Cuando Nadie Visita Tu Museo

Cuando Nadie Visita Tu Museo

 

Quizás no sepan mucho de ti – lo que probablemente no tenga nada que ver con que no te conozca nadie -. Sabemos que esto es duro de escuchar o de leer, pero puede que sea aún más serio, y caro, que a las personas no les importe saber sobre ti. Hoy vamos a escribir en este tono porque creemos que puede ser útil.

La razón de que estés solo puede ser que la historia que cuentas -si es que cuentas alguna- resulte irrelevante para la audiencia. El hecho de que pienses que tu existencia es importante no implica que le interese a nadie más que a ti. Incluso dentro de tu grupo pueden existir disidentes, alguien que se crea más que los demás.

Se puede dar también el caso de que estés narrando tu historia a las personas equivocadas. Las historias difieren mucho en función de a quién van dirigidas: a los turistas, a la gente local, a los que pasaban por allí, a la comunidad LGTBI, a un niño de 9 años, a estudiantes, solicitantes de empleo, etcétera… Puede ocurrir, además, que esa historia que cuentas no sea la que se demanda en ese momento. Piensa que es posible que estés vendiendo un producto determinado (arte contemporáneo, historia local) a una audiencia que lo que busca es vivir una experiencia, o  generar conexiones o relaciones con otros; o un lugar para estar solo.

Podríamos dibujar escenarios probables y diferentes:

Que estuvieras narrando tu historia en el lugar equivocado. El edificio de tu museo puede ser una barrera para el éxito. Piensa en ello.

Que contaras la historia de una manera incorrecta. Puedes resultar excesivamente autoritario -tal vez deberías mostrarte más humilde- explicando las cosas, cuando en realidad lo que necesitas es escuchar; o puede que dudes sobre quién eres, dónde estás y a dónde vas.

Que tu historia esté siendo narrada en el momento equivocado. La mayoría de las personas están ocupadas durante el horario de oficina, y los fines de semana los aprovechan para el ocio. ¿Museos cerrados los fines de semana? Los hay a puñados.

Que no seas tú quien deba narrar tu historia. En cualquier caso, no es «tu» historia en absoluto.

Que el público piense que eres irrelevante, porque la historia que narras se diluye con sus preocupaciones diarias. ¿Cuántas personas en tu comunidad comparten los valores, ideas y propósitos que se muestran en tu historia?

Que tu historia no se relacione con los desarrollos sociales. Los museos no son una isla.

Que no seas una fuente confiable, en cuyo caso, antes que nada, trabaja duro en la creación de esa confianza.

Que no seas reconocido o valorado como un líder de opinión. En realidad no tienes por qué serlo, pero reflexiona sobre cómo trabajas con tu audiencia.

Que ni siquiera seas relevante en tu comunidad. O que tu mensaje de marketing sencillamente no exista y que, además, este silencio pueda estar muy arraigado en tu organización.

Que hayas puesto, conscientemente, barreras para que la gente no acuda: tarifas de entrada altas, horarios de apertura irracionales, muy mala o inexistente accesibilidad o modelo de inclusión. El hecho de que tengas las puertas abiertas no significa que estés dándole la bienvenida a todos. En ocasiones, esas barreras se establecen de manera inconsciente debido a la política interna, a anteriores experiencias o al comportamiento del personal de recepción; éstos, entre otros muchos, son motivos para que la gente decida, finalmente, atravesar la puerta de tu casa, o no hacerlo nunca.

Cada museo marca sus propios límites. Puedes decidir ayudar al público a superarlos, invitarle a entrar en tu museo, echarle una mano, o darle un pequeño y amable empujoncito, pero para lograrlo tendrás que trabajar duro.

Puede que un día visitaran tu museo y nunca más regresaran. Puede que se sintieran perdidos durante la visita. Puede que no entendieran nada de lo que les estabas contando. Puede que se aburrieran como nunca antes lo habían hecho. Es posible que no hubiera café, que los baños estuvieran sucios, que no existieran lugares para descansar; o puede que los niños gritaran que se querían marchar, porque en realidad nos estaban invitados.

Si eres uno de esos museos que ha invertido dinero en ofrecer todos esos servicios que hemos mencionado, haz una estrategia de fidelización.

Esto es todo; o podría o debería serlo. O quizás, estemos siendo muy crueles, con ganas de seguir metiendo el dedo en la llaga.

Tu audiencia nunca se equivoca, eso es lo verdaderamente importante. Mira a tu alrededor, estás en un museo vacío.

Pero ¿qué tal si reflexionamos de manera positiva, sin acritud?.

Veamos. Tal vez no estés empleando suficiente tecnología, o la que utilizas no es la adecuada.

Puede ocurrir que alguien esté contando tu misma historia de una manera mucho mejor, más relevante o visible; o simplemente que ese alguien sea más respetado en tu comunidad.

Puede que te vean demasiado «importante» para las pequeñas historias que cuentas. Que les des un poco de miedo.

Podría ocurrir también que tuvieras algún problema en tu equipo, y estuvieran narrando tu historia las personas equivocadas- mientras otros narradores más talentosos se dedicaran a crear actualizaciones de Twitter o a gestionar colecciones. Esto es mucho más común de lo que pensamos.

Quizás dijiste algo en los medios de comunicación, hace años, que resultara poco honesto o respetuoso. O que no fuera relevante para nadie.

Tal vez tu organización y tu historia sean perfectas, si bien existan pequeños errores al comienzo que lo arruinen todo: no hay espacios de estacionamiento ni una entrada majestuosa; abre todos los días, menos los fines de semana….(eso ya lo hemos dicho, ¿no?).

Sabemos que la lista es muy larga. Pero la buena noticia es que una vez que detectes lo que está mal, podrás arreglarlo.

Probablemente mucho de todo esto tenga que ver con el marketing, las relaciones públicas, la narrativa o la experiencia, y sin embargo, con demasiada frecuencia, cuando nos enfrentamos a problemas de este tipo, terminamos dedicando más tiempo a rediseñar nuestra Identidad Visual -nuestra Marca-, o a cambiar el nombre de una exposición, que al arduo trabajo de intentar narrar correctamente una historia que interese a la mayoría, o a casi todos, y que haga de nosotros narradores confiables.

Recurso:

Jasper Visser (2019): When your museum isn’t attracting people. The Museum of the Future: https://themuseumofthefuture.com/2019/05/09/when-your-museum-isnt-attracting-people/ (Consultado el 29 de junio 2019).


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