Museos y Gestión: Necesidades y Motivaciones de los Visitantes

Museos y Gestión: Necesidades y Motivaciones de los Visitantes

Actualmente, los museos son más conscientes de las responsabilidades que adquieren ante su público; los visitantes están mejor educados, tienen que elegir entre una oferta de ocio cada vez más amplia, están más experimentados y además, por todas estas razones, plantean mayores demandas y expectativas de atención al museo. La sociedad también es culturalmente más diversa, y por ello, las estrategias de los museos tienen que sumar todos los aspectos operativos de gestión enfocados a una misión que se acople a esta forma de vida moderna.
Con relación a estos ajustes de gestión necesaria en los museos, se han llevado a cabo numerosos proyectos de investigación de mercado, pero ninguno de ellos parece tan innovador como los desarrollados actualmente por empresas relacionadas con estrategias de captación de públicos, especializadas en la investigación a partir del marketing cultural. Como resultado de estas investigaciones, hemos podido desarrollar un gráfico basado en la jerarquía de compromiso del visitante con el museo, donde se refleja la pirámide de las necesidades humanas a partir de los planteamientos de Maslow. Este modelo es muy útil para establecer una segmentación de los visitantes a partir de sus principales  motivaciones.
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La clasificación se ha hecho en función de cuatro factores clave de motivación en la visita al museo: El factor social, el intelectual, el emocional y la motivación espiritual del visitante. Cada uno de ellos está bien diferenciado. Destaca el visitante motivado socialmente, que cubre aproximadamente el 48% de las visitas a los museos; después vienen los visitantes intelectualmente motivados (son el 39%), los visitantes emocionalmente motivados (son un 11%) y los visitantes espiritualmente motivados (un 3%). Si observamos lo que ocurre en las galerías de arte, comprobamos que los números son sustancialmente diferentes,  ya que encontramos que un 18% son visitantes motivados de manera espiritual (el arte como el alimento del alma). A nosotros estos datos nos parecen fundamentales a la hora de diseñar una buena programación, teniendo en cuenta el tipo de implicación de los visitantes en su experiencia con el museo.
Compromiso y participación del visitante
No todos los visitantes están en condiciones de conectar con lo que ven en el museo sin ayuda interpretativa. Este hecho, en el pasado, no suponía un gran problema, ya que los museos y galerías servían a menudo a las clases sociales con mayor nivel educativo; eran instituciones con una existencia más centrada en la investigación, la recogida y conservación del legado histórico, que en proporcionar una experiencia educativa y social a los visitantes. Como consecuencia de ello, una gran parte del público se mantuvo alejada de los museos, sosteniendo aquella ya antigua actitud de que los museos eran lugares aburridos, o sencillamente que no estaban hechos para ellos.
Hoy en día, la mayoría de los museos están volcados en ampliar su público, tratando de hacer de sus colecciones algo más accesible al visitante, siendo más sofisticados técnica y metódologicamente (más divertidos), y creando herramientas de interpretación que se convierten en una parte importante del proceso de «enganche» entre museo y visitante. Hablamos de herramientas como puedan ser las guías de audio, interactivos digitales, DECs, hologramas, realidad aumentada, contextualización audiovisual, escenografías, etcétera. Todos estos factores están contribuyendo a que los museos se conviertan en una gran experiencia para los visitantes, y mediante esa vinculación del visitante con la colección expuesta, logran el establecimiento de una comunicación fluida entre el visitante y el objeto. Es mucho más probable que el visitante se quede con una sensación positiva si se ve envuelto en una experiencia inmersiva, y además es garantía para que recomienden vivir esa experiencia al resto de la sociedad, que lo experimenten también como lo han hecho ellos, y que incluso quieran volver a por más.
Progresivamente, se han ido desarrollando más proyectos museológicos, cuyo foco principal es el trabajo con grupos especiales para mejorar el acceso a los museos y sus colecciones. Es el caso, por ejemplo, del desarrollo de ambiciosos proyectos con la implicacion de jóvenes que trabajan en los museos como voluntarios, y que, de no ser por esta propuesta, en general no hubieran tenido, como ya es tradicional, ninguna o casi ninguna interacción con los museos. La mayoría de estos programas fueron diseñados por educadores independientes, a veces en colaboración con los departamentos de educación del museo y co-financiados por organismos públicos. Toda estrategia que mueva a las personas hacia el museo es muy importante, sea cual sea, dentro de un orden y control.
Entre otros muchos, un programa de desarrollo de la audiencia que suele tener éxito es el de la búsqueda de la implicación de los adolescentes de los colegios. Para el montaje de exposiciones especiales en el museo, podemos solicitar la colaboración de una escuela local, cuyos alumnos pueden estar involucrados en el montaje de muchas maneras diferentes. Cuando la exposición se ponga en marcha, ellos se sentirán parte del éxito de esa exhibición y crearán un vínculo con el museo que, posiblemente, no desaparezca ya jamás,e incluso hereden sus hijos.
Cuando los museos se convierten en un espacio para la recreación, la interacción social, la contemplación y la generación de emociones, es porque se está produciendo un cambio cultural importante que favorece la interacción entre la sociedad y los museos. Los museos de éxito tienen que ser proactivos en cuanto a la planificación de sus estrategias para captación de públicos. Un plan estratégico bien fundamentado ayudará a los museos a que se muevan eficientemente, desde dónde están ahora hacia dónde quieren realmente estar. La elaboración de un plan de gestión que refleje las inquietudes de los visitantes, supondrá para las organizaciones la necesidad de una buena comprensión del entorno en el que trabajan. El plan estratégico, como marco de ayuda para crear metas razonables, debe asignar recursos a las prioridades prefijadas y, al mismo tiempo, debe trazar su misión general y las normas profesionales en el cuidado de sus colecciones. Con todo esto nos referimos a la planificación de la captación de la audiencia como desafío a medio y largo plazo, con el objetivo, quizás un poco utópico, de que el aumento del número de público que visita los
museos implique una mejora en la sociedad.

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