Qué es Industria Creativa

Qué es Industria Creativa

 

El término «industrias creativas» se aplica a un conjunto productivo muy amplio, que incluye los bienes y servicios que producen las industrias culturales, así como aquellas que dependen de la innovación, haciendo uso de numerosos tipos de investigación y desarrollo de software. La expresión empezó a introducirse en la formulación de políticas. Esto ocurrió, por ejemplo,  en la política cultural nacional de Australia de principios de 1990, seguida por el Ministerio de Cultura, Medios de Comunicación y Deporte del Reino Unido, que promovió, al final de la década, la transición para pasar de industrias culturales a industrias creativas. El uso debe también su origen a la asociación que comenzó a hacerse entre creatividad, desarrollo económico urbano y planificación de la ciudad. Por ello, recibió un primer impulso muy significativo a través del importante trabajo llevado a cabo por el consultor británico, Charles Landry, sobre la “ciudad creativa”. Un segundo y sumamente influyente «empujón», a nivel internacional, fue el trabajo de Richard Florida, teórico norteamericano de estudios urbanos que reflexionó sobre la “clase creativa” que las ciudades necesitaban atraer, con el fin de garantizar un desarrollo exitoso. Esta “clase creativa” es el resultado de una agrupación muy amplia de muchos tipos distintos de trabajadores técnicos, directivos y profesionales (no sólo trabajadores creativos de industrias creativas y culturales), quienes producen innovación de varios tipos. Juntos, forman la “clase” que Florida tomó como fuente de energía innovadora y dinamismo cultural en las sociedades urbanas de hoy en día. Desde esta perspectiva, las actividades culturales eran contempladas, fundamentalmente, como equipamientos de la infraestructura urbana que servirían para atraer mano de obra profesional y móvil, además de proporcionar un medio para aprovechar su tiempo de ocio extremadamente centrado y significativo.

Después de una oleada inicial de gran entusiasmo, sobre todo entre los alcaldes de ciudades de los Estados Unidos, el norte de Europa y el este de Asia, el atractivo del paradigma de la “clase creativa” disminuyó notablemente. Muchos investigadores llegaron a la conclusión de que la tesis de Florida no estaba respaldada por pruebas empíricas, y que no aportaba una completa información sobre las condiciones necesarias, y lo suficientemente duraderas, bajo las que esos individuos cualificados y creativos se congregaban y permanecían en un sitio determinado para convertirse en agentes cruciales para el desarrollo local y regional. El mismo Florida admitió recientemente que, incluso en los Estados Unidos, los beneficios de su estrategia “fluyen desproporcionadamente hacia trabajadores creativos, profesionales y de conocimiento altamente cualificados”, y añadió que, “inspeccionado detenidamente, el clúster de talento aporta poco en cuanto a la distribución de los beneficios”.

Creatividad e innovación cultural.

Los críticos de la agenda de las industrias creativas  y, especialmente, del pensamiento de la economía creativa, opinan que los términos tienden a desdibujar las fronteras entre “creatividad”, en un sentido muy general, y las cualidades expresivas que caracterizan los bienes y servicios culturales. También afirman que el término “creatividad” se usa de una forma demasiado amplia. Es cierto, por supuesto, que el término “creatividad” en sí mismo siempre ha estado abierto a múltiples definiciones, y que nunca han habido tantas como en la actualidad. Incluso en el ámbito de la psicología, donde la creatividad individual ha sido extensamente estudiada, existe poco consenso en cuanto a su naturaleza y localización precisa, o en cuanto a si es un atributo personal o un proceso.

En una variante del pensamiento reciente de la economía creativa, hay quien alega que las industrias culturales y creativas no sólo impulsan el crecimiento a través de la creación de valor, sino que también se han convertido en elementos clave del sistema de innovación de toda economía. Según este punto de vista, su importancia primordial radica no sólo en la contribución de las industrias creativas al valor económico, sino también en los modos en los que estimula la aparición de nuevas ideas o tecnologías, y en los procesos de cambio transformativo.

Por tanto, la economía creativa debería ser contemplada como un complejo sistema que obtiene su «valor económico» a partir de la facilitación de la evolución económica; un sistema que produce atención, complejidad, identidad y adaptación a través del recurso primario de la creatividad”. Según ésto, las industrias culturales y creativas son consideradas pioneras, y nutren de disposiciones sociales generales que estimulan la creatividad y la innovación, elementos con los que se trabaja en beneficio del conjunto. No obstante, los críticos destacan que los mecanismos que permiten que esta creatividad se irradie no están suficientemente claros, aunque parece completamente plausible que las expresiones culturales constituyen una fuente de ideas, historias e imágenes que pueden ser reproducidas en otras formas en diferentes sectores económicos. Análisis recientes de tablas de insumos y productos, han encontrado pruebas poco sólidas respecto a si las empresas con cadenas de suministro vinculadas a las industrias creativas son más innovadoras que aquellas que no tienen ese vínculo. De cualquier modo, éso no nos dice mucho sobre esta posible relación y, por tanto, no ofrece indicios de que pueda deberse a la causalidad. Quizás se trate, simplemente, de que las empresas más innovadoras compran más insumos de la industria creativa como diseño, posicionamiento de marca o publicidad.

Es difícil concluir, por tanto, que todos los aspectos de la creatividad económica, social o política, sean generados únicamente (o incluso, principalmente) por los procesos mismos de las industrias culturales y creativas. Por este motivo, el término “economía creativa” será utilizado en este informe para favorecer las actividades que impliquen creatividad cultural y/o innovación. La mayor parte de los estudios de caso y los ejemplos son, pues, extraídos de actividades que también podrían ser clasificadas como industrias culturales, con el objeto de revelar las relaciones cada vez más simbióticas entre cultura, economía y lugar. El potencial social emancipador de esta última, está implícito en su misma constitución, y el caudal de expresión es en sí mismo un medio para encontrar formas de liberación. Este potencial no puede separarse de factores que sustentan el éxito de las industrias creativas en términos exclusivamente económicos.


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Foto principal y para redes sociales: INAIL

Recursos bibliográficos: 

Creative Economy Report 2013 Special Edition. Widening Local Development Pathways. Publicado en 2013 por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), One United Nations Plaza, New York, NY 10017, Estados Unidos, y las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), 7, place de Fontenoy, 75352 París 07 SP, Francia.

2 comentarios en «Qué es Industria Creativa»

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