En el artículo de hoy os ofreceremos cuatro mini-escenarios que describen cómo podría ser el mundo post-pandémico en 2025, con algunas ideas sobre la manera de adaptarse los museos a cada uno de esos escenarios. Utilizaremos estos breves bocetos como semillas para ir generando narrativas más largas y precisas, si cabe, construyendo visiones futuras e imaginando cómo podría responder tu museo a ellas. También pueden servir de inspiración para crear otras historias que quizás desees explorar e incluir en tu planificación de futuro a cinco años.
Crecimiento: Volver al camino con normalidad
Casi todos los países salieron de la pandemia profundamente dañados, pero con sus sistemas e infraestructura esenciales en funcionamiento. Una vacuna eficaz y bien difundida, combinada con campañas de comunicación nacionales que promueven un comportamiento social seguro, ha dado como resultado que el virus COVID-19 fuera derrotado efectivamente en 2021. Mientras que la economía en 2025 aún no se ha recuperado a niveles prepandémicos, los sólidos alivios financieros (aplicados en los países del primer mundo) minimizaron los cierres de empresas impulsando el empleo durante la prolongada recesión. Sin embargo, la pandemia dejó una marca permanente en todos los países. La huida de las escuelas públicas a las privadas ha ampliado la brecha de educación basada en la riqueza. La normalización del teletrabajo y el comercio minorista en línea han vaciado los centros urbanos. Por el lado positivo, decir que el impulso para mejorar el acceso a Internet para las comunidades pobres y rurales ha reducido en gran medida la brecha digital en el mundo.
En este escenario, los museos reconstruyen sus modelos de negocio tradicionales con nuevas limitaciones: el turismo internacional aún tiene que recuperarse y los visitantes continúan evitando las multitudes. Las audiencias ahora son más jóvenes, más locales y gastan menos. En este entorno económico estresado, todas las fuentes de ingresos tradicionales deben funcionar con total eficiencia. Los museos utilizan herramientas, como los precios de compra anticipada y el análisis de datos, para maximizar los ingresos y mejorar la monetización de sus productos y servicios digitales. La gestión corporativa finalmente ha llegado a los museos.
Restricciones: Interdependencia.
La pandemia de COVID-19 puso de relieve la fragilidad de muchos países cuyos sistemas llegaron a niveles críticos: alimentos, transporte, atención, servicios de la ciudad; no se apoyó a las comunidades vulnerables. Habiendo aprendido esta lección, en 2021 las nuevas administraciones se dedicaron a la tarea de liderar los esfuerzos para fortalecer la resiliencia y la sostenibilidad de cada país. Algunos países se alejaron de la privatización para poner rumbo hacia una sólida financiación pública de los servicios esenciales: transporte, educación, atención médica universal y universidades públicas. El salario mínimo exigido a nivel nacional ahora está configurado para ser un salario digno, según lo determinen las condiciones locales. Con fondos adicionales de los gobiernos estatales, muchas universidades estatales e históricas ahora son gratuitas.
En este escenario, los museos emergen como una fuerza estabilizadora, ayudando a las comunidades y economías a reconstruirse después de la pandemia y proteger así a la sociedad de los continuos trastornos del siglo XXI. Idealmente, los museos reciben un sólido apoyo del gobierno local, estatal y federal en reconocimiento de su papel como servicios públicos (al margen de su propia sostenibilidad económica desde su gestión corporativa); de los proveedores sanitarios por su contribución cuantificable a potenciar la salud y el bienestar ciudadano; y de las personas, empresas y donantes que valoran lo que hacen los museos para sostener a sus comunidades. Casi un tercio de los museos reciben financiación a través de su función formal en el sistema de escuelas públicas, que sirven como aulas y proveedores de formación. Los ingresos del museo se refuerzan con los reembolsos del seguro por el costo de las visitas para fomentar la salud mental y física.
Colapso: Modo de supervivencia.
La pandemia mundial de COVID-19 duró cinco largos años, como consecuencia del «negacionismo del COVID» – fomentado por el populismo – y marcado por una amplia propaganda que aumentó la resistencia a la vacunación, el uso de las mascarillas y el distanciamiento social. Las oleadas de infección resultantes requirieron un ciclo continuo de bloqueo por parte de ciudades y estados. Algunos países se vieron obligados a utilizar el ejército y guardias nacionales estatales para vigilar las fronteras y hacer cumplir las pruebas y las cuarentenas. La UE sigue restringiendo los viajes desde EE. UU. y el turismo internacional receptor es de un escaso 10% comparado con los niveles prepandémicos. Las escuelas primarias adoptaron la educación a distancia a largo plazo, lo que obligó a muchos padres (en su mayoría mujeres) a abandonar su situación laboral para cuidar a los niños en edad escolar. El estrés económico extendido provocó el cierre del 40%-60% de las pequeñas empresas y ésto, a su vez, destruyó los ingresos fiscales estatales y locales.
En este escenario, el 20% de los museos estadounidenses cerraron permanentemente entre 2020 y 2025, y los que sobrevivieron han agotado sus reservas financieras. El alto desempleo deprimió aún más los salarios de los museos, y muchas de estas entidades se deshacen de partes «no rentables» de sus operaciones (es decir, educación, investigación, conservación de objetos). Las fuentes de apoyo más confiables para los museos en 2025 son los donantes ultra ricos, las fundaciones caritativas y las grandes corporaciones que han prosperado a pesar de (o debido a) la pandemia. En casos excepcionales, reciben ayudas públicas. Ahora la urgencia es incorporar los sistemas de gestión corporativa al quehacer cotidiano de todos los museos del mundo.
Transformación: Museología ciudadana.
Entre 2021 y 2025, uno de cada cinco empleos en EE. UU. fue reemplazado por robots e inteligencia artificial a prueba de pandemias. Ante la necesidad de paliar el daño financiero del desempleo masivo, en 2022 Estados Unidos implementó un Ingreso Básico Universal suficiente para satisfacer las necesidades de vivienda y alimentación de las familias. Como resultado, el país experimentó un aumento en el número de personas que buscaban un trabajo no remunerado significativo. Muchos, desempleados pero económicamente seguros, encontraron personal realización a través del voluntariado. El gobierno lanzó el Cuerpo de Cultura de EE. UU. en 2023 para canalizar y distribuir a estos voluntarios en proyectos de apoyo al arte, la cultura, la historia y la ciencia.
En este escenario, los museos están compuestos en gran parte por voluntarios locales que reflejan fielmente la demografía racial y étnica de sus comunidades. Al reducir la nómina general (que tradicionalmente representaba hasta el 70% del presupuesto de un museo), estos «museólogos ciudadanos» han logrado que los museos sean más equitativos, asequibles y sostenibles, por lo que ahora dedican su presupuesto salarial restante a pagar buenos salarios para puestos que anteriormente se hallaban en la parte inferior de la escala salarial. La entrada gratuita, así como los programas y servicios gratuitos o de bajo costo, son ahora la norma. Al mismo tiempo, el mayor apoyo de los voluntarios y la menor dependencia de los ingresos obtenidos hace que los museos sean menos vulnerables financieramente en la realidad económica que ya estamos viviendo actualmente.
Comparte con nosotros tu visión particular del futuro de los museos a cinco años.
Consultas: gestion@evemuseos.com
Opinión compartida de Larissa Pietri Baldó (economista).
Recurso:
Asociación Americana de Museos (2021): TrendsWatch. Navigating a disrupted future. Center for the Future of Museums. AAM.
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