Retos de los Museos Digitales

Retos de los Museos Digitales

 

Desde tiempos inmemoriales, las exposiciones tradicionales de los museos se limitaban únicamente a convocar al público a las salas de exhibición para contemplar las colecciones originales; sin embargo, debido a factores como el espacio de exposición, la lejanía y los horarios, el número total de contactos directos con las exhibiciones es cada vez más pequeño ( en muchos casos casi nulo en estos tiempos de pandemia). El Museo Nacional del Palacio (NPM) de Taiwán, que contiene más de 650.000 antigüedades nacionales y extranjeras, ha aumentado continuamente sus colecciones comprando o aceptando donaciones de objetos. La exposición completa necesitaría más de 30 años de trabajo, y se convertiría en un almacén de antigüedades, inaccesible y distante. Además, dado que las antigüedades pertenecen a todos los ciudadanos, el museo tradicional debe permitir que sus propietarios pueden recibir libremente información sobre sus propiedades, y no es el caso.

Según los estatutos del Consejo Internacional de Museos (ICOM), un museo «es una institución permanente, sin ánimo de lucro, al servicio de la sociedad y su desarrollo, abierta al público, que adquiere, conserva, investiga, comunica y exhibe lo tangible y patrimonio inmaterial de la humanidad y su medio ambiente con fines de educación, estudio y disfrute». Por lo tanto, una función importante de cualquier museo es hacer que sus colecciones formen parte de nuestra vida. A partir de esta aspiración, la curaduría digital de los museos se ha convertido en un objetivo común, tanto en el sector académico como en el público.

La tecnología y el impacto social juegan un papel complementario en la digitalización de los museos. El valor y la función del patrimonio cultural se manifiestan en el intercambio de conocimientos y de ideas. Por ello, el enfoque del museo digital debería centrase en la experiencia del visitante más que en la tecnología en sí. Sin embargo, la ausencia de una tecnología avanzada hace que ese objetivo no se pueda materializar de manera efectiva. Así pues, los retos que implican la creación de museos digitales se pueden plantear bajo dos dimensiones: el uso de las tecnologías y la mejora de las experiencias de los usuarios. Antiguamente, la dimensión técnica constituía el foco principal. Se han investigado extensamente elementos que van desde la obtención de imágenes y la digitalización de colecciones hasta su gestión digital. Es cierto que un museo digital exitoso requiere una buena tecnología; también lo es que el éxito no puede llegar sin considerar la idea de compartir con otros el patrimonio cultural. Sin embargo, existen muy pocos estudios al respecto de esto último, particularmente en lo referente a la experiencia del usuario.

El movimiento de digitalización de museos ha estado en funcionamiento desde los comienzos del siglo XXI. El término «curaduría digital» surgió por primera vez en un seminario académico convocado por la Coalición de Preservación Digital y el Centro Espacial Nacional Británico en Londres (2001), para discutir la mejora del estándar Open Archival Information System Reference Model (OAIS), además del intercambio de conocimientos sobre la curaduría digital en varios campos. Sin embargo, el enorme avance de la tecnología de la información ha hecho que el proceso de digitalización sea más progresivo y diversificado. En consecuencia, el museo virtual se ha convertido en una plataforma donde la entidad se conecta con sus visitantes (clientes) fuera de su edificio. Muchos museos conocidos se han comprometido a desarrollar su entorno virtual colocando la información digitalizada en sus páginas web o pregrabando su guía turístico a través de dispositivos portátiles, como han hecho el Museo Británico en la Base de Datos de Colecciones (Compass), el museo virtual del Louvre para iPhone, op la Cronología de la Historia del Arte del Metropolitan Museum of Art. La característica común a todos ellos es que los visitantes pueden recibir la información de forma más rápida y sencilla sin limitaciones de tiempo y espacio.

Aunque el desarrollo del museo parece beneficiarse de la aplicación de la tecnología digital, ésta ha traído consigo algunas desventajas. Un museo físico se vuelve cada vez más aislado y sin funciones si no logra provocar la participación de sus visitantes. Por otro lado, el público también está perdiendo la oportunidad de intercambiar sus opiniones con los demás. Desde el punto de vista del usuario, el museo digital no debe reemplazar al museo tradicional. Más bien, la información digital debe complementar al museo físico. Carol descubría, a partir de su encuesta, que el valor tradicional del museo se ha erosionado involuntariamente en el proceso de digitalización. Según ella, el museo físico tiene un estatus insustituible en la mente de las personas, por lo que el objetivo de la digitalización de los museos debe centrarse en llenar el vacío del mismo. Coulter-Smith, explica que la mecánica de la comunicación social y las colecciones se han visto obstaculizadas por los patrones operativos de intereses internos durante mucho tiempo. Las instituciones culturales deben funcionar como un entorno de aprendizaje. Dado que la experiencia del museo ha de realizarse en un lugar físico con objetos genuinos, la mejora de la experiencia del usuario en dicho espacio – como una forma de potenciar la comunicación considerando los factores interactivos – ha generado mucho esfuerzo.

