La rápida expansión del uso de la tecnología en la sociedad ha impactado también en los museos, obligando a estos a encarar el desarrollo de estrategias digitales, sin perder más tiempo. Estas estrategias están relacionadas con el hardware, el software y la presencia en redes, y supone además afrontar tareas críticas dentro de la Era de la Digitalización. Más importante aún, estos planes deben ayudar a los museos a profundizar en el alcance del uso de la tecnología, para incluir así la adopción de lo que podríamos denominar valores digitales, tales como la agilidad, la flexibilidad y facilidad de uso, y también para mantener el rápido ritmo con que evoluciona la sociedad, cada vez más inseparable de la tecnología. Las estrategias digitales son algo más que el desarrollo de un sitio web; implican, a su vez, trabajar en los múltiples canales tecnológicos que proporcionan oportunidades únicas para la participación del público.
Archivo EVE
La presencia digital en el museo de hoy debe contar no sólo con un sitio web, sino también con una presencia y participación activa en los medios sociales, con el desarrollo de herramientas y aplicaciones para dispositivos móviles, con la recaudación de fondos en soporte electrónico y con mucho más… Además, está claro que un museo no puede planificar su presencia en la red de la misma manera que imprime un folleto o un catálogo; el mundo digital requiere del desarrollo de nuevos flujos de trabajo, de esa forma puede dar respuesta también a las necesidades del personal del museo en este nuevo ámbito laboral.
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Como espejos de una sociedad contemporánea que es cada vez más participativa en redes, los museos se encuentran en medio de una transformación digital que está afectando a casi todas sus áreas operacionales. La clave de este desafío reside en que los museos necesitan ser cada vez más conscientes y sensibles a las conductas de un público que está evolucionando a gran velocidad, y deben hacerlo ya si quieren mantener su relevancia como fuerzas vivas e integradas en la sociedad. Como resultado de estos cambios, los museos deben renovar sus actitudes para equilibrar su infraestructura y mentalidad digital siguiendo ese ritmo veloz. Los expertos creen que las estrategias digitales no se deben relacionar tanto con las plataformas digitales como con las personas en un entorno digital; situar las plataformas en primer lugar supone crear un obstáculo entre el museo y su público. Por otra parte, los museos deben elaborar planes desde dos puntos de vista diferentes, pero que están conectados: Plan a largo plazo, centrándose en la flexibilidad y los valores digitales, y plan a corto plazo, que encara una acción de respuesta inmediata.
Los museos están digitalizando parte de sus colecciones para aumentar su accesibilidad, buscando así crear una mayor conexión con su público. Un informe reciente de la CSIRO de Australia, en base a un análisis sobre galerías, bibliotecas, archivos y museos en su adaptación al mundo tecnológico, advierte que la innovación digital que aplican estas entidades es algo generalmente inconsistente y aislado de una estrategia coherente a largo plazo, y que sólo unos pocos servicios basados en la tecnología de estas organizaciones logran ser verdaderamente útiles, ya que no funcionan como un complemento que favorezca su actividad de gestión y comunicación. El informe recomienda que los museos concreten sus acciones, y menciona que deberían dedicarse específicamente a desarrollar proyectos de digitalización para aumentar sus relaciones con los visitantes, intentando llegar de este modo a un público más joven, generando en él un mayor interés por sus colecciones. En el Reino Unido, el Museo de Historia Natural está abordando un plan para digitalizar 80 millones de especímenes de sus colecciones, proporcionando así el acceso a este enorme contenido a través de un portal de datos en línea.
Grupos de investigación, y los principales museos del mundo, están explorando métodos enfocados hacia la tecnología, tratando de crear mayores conexiones con los visitantes. Una estrategia desarrollada por Jasper Visser y Jim Richardson, denominada «Marco de Compromiso Digital» está ayudando a que los museos reflexionen sobre cómo identificar sus oportunidades para la creación de valor utilizando medios digitales. Esta estrategia requiere del desarrollo de una planificación que permita la implantación de procesos basados en el uso de tecnologías, con la finalidad de maximizar el valor, es decir, que la creación de esos procesos beneficie tanto al propio museo como al visitante. En el Museo Metropolitano de Arte, por ejemplo, se ha puesto en marcha una estrategia global de compromiso «museo-visitante», que se centra en tres dimensiones de interacción museo-público: Antes de la visita, que consiste en ofrecer una visualización de la mayor cantidad posible de objetos de colección en línea; durante la visita, ofreciendo soluciones que enriquezcan la experiencia del visitante respecto al museo; y después de la visita, utilizando los datos generados por los visitantes para satisfacer las futuras expectativas del público, fomentando así el mayor grado de fidelización posible. Dependiendo de la cultura de gestión del museo, el desarrollo de una estrategia digital independiente puede resultar muy útil para proporcionar mayor claridad y enfoque estratégico de cara a armar acciones de futuro, o para llevar a cabo una revisión profunda de un plan estratégico ya existente. Más importante aún, los museos tienen que asegurarse de que la tecnología digital se ajuste como un guante a cualquier solución que se vaya a implementar, y que nunca se trabaje sobre la intuición de lo que «podría funcionar». Por esta razón, compartir experiencia y conocimiento entre museos, olvidándonos de las fronteras y pensando en la globalización, es algo que se impone cada vez más.
