En el ámbito del arte, la práctica curatorial en relación al diseño y producción de un nuevo proyecto (una exposición monográfica, por ejemplo), se basa fundamentalmente en el estudio profundo y exhaustivo de todo lo que está ocurriendo en el mundo del arte, algo que puede resultar abrumador. Para el curador de arte, la observación y el estudio minucioso a lo largo del tiempo, será la base principal para la creación de nuevas ideas que ayuden a organizar exposiciones y afrontar otros proyectos relacionados con el arte. La atención del curador puede centrarse en el trabajo de un artista en particular, en una tendencia artística determinada o en un fenómeno relacionado con la creación de arte; incluso podría fijarse en el creciente interés surgido hacia temas de reivindicación artística a nivel social o político (el arte reivindicativo, por ejemplo).
Desde el punto de vista de la investigación curatorial, una vez definida una idea o punto de interés para un nuevo proyecto, los curadores deben dar un paso adelante en su investigación y determinar si ese proyecto puede llegar a tener lo que podríamos denominar «profundidad conceptual». También conviene evaluar si dicho proyecto tiene viabilidad en función de la obra artística disponible, entre otras consideraciones de las que hablaremos más adelante.
Los pasos necesarios para realizar esta exploración a la hora de escoger un objetivo para un nuevo proyecto curatorial, incluyen:
- Leer libros y catálogos de artistas así como publicaciones que discutan ideas y mencionen obras de arte relevantes.
- Es útil conocer en vivo las exposiciones de los artistas y estudiar los temas que pueden estar más de actualidad.
- Hay que estar muy atento a las repeticiones y posibles duplicidades en el tratamiento de artista o movimiento.
- Se debe realizar una investigación en Internet: búsqueda de información sobre artistas, exposiciones y temas. Existen numerosas páginas web, incluso blogs, con información sobre artistas, bases de datos, imágenes de obras, etcétera, que proporcionan información actualizada.
- Consultar y hablar con colegas, asistir a encuentros, conferencias, eventos culturales y hablar directamente con los artistas.
- Revisar checklist servers que muestren información actualizada de exposiciones, artistas, movimientos, novedades, etcétera (la canadiense Akimbo o PICDIT como ejemplos de este tipo de plataformas).
- Visitar los estudios y galerías ( marchantes incluídos) y comunicarse con los artistas clave. Tened en cuenta que una visita al estudio de un artista no necesita estar sujeta a la organización de un proyecto en particular ya que el curador puede simplemente querer familiarizarse con el trabajo del artista en general o con un proyecto en particular. Por lo tanto, esa visita puede centrarse en la recolección de información sin ninguna expectativa de compromiso. Los artistas apreciarán a menudo una crítica constructiva sobre su trabajo y las sugerencias que el curador pueda hacer al artista con relación a las oportunidades de mostrar su obra en público.
- Hacer una recopilación de materiales de los artistas o galerías que incluya imágenes, curriculums, publicaciones existentes si están disponibles, declaraciones del artista, etcétera. Si fuera posible, es más que recomendable hacer copias de los materiales que necesiten ser devueltos (diapositivas, etcétera), así se dispondrá de material visual durante el desarrollo del proyecto.
- Viajar mucho por el extranjero (si uno se lo puede permitir), para ver lo que están haciendo galerías y exposiciones foráneas.
Una relación de trabajo positiva y cercana con el artista(s) es muy importante y, por supuesto, puede ayudar a generar una discusión muy productiva sobre las diferentes oportunidades y opciones que se pueden considerar para la organización de una exposición. Si el proyecto está relacionado con una exposición compartida por un número determinado de artistas, se debe consultar, antes de incluir su trabajo en la exposición, si cada uno de ellos está de acuerdo en aparecer con los demás. Esta consulta debería hacerse también con las galerías, en el caso de que representen a uno o a varios artistas que aparecen en la exhibición.
Si el proyecto es una exposición sobre un tema en concreto, el curador debe listar primero a los artistas que pudieran estar dentro de lo que ellos consideran exponentes definitorios de ese tema. Si son una muestra clara y representativa del tema principal del proyecto, se les deberá pedir consentimiento antes de enunciar su participación. Una vez que el proyecto sea aceptado por un museo o una galería, el curador pedirá al responsable que confirme que las obras estarán disponibles durante un determinado periodo de tiempo. Así mismo, los artistas deberán constatar documentalmente que participarán en la exposición en las condiciones que se establezcan entre las partes, sobre una selección determinada de su trabajo artístico, y para el museo o galería correspondiente en el que se vaya a celebrar la exposición.
