Museo ABC (Madrid)
Las empresas de museografía somos las que, en un buen número de ocasiones, propiciamos vínculos entre la universidad y los museos. No debería ser la única fórmula de unión para la colaboración, pero es la que más frecuentemente se produce. Hace años que venimos trabajando y colaborando con diferentes universidades, desarrollando en colaboración contenidos y soluciones museográficas de todo tipo: historia, ciencia, tecnología, etcétera. Al margen de esta colaboración profesional, siempre hemos pensado que un posible acercamiento entre los museos y las universidades, desde el punto de vista de la investigación y desarrollo en los campos de museología y museografía, haría mucho bien a ambas partes. Esta unión redundaría sin duda en el encuentro de propuestas y soluciones de un enorme valor. Para empezar, el hecho de que los alumnos de las universidades tengan un contacto más directo con los museos en el plano del trabajo colaborativo, desarrollando actividades tanto de aprendizaje como de realización de trabajo de campo, entendemos que debe ser cuasi-obligatorio en una sociedad moderna que aspira a estar en contacto con el conocimiento y el saber de una manera amable. Desde nuestro punto de vista, el vínculo de ese saber, conocimiento y sensibilización artística – formación que tan necesaria es para la sociedad -, podría estar liderado por los museos que en realidad son los únicos que pueden desempeñar esa labor de forma continuada.
No estamos hablando de fomentar museos universitarios, que es otro concepto que ya tocaremos en su día, hablamos de colaboración entre ambas fuerzas vivas como entidades independientes, sin fusión pero caminando de la mano. Se nos ocurren un buen número de vías de colaboración. Nosotros hemos sido capaces de poner algunas en marcha, como el trabajo relacionado con la tecnología aplicada a la museografía. Nuestra relación con la universidad – en su concepto global – , siempre fue muy provechosa para ambas partes. Para el estudiante universitario, el hecho de tener oportunidad de que el fruto de su aprendizaje se aplique en soluciones que inciden directamente en la mejora de planteamientos museógraficos, sean de la naturaleza que sean, tiene un valor insustituible. Dicho por ellos, los estudiantes que son los protagonistas, y refrendado por los profesores, este binomio universidad-empresa siempre funciona y es positivo para todos. En esta pareja de elementos activos solo falta el acercamiento directo de la tercera parte necesaria para cerrar el círculo: el museo.
Universidad de Tecnología de Munich
Desde el punto de vista económico, el profesional empresa, como es nuestro caso, financia todo el proceso y colabora en la formación de los estudiantes supervisando su trabajo. Es el precio que debe pagar el empresario museógrafo y lo hacemos con gusto. Quien se beneficia directamente de esta estructura de trabajo puntual es el propio museo, que es como decir que acaba siendo beneficio para la sociedad. En cualquier caso, y a lo que vamos, pensamos que es una pérdida para la sociedad que este tipo de colaboración solo se mecanice desde la iniciativa de empresas como la nuestra y que no sea un trabajo que parta de enunciados sistemáticos de colaboración desde la Administración – que son los que dirigen los destinos de muchas instituciones museísticas -. No hablamos solo de un hecho que no ocurre en España normalmente, sino en muchos países del mundo. Los museos en general están desligados de la universidad en el plano activo para la generación de nuevas soluciones y todo tipo de colaboración. Las empresas no debemos ser quienes sistemáticamente actuemos como elemento conciliador universidad-museos, museos-universidad, ese no es nuestro papel aunque lo estemos haciendo, por nuestro propio interés también, es obvio. Pero también es cierto que buscamos la colaboración por sistema, porque nos gusta trabajar con estudiantes.
Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Oxford
Hay mucho trabajo que hacer, hay muchas áreas museísticas que requieren de esfuerzo investigador joven, nuevas ideas y mucho entusiasmo. No solo hablamos de la investigación en tecnología aplicada, hay mucho más donde es necesario el trabajo investigador y de desarrollo en todas las áreas universales del conocimiento y pervivencia de la Historia. Los alumnos desarrollan algo que no está en los libros que no es otra cosa que la potenciación de la capacidad del razonamiento creativo, tan importante en la vida de todas las personas. Quizás sea esa nuestra aportación fundamental y nuestra «obligación» como elementos activos de una de las fórmulas de colaboración. Los museos son campos abonado para el trabajo universitario, incluyendo las aulas didácticas y centros de interpretación. Esperamos que algún día la Administración se convierta en parte activa de esta fórmula imprescindible e insustituible.
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Muy buena entrada.