englobar elementos tan importantes como audio, imágenes visuales, objetos, actividades y otra clase de experiencias. Todo ello se combina con un objetivo denominado diseño de mediación y de experiencia.

El equipo de desarrollo de exposiciones está formado por varios profesionales clave con sus propias habilidades, perspectivas y responsabilidades únicas (Lorenc, Skolnick y Berger, 2007). En particular, lo conforman un museólogo/a, museógrafo/a, diseñadores gráficos, interioristas y otros técnicos. Por lo general, el museólogo/a es la persona que necesita asegurarse de que el contenido de la exposición sea preciso. Otros expertos, como museógrafos/as, se responsabilizarán del diseño físico del espacio de exposición, comprobando que cada recurso visual y sonoro (también los relacionados con el resto de los sentidos) sea utilizado para comunicar los mensajes de manera efectiva, atractiva y accesible para todos. La función de los creadores que participan en el desarrollo del diseño de la exposición del museo no solo debe centrarse en la narrativa, la distribución del espacio o los recursos expositivos, como la tecnología, sino también en la estrategia de mediación.

Con relación al desarrollo de la exposición, hay dos fases involucradas: el proceso de diseño (concepto y técnica) y el resultado del proceso de diseño (fabricación e instalación). Respecto al proceso de diseño, una amplia literatura establece que existen cinco fases principales:

• Desarrollo de conceptos.
• Diseño esquemático.
• Desarrollo de diseño.
• Diseño final.
• Documentos de producción y construcción.

Estas cinco fases tienen sus propios «entregables» de contenido. Además, en el resultado del proceso de diseño hay dos fases involucradas, la fabricación y la instalación.

Por lo general, para el diseño de la exposición se establece que el equipo de producción ha de estar listo para dar forma al concepto expositivo. En consecuencia, el desarrollo de dicho concepto normalmente proporciona la «hoja de ruta» para la producción de la exposición. Este proceso debe contener componentes como la visión y misión de la exposición, su estética, el concepto principal, el presupuesto inicial y el cronograma de producción y entrega.

Después de aclarar el concepto de exposición y el presupuesto inicial, se llevará a cabo el detalle del diseño del concepto expositivo y de sus contenidos. Esta fase normalmente se denomina diseño esquemático. El objetivo del diseño esquemático suele ser el de desarrollar el alcance y el carácter de la exposición. Esto permite a todas las partes involucradas confirmar temas y revisar la apariencia espacial, la distribución de los contenidos, materiales y costos adicionales. Además, durante esta etapa, el equipo deberá disponer de imágenes, la narrativa general de la exposición, maquetas o prototipos constructivos o con infografías 3D, para poder revisar, desde un principio, la asignación de espacios, flujo de tráfico, componentes de audio y visuales, pantallas interactivas, iluminación y efectos especiales. Claramente, se muestra que en esta etapa, el diseño general de la mediación es la acción más Importante que llevar a cabo. Los entregables de contenido incluyen, en esta fase, el resumen de todo el material expositivo, lo que proporciona una descripción general de la exposición y sus mensajes principales, e identifica temas, subtemas y estrategias interpretativas potenciales, como elementos interactivos y el uso de medios tecnológicos.

La tercera fase es el desarrollo del diseño museográfico. Esta etapa transforma el contenido de un esquema en un guión y articula el diseño final. Se crean dibujos en alzado y planta de la exposición sobre el espacio real a escala. Los entregables de contenido en esta fase incluyen el guión de la exposición que, una vez investigado, se compila en un borrador de texto y se incorpora con información sobre imágenes o con cartelas de los objetos y los interactivos. Para esto último, para la parte interactiva, se habilitarán los usos de audiovisuales y programas informáticos, finalizando así  con los elementos del diseño visual. La señalización gráfica direccional e identificativa para los espacios interiores y exteriores del área expositiva pasa a ser parte principal de esta etapa.

Al concluir la fase de diseño, se ultimarán los detalles visuales y los diseños gráficos en un paquete listo para su producción. Se trata de un paquete completo que ilustra el diseño final de la exposición, e incluye la ubicación de cada componente, los detalles de los medios audiovisuales que se utilizarán y el funcionamiento de cada sistema de sonido e iluminación dentro del espacio. Los entregables de contenido en esta fase cuentan con los archivos de diseño corregidos y validados (diseño gráfico) que deberán estar ya listos para la producción. Por derecho, una vez que se complete esta fase y haya sido aprobada por el equipo, se puede pasar a la fabricación y, posteriormente, a la instalación final.

En cualquier caso, lo importantes es tener en cuenta que el público objetivo de una exposición de museo son los visitantes, y por ello han de considerarse todos los perfiles. La finalidad es comunicar y cumplir con las expectativas y necesidades de sus públicos. El diseño de mediación y la museografía son las herramientas iniciales de comunicación entre el contenido de la exposición del museo y sus visitantes. En este sentido, el diseño de exposiciones de museos deberá construir un puente entre el espectador y el material expuesto. El público satisfecho es el referente más importante para lograr el éxito en una exposición. Cuando el prestigio del museo y la confianza de la audiencia aumentan, el equipo puede darse por satisfecho: misión cumplida.

Diseñar una buena exposición de museo es un desafío y una gran experiencia. La naturaleza del proceso de desarrollo del diseño y la producción de la exposición, requieren que los museólogos que colaboraran trabajen en equipo con otras disciplinas profesionales. Además, la comprensión de los creadores sobre el papel de la apariencia de la exposición también es importante para garantizar que cada visita sea óptima. A partir de aquí, podemos entender que el diseño de la exposición del museo es un hecho multidisciplinario. Pero para asegurarnos de que cada exposición sea algo único, el desafío de mantener la atención del visitante y, al mismo tiempo, tratar de hacer que aprendan sobre su visita, se requerirá un excelente desempeño por parte de todos los implicados, sin excepción.

Consultas: info@evemuseos.com

Recursos bibliográficos: