Cómo Transforma la Tecnología Digital a los Museos

Las tecnologías digitales son un medio que puede ser utilizado para lograr la misión del museo. Es por eso que la tecnología afecta a todos los aspectos de la vida del mismo y al trabajo del personal, aunque en diversos grados.

Todo comienza con la digitalización del patrimonio; la base de datos desde la cual el museo abre todos sus contenidos. Gracias al escaneo en 3D, ahora es posible tener archivos digitales de un muy alto nivel, que nos permite un acceso rápido y fácil a un amplio rango de información sobre las colecciones almacenadas. Todos los interesados ​​se benefician de ello, tanto el personal interno (para la organización de exposiciones, la elección de posibles adquisiciones, la evaluación de los activos, etcétera), como para personas externas (para investigación, solicitudes de préstamos de otros museos, etcétera). Algunos museos ya han hecho público gran parte de su patrimonio; muchos otros están buscando el sistema de visualización más adecuado para poner su catálogo digital en línea. A veces recurren a un software existente; en otros casos, sin embargo, deciden desarrollar sus propias soluciones internas, en estrecha colaboración con sus proveedores tecnológicos. En el segundo caso, el personal del museo desempeña un papel importante en la definición de los criterios para desarrollar sistemas funcionales. La integración entre las demandas del museo y las soluciones propuestas por parte de las empresas de TI a menudo necesitan mucho tiempo, porque la combinación de los requisitos específicos del museo y ciertos estándares de software no siempre es fácil. El desarrollo de nuevas tecnologías no solo transforma el trabajo de archivistas y conservadores, sino también el de los curadores y museólogos, que cada vez participan más en la recopilación de conocimiento en el plano digital. Por otro lado, el arte expuesto en Internet ha ido creciendo en los últimos años, y algunos museos ya han lanzado nuevas colecciones a las que solo se puede acceder a través de Internet.

El patrimonio no es lo único que se está digitalizando cada vez más, también la comunicación. Se espera que la comunicación combine contenido cognitivo y emocional para satisfacer las necesidades físicas y virtuales de los visitantes. Gracias a las redes sociales, los museos pueden aprender más acerca de su público, tanto durante su visita como desde su hogar. Se puede personalizar el contenido y el idioma, de acuerdo con el objetivo que necesitan alcanzar. La edad, el sexo, el origen, la educación y los intereses son toda la información necesaria para desarrollar una comunicación adecuada. Además de la visita al museo, el análisis de big data y la programación del usuario también pueden lograr una comunicación única y personalizada. La información sobre las opiniones y preferencias de los usuarios antes, durante (con el uso de los beacons) y después de la visita (física y virtual), permite preparar una oferta cultural interna. Lo que un equipo de redes sociales puede hacer actualmente va más allá de las necesidades de comunicación tradicionales y consigue una mayor personalización del contenido. El trabajo de estos profesionales de análisis de big data fomenta la vida cotidiana de los museos en la web, conectando todas las actividades y el conocimiento que quieren compartir. Por lo tanto, su reputación crece, junto con su capacidad de producir nuevo contenido cultural.

Pasamos de la comunicación al uso digital. Igualmente importante es producir contenido creando herramientas digitales adicionales para las situaciones más diversas: preparar salas de exposiciones, hacer la visita más interesante y organizar eventos. El desarrollo de esas herramientas digitales resulta esencial para ofrecer a los visitantes, de forma inmediata e intuitiva, todo tipo de información que los aproxime a la forma en que trabajan los artistas – si ponemos como ejemplo los museos de arte -, a su idea personal sobre el arte, al entorno donde se desarrolló su obra… Los medios utilizados hasta ahora no permiten a las personas de la calle sentirse realmente involucradas con las obras en exposición, ni captar completamente la obra de arte y sus significados. Por esta razón, algunos museos han creado departamentos internos para la producción de audio y video. No obstante, es importante cooperar con técnicos especializados, siempre actualizados sobre los cambios constantes del mundo de la imagen y el sonido. Incluso la realidad aumentada y el diseño del juego (gaming) pueden tener un rol revolucionario. Al «dar vida» a las colecciones de una manera totalmente nueva y única, se ofrecen muchas nuevas oportunidades que aún deben ser exploradas.

Al diseñar entornos inmersivos y juegos aplicados, se debe tener en cuenta que el museo es un lugar donde el visitante busca la evasión y el desarrollo cognitivo. El gaming también promueve la participación activa, la interacción entre los usuarios y la lealtad, antes y después de la visita. La elección de los medios tecnológicos apropiados depende de los propósitos que el museo quiera lograr y de sus recursos financieros. El objetivo es, de todos modos, el mismo: desarrollar técnicas innovadoras que no solo proporcionen a los usuarios ideas simples, sino que faciliten su aprendizaje a través de una participación emocional. Se debe evitar la trivialización de las herramientas tecnológicas: a menos que sean parte de una estrategia más amplia, pueden convertirse en dispositivos inútiles que no aporten ningún valor agregado a la experiencia de aprendizaje.

Además, en los museos contemporáneos, la tecnología digital es esencial, pero no debe obstaculizar la percepción del objeto y la empatía única que solo su materialidad puede generar. En la sociedad digital, el museo debería seguir siendo el lugar donde el usuario encuentra una conexión íntima y directa con los objetos conservados. El uso de tabletas o de realidad aumentada, por ejemplo, no debe impedir que los visitantes capten por completo el potencial de los objetos. Una experiencia filtrada a través de una pantalla podría tener lugar en cualquier lugar, pero la experiencia de conectarse con los artefactos de un museo es única. Se trata de una tecnología que está allí, pero que no podemos ver; necesitamos algo que no distraiga sino que, por el contrario, facilite la interacción con el objeto. Necesitamos, además, una tecnología que no cree una brecha entre los nativos digitales y el otro tipo de audiencia, pero que sea «receptiva»; capaz de responder de manera diferente dependiendo del usuario.

Las herramientas digitales se utilizan no solo para la comunicación y el entretenimiento, también para la comercialización y la gestión de la relación con el cliente. Muchas instituciones están invirtiendo en el desarrollo de aplicaciones, con el objetivo de mejorar el marketing, tanto para llegar a los visitantes durante su visita al museo (por ejemplo, notificándoles de eventos que tienen lugar en el mismo territorio), como para llamarlos al museo con el uso de apps, una vez que llegan a un destino turístico. Finalmente, la innovación digital puede mejorar los procesos de gestión de la vida del museo, comenzando por sistemas innovadores (no solo de colecciones, sino también de documentos financieros y administrativos) y continuando con todas aquellas actividades e indicadores que permitan a los museos evaluar cómo se perciben (es decir, satisfacción del usuario) y revisar después las estrategias sobre la base de los resultados obtenidos. La innovación digital hace que las mediciones sean más eficientes y estandarizadas, mejorando los procesos administrativos y de gestión. Por ejemplo, un sistema de ticket digital integrado que permite a los compradores adquirir y reservar su acceso a diferentes servicios en el sitio y en línea, no solo reduciendo así los costos, sino atrayendo a los usuarios y facilitando el acceso a sus datos y contactos. Todo esto potencia el monitoreo de las actuaciones y la comprensión del público. Como resultado, sobre la base de la información recopilada, se puede proporcionar una oferta más amplia de servicios innovadores.

Fotografía principal: Misleading Lines

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