Qué Está Pasando con los Museos Digitales

Qué Está Pasando con los Museos Digitales

 

 

La tecnología está cambiando el mundo, y lo hace a un ritmo vertiginoso. Los avances tecnológicos afectan directamente a los museos y a otras instituciones culturales, así como al papel que desempeñan (o no desempeñan). Veamos:

  • Blockchains y tecnologías similares están redefiniendo la confianza. Las criptomonedas pueden ser una moda pasajera, pero para las instituciones que se enorgullecen de ser fuentes de información confiables y dependen de ellas, la tecnología subyacente no lo es.
  • La inteligencia artificial sustituirá a los curadores, más o menos. Además, los algoritmos de aprendizaje profundo pueden utilizar colecciones de museos en línea para perfeccionar sus habilidades.
  • Hasta ahora, en los museos, los robots solo se han visto en puestos de personal. Démosles unos años y formarán parte también de la audiencia de nuestros museos.
  • Juegos. En algún lugar entre PlayStation 2 y la recién llegada PS5, sucedió algo enorme, y no solo nos referimos a la calidad de los gráficos. Mientras que las reseñas de juegos solían centrarse en el lado duro de las cosas (fallas, bugs, gibs, malas armas), ahora vemos que en YouTube juzgan un juego por la empatía que los jugadores desarrollan por los personajes y la profundidad de la historia. Increíble.
  • Intimidad.
  • Seguridad.
  • Y las viejas redes sociales, que son irreconocibles en comparación con lo que teníamos hace diez años, cuando comenzaban a dominar los debates de los museos.

Es probable que ninguna de estas y otras tendencias se reviertan, ni pronto. Muchas de ellas son abrumadoras para aquellos de nosotros que no estamos en el asiento del conductor de la innovación tecnológica. La mayoría de los museos no están en el asiento del conductor. Ni siquiera viajan en el mismo autobús.

Para valorar lo que todo esto implica para nuestros museos, demos un paso atrás y veamos por qué estamos (o estábamos) tan entusiasmados con la tecnología:

  • La tecnología prometió deshacerse del intermediario. Internet hizo en su día la promesa de comunicar todo el contenido directamente a las personas que lo deseasen, de forma económica y sin esfuerzo. Se nos garantizó que todo el contenido estaría disponible, sin censura, en cualquier momento. Pero resulta que necesitamos desesperadamente un intermediario. En medio de todo el contenido digital, ¿quién puede detectar la verdad? Al revés, las exposiciones y las historias curadas por las masas no son necesariamente las buenas.
  • La tecnología permitió crear nuevas comunidades. Sin embargo, podemos llegar a creer que este es uno de los activos más poderosos de la era digital… En la mayoría de las comunidades de medios sociales ahora es una maldición, un eco de ideas aceptables. Necesitamos que alguien rompa las burbujas del filtro.
  • Las organizaciones (y la sociedad) pasarían de estar organizadas verticalmente a hacerlo de manera horizontal. En su último libro, Neill Ferguson demuestra que esta es siempre la promesa de las nuevas tecnologías, pero que existe una tensión que genera nuevos monopolios. Todos pueden ser famosos en Instagram mañana, especialmente si lo eres (o rico) hoy.
  • La tecnología prometía igualdad. Lamentablemente, como declara Ramesh Srinivasan, la desigualdad es una parte importante de la historia de Internet actual y la globalización, en términos generales, ha reforzado esa desigualdad por la forma en que se han implementado las nuevas tecnologías. «La difusión descontrolada de tecnologías tiende a cosificar más que a disminuir la desigualdad».

Así  pues, la tecnología no nos ha liberado. Todavía hay porteros; todavía hay censura. No se puede creer que la tecnología o los medios digitales estén rotos, perse, pero al igual que nuestras sociedades, necesitamos un nuevo enfoque para arreglar lo que les pasa.

Existe el riesgo de que construyamos museos digitales que sean como los físicos: importantes, hermosos, significativos, pero en gran medida irrelevantes para la sociedad (digital) de la que forman parte. Nuestras colecciones en línea están llenas de impresionantes colecciones y obras de arte, pero no están conectadas con un debate polarizado en Facebook, por poner un ejemplo.

