El Museo Sensorial

El Museo Sensorial

 

En las últimas cuatro décadas, las humanidades y las ciencias sociales han sido testigos, dos veces, de la transformación y evolución de la investigaciones relacionadas con la mente y el cuerpo. En la década de 1980, surgió lo que se denominó «giro hacia el cuerpo», que enfatizaba sobre la anacrónica concepción en el dualismo mente-cuerpo, aportando activamente el concepto de «cuerpo» aplicado al estudio actual de las humanidades y de las ciencias sociales. A partir de los noventa, se vislumbra lo que se ha denominado «giro sensorial», poniendo de relieve que la experiencia sensorial no es meramente fisiológica, sino que también atiende a estudios históricos y sociales.

El «giro hacia el cuerpo» ha alentado al mundo académico a prestar atención a los temas relacionados con la mente y el cuerpo, para considerar y permitir que éste último vuelva a la investigación después del «giro interpretativo». Al mismo tiempo, George Lakoff y Mark Johnsen introdujeron el concepto de «encarnación», «mente encarnada» y «cognición encarnada», profundizando así en el papel formativo de nuestro entorno en cuanto al desarrollo de los procesos cognitivos. Se estudiaba la encarnación a partir del efecto que el cuerpo, su estado sensorio-motor, su morfología o su representación mental ejercen, jugando un papel instrumental en el procesamiento de creación de información. Literalmente, las racionalidades abstractas, en su esencia, se originan a partir de la proyección metafórica de la experiencia corporal (para más explicaciones teóricas sobre cómo definir la encarnación, ver, por ejemplo, Wilson, 2002; Goldman y de Vignemont, 2009), algo aceptado positivamente por los académicos y eruditos, quienes han intentado desafiar la rutina a la hora de considerar las actividades culturales como el argumento «mental» del pasado. Hoy en día, en cambio, se consideran como «cultura de la encarnación». Sin embargo, este enfoque también afronta numerosos desafíos. Las discusiones entre la mente y el cuerpo implican una consideración filosófica compleja, y el inicio de la «encarnación», en la fenomenología a las ciencias sociales, produce argumentaciones redundantes. Por lo tanto, los estudiosos tienen que hacer grandes esfuerzos para presentar el cuerpo de manera subjetiva a fin de enfatizar en la esencia del «giro hacia el cuerpo».

Las investigaciones referentes a lo sensorial han evitado especulaciones filosóficas redundantes sobre la dualidad mente-cuerpo. En tanto que pertenece a la categoría de «cuerpos», el análisis de los fenómenos culturales e históricos de la experiencia sensorial tiende a presentar el significado de los «cuerpos» directamente. Curiosamente, la contribución más importante del «giro sensorial» a los estudios sobre el tema no radica en el énfasis sobre lo corporal, más bien trata de remarcar la idea de que los sentidos no se refieren únicamente a la fisiología, sino también a aspectos íntimos culturales, sociales e históricos. A pesar de esto, cinco sentidos se discuten comúnmente por separado o haciendo una revisión sobre el «ocular-centrismo», algo que está siendo cuestionado en los últimos años. Según algunos estudiosos, la percepción tiene que ver con observar nuestro mundo circundante integrando los diferentes sentidos para recibir información simultánea, por lo que percibimos nuestro entorno continuamente generando una respuesta en consonancia. Como suele recogerse en la bibliografía relacionada con los sentidos, se impone la idea de un sentido único. Sin embargo, es realmente difícil trabajar en la vida real sobre cualquier modalidad cultural prestando atención a un solo sentido, especialmente cuando se hace hincapié en el papel crucial que juegan nuestros sentidos en una sociedad específica, o cuando compara el uso de los cinco sentidos en función de las diferentes comunidades culturales.

De todo ello se desprende que algunos «eruditos sensoriales» hayan intentado proponer modificaciones cuyas perspectivas, sin embargo, no logran todavía eludir el marco de consideración de los sentidos individuales como unidades de investigación. También encontramos nuevas denominaciones que los estudiosos usan o inventan, pero no se proporcionan detalles sobre las mismas. Howes y Pink, por ejemplo, utilizan palabras como inter-sensorialidad y multi-sensorialidad, sin ofrecer explicación alguna sobre cómo la percepción está formada por la multiplicidad de los sentidos. Algo parecido sucede con las palabras nuevas que vienen acompañadas de «sensorial», como «significado sensorial», «interfaz sensorial», «armonía sensorial», «valor sensorial», «simbolismo sensorial» y «paisaje sensorial». Aunque sus significados pudieran estar relacionados con una combinación de palabras, no se proporcionan definiciones teóricas precisas con respecto a su naturaleza perceptiva, por lo que los conceptos que subyacen detrás de ellas no poseen gran valor racional, si bien a menudo aparecen en artículos que se apoyan en el sentido común. El uso de estos vocablos sin definiciones detalladas también sugiere la falta de un marco teórico claro o clarificado en las investigaciones sobre nuestros sentidos.

Interacción de los sentidos en nuestros museos.

En los campos de las humanidades y de las ciencias sociales, como decíamos, la investigación sensorial que creemos más inspiradora se centra en la diversidad de la experiencia sensorial, frecuentemente aludiendo a los cinco sentidos. También existen estudios que examinan cómo cambia nuestra comprensión sensorial a lo largo de la historia y entre diferentes culturas, e incluyen mucho material de interés general y particular relacionado con la historia y la experiencia del museo. Un número cada vez mayor de estudios sobre museos multisensoriales se basan en pruebas científicas a partir de la neurociencia, planteando un diálogo entre académicos de museos multisensoriales e investigadores en neurociencia , algo que ha dado pie a la producción de aplicaciones, dispositivos, métodos y logística sensorial con resultados verdaderamente innovadores.

