Qué es Écfrasis en el Arte

Qué es Écfrasis en el Arte

Hemos vivido el Día Mundial de la Poesía, por lo que nos ha parecido interesante hacer una reflexión sobre el término «écfrasis» con relación al arte, fundamentalmente. La poesía ecfrástica ha llegado a definirse como «la poesía referida a poemas escritos sobre obras de arte»; sin embargo, en la antigua Grecia, el término écfrasis se aplicó a la habilidad para describir algo con detalles vívidos. Uno de los primeros ejemplos de écfrasis está recogido en el poema épico de Homero «La Ilíada», en la que el que habla describe con esmero el escudo de Aquiles en casi 150 líneas poéticas:

El escudo tendría cinco capas y en él labraría
muchas figuras con sabiduría de artífice.
En él forjó la tierra, en él, el cielo y el mar
y el infatigable sol y la luna plena
y todas las estrellas con que el cielo está coronado,
las Pléyades y las Híadas y la fuerza de Orión,
también la Osa, que tiene por sobrenombre el Carro,
y que gira siempre en el mismo sitio sin dejar de mirar a Orión,
única Osa que no se baña en el Océano.

(La Ilíada, Libro XVIII, líneas 558-707)

Además de las descripciones que se pueden hacer de una obra de arte, un poema ecfrástico incluye generalmente un análisis sobre cómo el observador es afectado por su experiencia visual (táctil, si eres invidente o ambos) ante la obra. Por ejemplo, en «Oda a una urna griega» de John Keats, el antiguo vaso atrae la curiosidad del poeta (el que habla), quien se pregunta: «¿Qué hombres o dioses son éstos? ¿Quiénes son sus sirvientas?

No es extraño que los escritores tengan experiencias transformadoras cuando entran en contacto con obras de arte. El poeta Rainer Maria Rilke fue influenciado de manera muy personal por el arte visual, concretamente por las pinturas del artista francés Paul Cézanne, cuyo trabajo inspiró de manera indiscutible la obra literaria del poeta. Rilke refleja una experiencia transformadora en su poema «Torso Arcaico de Apolo», al observar la obra de arte. En dicho poema, las observaciones del que habla sobre una escultura antigua provocan una reflexión íntima sobre la existencia de su ser. El poema termina con una declaración que se entiende como una epifanía: «Debes cambiar tu vida».

Por supuesto, no todas las reacciones a las obras de arte han sido tan potentes en otros poetas. Pinturas como el paisaje de Jean-Baptiste-Camille Corot «Lago con barquero», pudieron inspirar poemas sobre bellos paisajes. La coloración dramática en una vista melancólica del atardecer llamó la atención de los más críticos en aquellos tiempos de Corot.

Uno de aquellos críticos, Théophile Gautier, describió con entusiasmo la pintura en un poema:

Mira ahora cómo desciende la tarde desde el monte;
La sombra más oscura crece, y más ancha es también;
El cielo lleva tonos cítricos de tonalidad verdosa;

Apenas queda la luz del día para ver.
Tu nombre, Corot, tan modestamente escrito.

La publicación de un poema ecfrástico en el siglo XIX provocó todo un debate nacional. Inspirado en la pintura del artista francés Jean-François Millet, «Hombre con azada», el poeta americano Edwin Markham escribió un poema sobre el trabajo agotador de los obreros, representado por un hombre muy cansado que aparece en la pintura de Millet. Después de que el poema fuera publicado en «San Francisco Examiner» en 1899, fue reimpreso en millares de periódicos y distribuido a través de todo el país. Como resultado de dicha publicación, el debate sobre los derechos laborales ocupó un lugar en la prensa, los círculos sociales y las aulas. El símbolo del hombre con una azada apareció incluso en discursos de dirigentes sindicales y del clero.

El poema dice:

Agobiado por el peso de los siglos,
se apoya en la azada y mira el suelo,
el vacío insondable en los ojos,
y en el hombro la carga del mundo.
¿Quién le privó de gozo y desaliento
y le hizo inmune al pesar y la esperanza,
un ser que, como el buey, es flema y pasmo?
¿Quién dejó así abierta la brutal boca?
¿De quién fue la mano que sesgó su frente?
¿De quién el soplo que extinguió sus luces?

Tanto en lo lírico como en lo político, el poema de Markham combina y funde descripciones muy realistas de un hombre agotado por el duro trabajo representado en la pintura de Millet, formulándose preguntas que cuestionan las condiciones laborales de los trabajadores agrícolas en este caso. Lo mismo podríamos decir del cuadro «El cuarto estado», de Giuseppe Pellizza de Volpedo, que tan universalmente famoso se hizo al aparecer en la película de Bertolucci «Novecento«. El poema y la pintura son ejemplos poderosos del impacto que las artes literarias y visuales pueden tener sobre la sociedad.


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Foto principal y para redes sociales: El cuarto estado de Giuseppe Pellizza de Volpedo

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