Modelos de Experiencia Interactiva

Modelos de Experiencia Interactiva

 

Comprender el comportamiento de los visitantes dentro de un museo es una tarea muy difícil y compleja. Averiguar por qué han decidido ir al museo por primera vez y qué impresiones y sensaciones duraderas se van a llevar con ellos, es un trabajo aún más desalentador. Si sumamos a todo esto el deseo de conocer lo que ocurre, no solo en un museo concreto sino en cualquier tipo de museo, y con cada uno de los posibles visitantes, podemos alcanzar el nivel de lo «abrumador». Un posible enfoque para abordar este problema, que nos permita analizar la experiencia del museo desde la perspectiva del visitante, es conceptualizar su visita como una vivencia interactiva, lo que nos proporcionará una variedad de resultados posibles y un mayor conocimiento sobre sus actitudes y habilidades. La esencia del modelo que llamamos de «experiencia interactiva», se entiende como: una perspectiva de experiencia de visita centrada en la noción de que toda experiencia y aprendizaje posterior es contextual. Este concepto sugiere que la naturaleza misma de la experiencia interactiva está dictada por tres contextos que actúan entre sí:

  • El contexto personal que el visitante aporta a la visita, es decir, su perfil psicológico -incluido su conocimiento previo, su experiencia, actitudes, motivación e intereses-
  • El contexto físico que se va a encontrar -los objetos y artefactos, así como la arquitectura, la «sensación» y el ambiente del edificio-.
  • El contexto social de la experiencia -todo lo que acompaña al visitante, así como lo que se encontrará durante la experiencia, como el personal del museo y otros visitantes-.

El Modelo de Experiencia Interactiva contempla las acciones que el visitante realizará durante su visita, ya sea observando una exposición de arte, conversando con un amigo mientras camina por un pasillo entre vitrinas o almorzando en la cafetería del museo un pincho de tortilla, y trata, asimismo, de considerar los resultados de todas estas experiencias. Cada contexto dentro del Modelo de Experiencia Interactiva es generado por el visitante y, en su conjunto, constituirá la experiencia total del mismo, que es única para cada persona. No hay dos individuos que contemplen el mundo de la misma manera. Lo que el visitante recuerda de esta realidad construída es un testimonio de su experiencia particular, que puede servir de orientación para los profesionales de los museos.

El personal del museo diseña exposiciones, redacta contenidos y organiza cuidadosamente los objetos, con la esperanza de que los visitantes se fijen en ellos -aunque no siempre sucede-. Cuando esto ocurre, la realidad construida del visitante interioriza esas exposiciones, contenidos y objetos. Si no presta atención a una exposición, ésta nunca formará parte de esa realidad sobre el museo, y tampoco de su aprendizaje. Comprender el proceso de los contextos construidos permite al investigador apreciar que las elecciones que hacen los visitantes, entre ir a ver una película o asistir a una conferencia, ir al museo solo o llevar a la familia, visitar el zoológico con la merienda o asistir a la inauguración en un museo de arte, dirigirse hacia a los dinosaurios nada más llegar o caminar un poco más alrededor de las salas del museo, o detenerse para tomar algo en la cafetería, representan los factores contextuales que determinan muchos resultados posibles, entre ellos el aprendizaje material de hechos, sentirse diferente acerca de una obra de arte o aproximarse a un familiar o amigo de una manera diferente. El modelo se puede visualizar como un conjunto de tres esferas interactivas, cada una de las cuales representa uno de los tres contextos citados.

Gráfico Modelo Experiencia Interactiva

En el centro del modelo se encuentra un área sombreada creada por la interacción de los tres contextos: la experiencia interactiva, que se produce dentro del contexto físico que llamamos «museo» e incluye no solo objetos y artefactos, sino también estructuras físicas. Dentro de este museo está el visitante, que percibe el mundo a través de su propia identidad personal. Compartiendo la misma experiencia existen otras personas que constituyen el contexto social para el visitante. En un momento dado, cualquiera de los tres contextos podría adquirir gran importancia, llegando a influir en el visitante. De esta manera, la experiencia puede considerarse como un intercambio que varía y se mueve constantemente entre los contextos personales, físicos y sociales. El Modelo de Experiencia Interactiva predice que la vivencia de un visitante se puede entender mejor analizando, a lo largo del tiempo, la serie de intersecciones críticas de los tres contextos. Por ejemplo, cuando una familia visita un museo, está demostrado que su interacción social, en general, tiende a dominar la visita (Lakota, 1975; Rosenfeld, 1980; Diamond, 1979; Dierking, 1987; Falk, 1991; Falk, Koran, Dierking y Dreblow, 1985; Hilke y Balling, 1985; Snow-Docicser, 1987). Sin embargo, podría ocurrir que algún miembro de la familia se fijara en un objeto concreto (contexto físico), observara la luz del sol a través de una ventana (contexto físico), pensara en cosas que tendrá que hacer mañana (contexto personal) o bromeara con otro miembro de su familia sobre algo que sucedió poco antes (contexto social).