En los últimos años, la experiencia del usuario ha sido considerada un factor indispensable por investigadores académicos y curadores en la digitalización de museos. Según Beer, los visitantes del museo dedican menos de un minuto a cada colección in situ. Por lo tanto, cómo cautivarles, alargando el tiempo de apreciación y mejorando su conocimiento mediante la adopción de diversas mecánicas, se ha convertido en una nueva rama de la investigación en curación digital. Como señala Gurian, el museo físico se fusionará con el elemento tecnológico en un futuro próximo – algunos ya lo han hecho -. Diversas vías de investigación sugieren que la experiencia del museo puede verse impulsada por un entorno interactivo e inmersivo. En consecuencia, se puede esperar que el método tradicional de descripción de colecciones sea reemplazado por otros que mejoren el impacto sensorial y la experiencia real de los visitantes. En base a este concepto, la discusión sobre la experiencia del usuario es posible contemplarla desde varios aspectos: formas de visualización, personalización, interacción con la educación y «reempaquetado». Estos elementos clave pueden ofrecer a los visitantes una experiencia valiosa y ayudar a mejorar la comunicación entre espectadores, curadores y museos.

Las características de la visualización son la piedra angular de la experiencia del usuario en el campo del museo digital. Hace años, los sistemas de visualización se explotaban principalmente en el campo profesional como un proveedor de información general, a través de una interfaz e interacción complejas basadas en tecnología. La función de personalización es otro de los componentes fundamentales para la consecución de los museos digitales. El uso adecuado de este concepto no solo podría brindar a los museólogos y curadores mejores oportunidades para comprender las necesidades de los visitantes, sino también cultivar su devoción potencial. Como señaló Riecken, la atención personalizada es una forma de «fidelizar al visitante estableciendo una relación de uno a uno». Además, la personalización también puede reducir la presión financiera en el funcionamiento de la gestión del museo. Muchos estudios han demostrado que el presupuesto de un museo se ha vuelto menos dependiente del apoyo de los gobiernos. Cómo utilizar los recursos limitados para conectarse con las audiencias se ha convertido en la principal preocupación. Por ejemplo, los museos podrían optimizar los recorridos turísticos para atraer visitantes utilizando tecnologías personalizadas; o elegir las colecciones más populares para su exposición mediante reenvasado.

Antiguamente, las exposiciones de los museos tendían a formar parte de objetos reales con explicaciones limitadas – escritas por curadores eruditos o revisores – en los paneles al lado de los objetos, o pregrabadas en el dispositivo de audio de mano como tutor personal durante la visita. Sin embargo, estos estilos de presentación presentan muchos aspectos negativos, como crear distancia entre los visitantes y los objetos o no resultar educativos, además de hacer que las personas se sientan más aisladas al no tener la oportunidad de comunicarse entre sí respecto a los objetos en los que están interesados. Spasojevic y Kindberg señalaban que la expectativa de las exposiciones del museo debe combinarse con una experiencia de visita ampliable y una interacción adecuada con los objetos reales. Coulter-Smith también reforzó la importancia de las actividades interactivas, ya que pueden llevar el conocimiento a nuestras vidas al construir un puente entre los visitantes y las colecciones. Así pues, la función del museo debe ser como una «institución educativa multidimensional», donde un visitante pueda recuperar la información para referencias y acercarse a los recursos adicionales de las colecciones como si fuera un tutorial. En relación a estos objetivos, se han propuesto algunas técnicas para enriquecer la constitución de un museo interactivo, como la construcción basada en Web, la Realidad Virtual (VR) o la Realidad Aumentada (AR), de las que ya hemos hablado con detalle en otros artículos.

Por otro lado, las soluciones de reenvasado implican el uso de una serie de técnicas surgidas de diversas discusiones. Una consideración importante es la migración, que permite que los datos se muevan libremente entre diferentes plataformas para que puedan ser compartidos abiertamente. Otra característica importante es la capacidad de transformación. La información digital debe facilitar un cambio de formato fácil para que pueda combinarse y reutilizarse con otros elementos. Un ejemplo de ello es FBX, un formato de archivo utilizado por la mayoría de software 3D como MAYA y 3DS MAX para transferir sus proyectos a otras aplicaciones. Pero el reenvasado plantea el problema del control de calidad. Giaretta sugirió que se debería prestar más atención al resultado de la conversión de varios archivos antes de transformar la información, como sucede en Wikipedia. Por lo tanto, asegurarse de que la información convertida sea idéntica a la original y que el estado de salud del archivo esté disponible para su conservación a largo plazo, será un tema crítico de deliberación en el futuro.

Abordar con éxito los desafíos en el desarrollo de los museos digitales no solo podría promover su crecimiento en esta era de la alta tecnología, sino también impulsar el valor social del patrimonio cultural. Hoy hemos hablado sobre el desarrollo del museo digital desde el punto de vista de la experiencia del usuario. Una comprensión clara de los diferentes factores que afectan a dicha experiencia puede proporcionar pautas para ayudar a los museólogos, curadores y académicos a estructurar un futuro marco viable. Aunque se ha dedicado mucho esfuerzo al desarrollo de los museos digitales, todavía queda mucho por hacer. Un sistema personalizado, por ejemplo, necesitará afrontar los problemas de privacidad y eficiencia de uso en el museo físico. El mecanismo interactivo podría ignorar la influencia de la personalización, siendo necesario para ello generar un formato de datos flexible que aborde la cuestión del control de calidad en diferentes plataformas, una tarea crucial en este área recién nacida.

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