Otros de los trabajos relacionados con la acción curatorial, es el de redactar un concepto o una idea de exposición. Este es un ejercicio que ayuda a clarificar las primeras intenciones de un proyecto en gestación y a poner orden al «ensamblaje» entre el tema, los artistas y sus obras. Este tipo de documentación es también muy útil a la hora de solicitar una posible subvención, o para marcar los plazos y fases del trabajo en el proyecto (timming), ya que obligan al curador a hacer una articulación clara de las ideas de dicho proyecto y de sus tiempos. El curador deberá desarrollar una página con una descripción clara y concisa que identifique el enfoque del proyecto, la redacción de una sinopsis sobre los antecedentes e ideas relevantes del mismo, y una explicación que incluya la visión general del trabajo artístico que se está valorando incluir en el proyecto.
Archivo EVE
Hay curadores que inicialmente utilizan un título para denominar el proyecto, y lo hacen de una manera simple y sencilla, sin perifollos, antes de seleccionar el título definitivo. Hemos de estar seguros de que el título final elegido para el proyecto sea aquel que refleje los objetivos del proyecto del curador, y que incluya la aceptación y la opinión del artista(as), de los patrocinadores del proyecto, y de todos aquellos que estén involucrados en el mismo (algo nada fácil). Por supuesto, es más que recomendable asignar al proyecto un título que no haya sido utilizado con anterioridad, o al menos optar por una versión adaptada y/o mejorada de lo ya utilizado. Es muy útil hacer búsquedas por Internet para comprobar si ese título que se baraja ya ha sido utilizado, incluso como mera búsqueda de «inspiración». También es recomendable que el título elegido sea comprensible o que tenga, al menos, algún sentido para el público.
Si el proyecto se refiere a una exposición individual, el curador deberá identificar un tema central sobre el que construir los cimientos del mismo: un nuevo trabajo (obra que sea exhibida por primera vez); un proyecto especial, como pudiera ser una intervención en el ámbito público, o la presentación de una publicación impresa o digital; un único trabajo o una muestra de trabajo artístico en un período de tiempo definido, o bien el tratamiento de un área de particular interés del artista en el tiempo; una retrospectiva mejorada y/o ampliada, etcétera.
Si el proyecto está basado en la exposición de la obra de un grupo de artistas, o en un tema en concreto, o representa una tendencia histórica o contemporánea, o un período de tiempo determinado, el curador debería formularse estás preguntas: ¿conviene incluir una muestra del trabajo reciente, o del histórico?, ¿o ambos? ¿Se utilizará un determinado medio visual (fotografía, video o pintura, por ejemplo) o se recurrirá algo más «amplio»? ¿Cuántos artistas y obras deben ser expuestas para ofrecer una idea clara al público sobre el objetivo de la muestra? ¿Qué se ha hecho anteriormente sobre este artista o artistas, o con este tema, y qué hay de diferente en el nuevo proyecto que se va a hacer? Con ésto no queremos decir que la presentación de un nuevo trabajo tenga más valor que otro realizado en el pasado. El «buen arte» mantiene un interés indefinido en el tiempo.
Presentar exactamente el mismo trabajo que se ha mostrado anteriormente en otra exposición puede seguir teniendo valor, sobre todo si el trabajo no se ha visto en otros lugares del planeta, o es una obra que no se ha expuesto en los últimos años. El enfoque arquitectónico y la audiencia de un nuevo espacio y una nueva presentación curatorial de la obra pueden re-posicionar el arte, con una nueva perspectiva, con la frescura de utilizar un nuevo contexto.
Archivo EVE
Otras posibles preguntas que podría formularse un curador serían: ¿se tratará de un proyecto adecuado para ser liderado por un solo profesional o requerirá colaboración? Si un proyecto tiene gastos elevados en el área de las compras de equipos y/o si la edición de un catálogo requiere una gran inversión, o si se prevé una comisión costosa de pago a los artistas, y ninguna galería por si sola es probable que tenga los recursos necesarios para afrontar el proyecto económicamente, ¿se deberá involucrar a más museos y/o galerías como co-productores para poder afrontar todos los gastos?
Existen otras muchas consideraciones que un curador deberá tener en cuenta a la hora de afrontar un nuevo proyecto. Algunas de esas consideraciones tienen que ver con los espacios, con la seguridad, con la gestión, con la coyuntura, etcétera. De todo ello os hablaremos en siguientes artículos.
Foto principal y para redes sociales: Art is me
El trabajo del curador es tan importante, una exposición con buena curadería puede levantar un artista al cielo, mientras lo contrario lo hunde. Es tan importante aprender como exponer «bien» una obra de arte para mostrar su lado más interesante y favorable.
Gracias por tu comentaria Johanna, estás en todo lo cierto. Un abrazo.