Daniel Everett
A medida que algunos gobiernos coordinan esfuerzos para desarrollar políticas dirigidas al fomento de las artes y la cultura, otros se están centrando en iniciativas que implican tecnología en la planificación de museos. En Australia, por ejemplo, todas las jurisdicciones federales y estatales de artes han desarrollado lo que se ha denominado un «Acuerdo Nacional del Arte«, que es un acuerdo entre instituciones estatales y federales para fortalecer su apoyo a las artes y a la cultura, estableciendo unos principios fundamentales para la cooperación entre entidades. Una de las áreas de atención de este acuerdo se centra en el campo digital. El acuerdo ha creado un grupo de trabajo para evaluar datos existentes, y así favorecer el intercambio y la identificación de las innovaciones digitales que comprometen a todo el sector de la cultura, proporcionando a los miembros del acuerdo un conjunto de acciones que les sean útiles. Del mismo modo, «Europeana«, que forma parte de la Agenda Digital para la iniciativa Europa 2020, tiene como objetivo promover la digitalización y el networking en museos y entidades de patrimonio cultural. En Estados Unidos, las iniciativas de fundaciones privadas, como es el caso del programa «Bloomberg Connects«, proporcionarán fondos para el desarrollo tecnológico, hecho que conllevará un aumento en el acceso a instituciones culturales y una mejora de la experiencia del visitante en el museo.
Se requiere un compromiso firme y un liderazgo visionario para que una organización pueda invertir eficazmente, y poder afrontar así iniciativas basadas en la tecnología con garantías de éxito. El Museo Metropolitano de Arte, implementó recientemente un plan que provocó cambios organizativos, además de generar una información, a partir de esta implementación en la gestión, que pudiera ser muy útil para los museos que están buscando orientación para hacer lo mismo. Para comenzar con estos planes de implementación, los museos deben replantearse su estructura organizativa mediante el establecimiento de un departamento digital; concretar qué habilidades y conocimiento se necesitan para desarrollar su estrategia digital mediante la incorporación de un profesional experto, o todo un equipo si se lo pueden permitir; asignar recursos para los administradores de redes sociales, recursos para los administradores de sitios web, para los equipos de desarrollo de contenidos, y para el equipo de audio guías; y, crear instalaciones dedicadas al desarrollo de innovación interna. Los líderes de la organización también pueden recurrir a fondos ya existentes para la investigación y aplicación de la tecnología en museos, como son los libros publicados recientemente sobre patrimonio digital y cultura, o incluso asistir a conferencias sobre estos temas (algunas en línea), que fomenten la evolución del conocimiento y las actitudes en lo que respecta a la aplicación del nuevo pensamiento digital en nuestros museos.
En otros niveles de aplicación, el Tate en el Reino Unido, ha desarrollado un plan integral que abarca la actividad digital y el desarrollo de habilidades relacionadas con la tecnología dentro de su organización. Su enfoque, al que han llamado «Lo digital como la dimensión de un todo«, se centra en la utilización de las plataformas y canales en línea para proporcionar un contenido de gran valor para sus visitantes, para la creación y el fomento de una comunidad de las artes, y para maximizar ingresos, ya que el dinero sigue siendo muy importante para todos. Este planteamiento viene a decir también que el pensamiento digital no debe ser competencia de un solo departamento, independientemente de la estructura organizativa del museo: Los museos deben alejarse de una lógica de proyectos únicos, para trascender a un enfoque de colaboración interno, mediante la inversión en su capacidad digital general y para el desarrollo de habilidades tecnológicas de todo el personal del museo. El Museo Real de Ontario, por ejemplo, cuenta con un equipo de desarrolladores de contenidos de páginas web, que ayudan a capacitar al resto del personal del museo en el campo tecnológico, con la organización de talleres mensuales y sesiones de tutoría individual.
RECURSOS COMPLEMENTARIOS:
Foto principal y para redes sociales: Wired Magazine