Hay otra forma.

Es un placer poder hacer todos nuestras transacciones bancarias sin tener que salir a la calle, demos un hurra a los bancos en línea (los que funcionan). En los últimos años, se han iniciado un par de proyectos que lo están haciendo también muy bien. Primero, está Buy The Change, que muestra a los consumidores dónde pueden gastar su dinero en productos y servicios justos y sostenibles. Su aplicación de banca móvil (Triodos) tiene un mapa en la pantalla de inicio que muestra dónde y por qué la plataforma invierte el dinero en el que confía. Recientemente, la campaña para promover sus diversos productos de inversión se centró en el claim «invertir para los humanos» (en lugar de hacerlo en robots), fomentando los compromisos a largo plazo para hacer un cambio donde realmente importe, en lugar de operaciones a corto plazo que solo se centran en hacer dinero y más dinero.

Triodos utiliza las posibilidades de un mundo digital y globalizado para marcar la diferencia en la escala humana.

En otros lugares del mundo, se está haciendo lo mismo en diversas industrias. Podemos comprar jeans sostenibles en línea, obtener atención de alta calidad de profesionales de la salud organizados de manera independiente y estar seguros de que el chocolate y el café que consumimos no perjudican a nadie. Estas iniciativas no replican un modelo antiguo en línea, sino que utilizan inteligentemente lo digital para hacer del mundo un lugar mejor.

¿Qué pasa entonces con los museos digitales?

Es posible que aún no dispongamos de las soluciones definitivas con las que los museos digitales puedan hacer del mundo un lugar mejor.

Entre otras cosas, se nos ocurre que necesitamos facilitadores capacitados para las conversaciones digitales; necesitamos fuentes confiables que nos muestren la «verdadera verdad» y herramientas y apoyo para enseñarnos cortesía y cómo interactuar con extraños en un mundo digital. Se requieren, además, personas que puedan ayudarnos a explorar nuevas ideas y a adaptarnos a las de los demás. Los museos digitales pueden ser estos facilitadores, lugares, personas. El Rijkstudio (wow!) del Rijksmuseum es un buen ejemplo de ello, por supuesto, pero también lo es algo tan simple como la infografía sobre «cómo detectar noticias falsas» que la IFLA publicó en el año 2017. Proyectos como «It gets better» y «A mile in my shoes» pueden o no ser proyectos de museo, pero actúan como un museo. No hay razones por las que las experiencias con hashtags como #MuseumWorkersSpeak e iniciativas como Museum Hue no puedan ser museos, en lugar de parecer museos.

Si bien muchos museos todavía están dando pequeños pasos en el mundo digital, es alentador comprobar que la mayoría se está formulando preguntas complejas sobre el uso de la tecnología. La conferencia Sharing is Caring del año pasado se centró en cuestiones sobre la digitalización y el impacto social, un tema muy querido para mí. En los talleres y el trabajo de consultoría que hago, las organizaciones con visión de futuro combinan la digitalización con hacer el bien, a menudo con resultados inspiradores.

Los museos digitales no están estropeados. Aún no. Somos lo suficientemente inteligentes como para evitar que lo estén o lo lleguen a estar, pudiendo hacer que sean relevantes. Sin embargo, para preparar el museo digital del futuro, es necesario que pensemos también de manera diferente sobre el museo no digital, el museo presencial. Necesitamos ser más inteligentes. La tecnología no es una extensión de los servicios tradicionales de los museos; es nuestra oportunidad para hacer del mundo un lugar realmente mejor.

¿Cuáles son tus ejemplos favoritos de cómo hacer lo digital correctamente? Para «arreglar» el debate de este artículo, esperamos algún comentario especialmente valioso aquí o en nuestras redes sociales. ¡Gracias!

Recurso bibliográfico:

Jasper Viser (2018): Futureproofing the digital museum. The Museum of the Future. Culture in times of social and technological changes.

Fotografía principal:


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