Nuestros sentidos como expresión artística.

En las últimas décadas, los artistas han intentado integrar el oído, el olfato, el tacto e incluso el gusto en sus obras, además de la acción corporal. Ese tipo de obras de arte arrojan luz sobre la exploración de la posibilidad del arte sensorial. El uso de múltiples sentidos constituyen ya una exposición por si misma, transformándose gradualmente en el objetivo de algunos artistas, lo que, a su vez, desafía la limitación de la aplicación sensorial de un museo para hacerlo más diverso y experiencial.

Sentidos como información.

Con la «transformación sensorial», los museos modernos han comenzado a reconsiderar sus limitaciones en el uso de los sentidos a la hora de exhibir sus colecciones, y están comenzando a explorar el potencial de las soluciones multisensoriales para mejorar la mediación y la accesibilidad del conocimiento para con el público. De esta manera, aumentan el compromiso con los visitantes conectándolos con las propiedades sensoriales de los objetos históricos, sus contextos y las historias que hay detrás, proporcionando, además, experiencias enriquecidas emocionalmente. Son cada vez más los estudios que indican que la interacción con objetos sensoriales tiene un valor social, cognitivo e incluso terapéutico, especialmente para las personas que sufren alguna discapacidad. Los museos comienzan a apreciar el uso del «tacto», considerándolo una herramienta terapéutica y cultural, además de una potente plataforma de comunicación. El «sonido» crea una sensación de experiencia espacial, y el «olfato» posee la capacidad de desencadenar recuerdos personales, disparar la imaginación y potenciar la emoción.

Sentidos como fenómenos.

Los fenómenos sensoriales nos muestran las experiencias de vida contextualizadas con el cuerpo y los sentidos, incrustados en el objeto de un museo que se desprende de sus circunstancias originales, alejándose de la descontextualización y de todo aquello que resulte irrelevante para el gran público. El mundo de los museos es un retrato de la vida cotidiana, lleno de experiencias multisensoriales; un lugar donde las personas comprenden y experimentan el mundo a través de sus sentidos y del cuerpo, bajo el cual el pensamiento sobre el uso de la «multisensorialidad» está ganando cada vez más oportunidades para ser aplicado. Los fenómenos ligados a las combinaciones sensoriales se pueden conocer o experimentar a partir de nuestros sentidos con mayor facilidad, de este modo es posible «recordar el poder de expresión» que tienen. Por lo tanto, la inmersión multisensorial (la teoría de la inmersión o la teoría del flujo es planteada por Mihaly Csikszentmihalyi) abarca una experiencia de flujo, a través de la cual una persona que realiza una actividad se sumerge completamente en una sensación de enfoque interactivo, participación y disfrute total durante la misma. La experiencia inmersiva también es examinada por Privette y Bundrick, y se contempla como un proceso de disfrute interior que comparte similitudes con la «experiencia máxima» y el «rendimiento máximo» enunciados por Maslow, extendiéndose al entorno y a todo el contexto espacial del museo, con el uso de las últimas tecnologías virtuales.

Debido a sus destacadas ventajas y características en interacción, inmersión e imaginación, la tecnología virtual se utiliza cada vez más como herramienta educativa en los museos, sobre la base del aprendizaje multisensorial que enfatiza la importancia de la experiencia directa. Se impulsa así a los estudiantes a observar y experimentar los fenómenos y reglas del mundo real utilizando diferentes tipos de sentidos. El campo de la investigación de museos multisensoriales es muy diverso y excitante para nosotros, pero todavía existen muchas lagunas en cuanto a cómo los sentidos humanos pueden participar completamente para obtener el máximo valor en las visitas a los museos. Como mencionamos anteriormente, la mayoría de los estudios sensoriales y sus conexiones con los museos se pierden entre las descripciones de experiencias que resultan ser finalmente subjetivas e individuales. Por lo tanto, es muy necesario investigar la preferencia y el comportamiento de los visitantes desde una perspectiva más objetiva y general, a través, por ejemplo, de cuestionarios y observaciones relacionadas más estrechamente con la experiencia sensorial.

Recurso bibliográfico:

Siyi Wang (2020): Museum as a Sensory Space: A discussion of communication effect of multi-senses in Taizhou Museum. Sustainability, 12, 3061.


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Un comentario en «El Museo Sensorial»

  1. Los estímulos sensoriales en las exposiciones, no se limitan solo a los clásicos «cinco sentidos», hay más capacidades humanas perceptivas. Y la experiencia multisensorial es una forma de conocimiento que puede ser ampliamente explotada en los museos. Mi propuesta «Neomuseografía: Poética del espacio museístico» (libro digital abierto de Ediciones UAEM) explica el gran potencial educativo que se puede proporcionar a través de tecnologías poliestésicas inmersivas aplicadas con arte total, en exposiciones sobre temas relativos a conocimientos de distintos órdenes, cultura inmaterial y colecciones.

    Si bien, es necesario realizar estudios cognitivos y neurocientíficos como parte exploratoria sobre los límites de mi propuesta, la Neomuseografía abre otras posibilidades educativas al concebir a las exposiciones como ámbitos educativos prometedores para el futuro Y en la era del COVID19.

    Los invito a consultar mi libro digital (es gratuito) o leer una síntesis de la propuesta en el artículo «Neomuseografía/arte/ conocimiento» en la Gaceta de Museos INAH, número 75, marzo 2020 (se puede leer en línea). Es necesario establecer diálogos y contribuciones recíprocas para ampliar el impacto social de los museos. Actualmente realizamos la Red de Museo Ecológicos en México y Centroamérica, donde se aplicará mi planteamiento. MIGUEL A. CORREA F.

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