Hablamos del ir y venir de estas influencias y de sus interacciones, lo que en última instancia crea una experiencia de museo única para cada visitante. Es común que los profesionales de los museos que participan en el desarrollo de exposiciones consideren prioritarios elementos como la iluminación, el color, el objeto y la ubicación de los textos, y no otros que afectan a la forma en que un visitante interactúa con la exposición. Tener muy en cuenta que la experiencia del museo supone mucho más que simplemente mirar e interactuar con las exposiciones, es fundamental para comprender mejor la experiencia absoluta del visitante. Los museógrafos/as no son los únicos profesionales que contemplan la experiencia total del visitante. Los educadores de los museos dedican mucha atención y esfuerzo a la planificación de lo que los docentes enseñarán y a cómo involucrar a los niños con los objetos y los conceptos que se presentarán en las excursiones escolares dirigidas por dichos docentes. Sin embargo, a medida que se analiza la visita del niño, no solo se observa la atención hacia el docente y su participación en la actividad ya planificada, sino también la interacción con sus compañeros/as, prestando mucha atención a la configuración física general -o, al menos, así debería ser-. Todos estos factores han de ser considerados al analizarse la experiencia del visitante- de un niño o de un grupo de niños, en este caso-.

Las relaciones complejas, a las que solo nos hemos referido muy de pasada, son las que el Modelo de Experiencia Interactiva puede ayudar a aclarar. Se ha demostrado que es un modelo muy útil para reflexionar sobre temas relacionados con el aprendizaje en los museos. El Modelo de Experiencia Interactiva tiene el potencial de proporcionar un contexto que permite comprender la totalidad de la experiencia: una experiencia social, cognitiva, móvil y estéticamente rica.

Referencias:

Lynn D. Dierking y John H. Falk (2011): The interactive model experience. Science in American Life Curriculum Project National Museum of American History, Washington, DC.

Diamond, J. (1979): El comportamiento social de grupos de adultos y niños en el museo de ciencias. Tesis doctoral no publicada, Universidad de California, Berkeley.

Dierking, L. D. (1987): Interacciones entre padres e hijos en un entorno de aprendizaje de elección libre: un examen de los comportamientos dirigidos a la atención. Tesis doctoral no publicada, Universidad de Florida, Gainesville.

Falk, J. H. (1991): Análisis del comportamiento de los visitantes familiares en los museos de historia: el Museo Nacional de Historia Natural. Curator Nº: 34 (1), 44-50.

Falk, J. H., Koran, J. J., Dierking, L. D. y Dreblow, L. (1985): Predecir el comportamiento del visitante: Curator Nº: 28, 249-257.

Hilke, D. D. y Balling, J. D. (1985): La familia como sistema de aprendizaje: un estudio observacional del comportamiento familiar en un entorno rico en información. Número de subvención del informe final: SED-8112927, National Science Foundation, Washington, D. C.

Lakota, R. A. (1975): El Museo Nacional de Historia Natural como entorno de comportamiento – Parte 1— Libro I. Informe final para la Oficina de Programas de Museos, Smithsonian Institution, Washington, D. C.

Rosenfeld, S. (1980): Aprendizaje informal en zoológicos: estudios naturalistas de grupos familiares. Tesis doctoral no publicada, Universidad de California, Berkeley.

Snow-Dockser, L. (1987): Interacción entre padres e hijos en un museo para niños: la dinámica interrelacionada del ambiente de aprendizaje informal. Documento presentado en el XVII Simposio Anual de la Sociedad Sean Piaget, Boston, primavera de 1987.


Si quieres recibir nuestro newsletter y nuestros artículos por correo electrónico, rellena y envía el boletín adjunto, por favor, completando el campo correspondiente en el formulario de inscripción que encontrarás a continuación. Tu dirección de correo electrónico (asegúrate por favor de escribirla correctamente), será utilizada exclusivamente para enviarte nuestros newsletters y artículos, pudiendo darte de baja en el momento que quieras.

Tus comentarios son muy importantes para nosotros

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Descubre más desde EVE Museos + Innovación

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo