Museos de Ciencias

Museos de Ciencias

Los museos de ciencias, o también conocidos como museos de la técnica y de la industria modernos, muestran al día de hoy el resultado de la evolución de lo que se conocía como «gabinetes de maravillas», que comenzaron a aparecer en las viviendas de los más pudientes a partir del Renacimiento. En aquellos tiempos, los valientes eruditos que se jugaban el cuello por interesarse por el mundo que les rodeaba de una forma empírica, no tanto espiritual, mostraban su curiosidad por todo aquello que observaban y sobre todo lo relacionado con el mundo natural; comenzando por el universo y acabando en el hombre en relación a su medio. Los que tenían más recursos se podían permitir el lujo de viajar y ahondar en otras culturas y entornos naturales más lejanos o promover viajes para el conocimiento «del más allá» normalmente de su país de residencia. Fruto de aquellos largos y lejanos viajes, los estudiosos, algunos por afición otros no tanto, en su búsqueda de conocimiento hacían acopio de rarezas, comenzando a coleccionar toda clase de cosas que luego exhibían usando vitrinas colocadas en habitaciones especialmente preparadas para recibir a amigos curiosos. Con el tiempo, y sobre todo a partir del siglo XIX, estos gabinetes evolucionaron para convertirse en instituciones públicas, museos abiertos a la ciudadanía y visitantes del lugar.

A partir de mediados del siglo XX, algunos de estos museos de ciencias se convierten en centros didácticos, distinguiéndose por introducir la participación activa para todos los públicos, ofreciendo a los visitantes la posibilidad de intervenir y manipular objetos, instrumentos o máquinas expuestas. Su contenido era muy diverso: desde objetos procedentes del mundo natural, hasta aquellos relacionados con el mundo técnico e industrial – que se volvieron relevantes al público con la Revolución Industrial -. A diferencia de los museos de artes plásticas caracterizados por una relación visual directa entre los visitantes y las obras, estos nuevos museos de ciencias y técnica tenían, y tienen, una misión experimental y pedagógica. Hay que decir que estas instituciones museísticas eran más propias de los países anglosajones y no tanto del resto del mundo. Ellos fueron los que usaron por primera vez los soportes explicativos con la introducción de fotografías de apoyo en paneles con esquemas y textos, dibujos, gráficos, dioramas, diaporamas, y más adelante con el uso de proyecciones y audiovisuales.

La museología y museografía modernas han tenido siempre un reto a la hora de exponer en los museos aquellas ciencias generadas a partir del desarrollo humano de las ciencias. Quizá puede ser porque las ciencias técnicas son la rama del conocimiento del hombre que más rápidamente evoluciona; es un mundo que va cambiando día a día a todo gas. También es exigente porque el visitante medio insiste en que le expliquen las cosas de una manera sencilla y divertida, especialmente a los más pequeños. Por eso las actualizaciones de los museos de ciencias y tecnología son los que más han hecho evolucionar la museología y la museografía modernas; todo un reto para nosotros los profesionales. Además, los países ponen especial énfasis en conseguir que sus museos de ciencias muestren el potencial del conocimiento y desarrollo tecnológico nacional, por encima de cualquier otra materia musealizable, pero requieren inversiones que no son pequeñas precisamente si se quiere hacer bien. Y sobre costes decir que no solo se le da importancia al contenido sino que el continente, el edificio, es también muy importante a la hora de mostrar potencial local al visitante, como podemos observar en numerosos casos. Deslumbra el edificio, deja frío el contenido. Ésta ha sido una corriente instaurada por gobiernos locales y autonómicos endogámicos que solo han beneficiado a la «creme de la creme» de la arquitectura mundial y más bien poco a la museografía, para la que quedaban poco recursos después de abonar los costes del edificio (no hay gran arquitecto que se precie que no haya diseñado el edificio de un museo… y más allá). Los que salimos perjudicados somos los que vamos a un museo a disfrutar de lo que se expone.

Los museos de ciencias tecnológicas e industriales están siendo los más populares para los niños. La razón no es otra que en estos museos, si la museografía está bien planteada desde el punto de vista didáctico, se puede jugar, se puede experimentar interactivamente con todo, es muy divertido para los peques, no les riñen si tocan sino todo lo contrario y así aprenden un montón de cosas. Esa forma de implicarse con los pequeños es increíblemente importante para inspirar futuras vocaciones profesionales en ellos. Es muy importante porque el conocimiento hace que las personas seamos mejores. En Europa hay varios ejemplos muy importantes de como se construye un museo participativo que enseña a todos los visitantes, especialmente a los niños. En América y Asia también hay muy buenos ejemplos. Os vamos a listar los museos que son de imprescindible visita, sobre todo si además de ser muy viajeros se tiene peques en la familia y nos lo podemos permitir – quizá sea una boutade con los tiempos que corren -, pero creemos que es nuestra obligación mencionarlos aquí. Destacamos los museos donde hemos visto a los peques divertirse a tope mientras aprenden – los padres pueden dejar solos a los peques en estos museos ya que los «vigilan» constantemente – e incluso hacer otras cosas fuera mientras los niños permanecen en el museo. Allá va nuestra selección:

Europa:
Museo de Ciencias de Londres
NEMO, Museo de Ciencias de Amsterdam (Science Center) / Nos gusta especialmente
La Villette, Museo de Ciencias de París (Complejo de las Ciencias de París)

América:
Benjamin Franklin Institute (Filadelfia, EEUU)
Museo de Ciencias de Boston (Massachussets, EEUU)
Museo de Ciencias de Vancouver (British Columbia, Canadá)
Universum en México DF

Asia:
Museo de Ciencias de Singapur (el más moderno)
Museo de Ciencias de Hong Kong (su página web no le hace justicia, algo que se repite desgraciadamente con todos los museos chinos)

Africa:
Museo de Ciencias de Ciudad del Cabo (Sudáfrica)

Oceanía:
Museo de Ciencias de Sydney – Science+Design – (Australia)

Ya sabéis que estamos abiertos a recibir vuestras sugerencias y recomendaciones.

6 comentarios en «Museos de Ciencias»

  1. Hola, me gustaría agradeceros el trabajo tan bonito que estáis haciendo.Sigo prácticamente todas vuestras entradas y me parecen muy interesantes.Como madre, me gusta mantenerme informada en cuanto a la oferta cultural que existe para lo más pequeños y vosotros me facilitáis mucho esa labor. Viajamos de vez en cuando en familia y he ido tomando nota de todas vuestras sugerencias .El año pasado estuvimos en Paris y los niños disfrutaron muchísimo del museo de ciencias.También tenemos ganas de llevarlos a Londres a «dormir con dinosaurios» ¿Existen recomendaciones en nuestro ámbito más cercano (dentro de España), que a día de hoy, y teniendo en cuenta la climatología (imagino que ahora recorridos al aire libre no son lo más acertado) puedan ser interesantes para toda la familia?. Enhorabuena y un saludo. Laura.

    1. Hola Laura, muchas gracias por tu comentario. Es un placer y un honor ver que seguís nuestros consejos. También es una gran responsabilidad, no creas. En España os recomiendo el Parque de las Ciencias de Granada, creemos que es el que más éxito está teniendo de largo. Por otro lado el complejo Príncipe Felipe de Valencia: museo de ciencias+acuario, si no habéis estado, es muy que recomendable para los peques. Si apuntamos al norte de España, os recomendamos la Casa de las Ciencias de A Coruña. En Barcelona es interesante la remodelación del Museo de Ciencias Naturales. Para terminar, en Madrid tenéis el CosmoCaixa en el Paseo del Prado (el de Alcobendas para mal de muchos, cerró), justo al lado de Thyssen, este último tiene un montón de actividades para los peques. Y aunque no está en el ámbito de los museos de ciencias pero creo que a los niños les puede gustar, si pasáis por la carretera de A Coruña a Madrid, no dejéis de parar en Olmedo para visitar el Museo del Caballero de Olmedo, una pequeña joya. Un abrazo.

      1. Muchísimas gracias por esta información tan valiosa. Suele pasar nuestras vacaciones cerca de Almería, así que la visita al museo de Granada puede ser interesantísima, después seguiremos con el resto de la lista. Ya os iremos contando.Una pena lo del museo de la Caixa en Alcobendas, estuve un par de veces con mis hijos y lo pasaron en grande. ¿Sabeis a qué se debe su cierre?. Un saludo

  2. Había escrito un comentario anterior a este pero creo que el sistema falló al ingresarlo o algo similar; si acaso no llega a reflejarse sólo te mencionaré que me gustaría que ingresaras a tu lista de Museos Tecnológicos los siguientes:

    Papalote, Museo del Niño http://papalote.org.mx
    Museo Interactivo de Economía (MIDE) http://www.mide.org.mx/mide/

    Quiero mencionar que en cuanto a la crítica que haces respecto de los arquitectos y los Museos, estás siento un tanto injusto. No todos los arquitectos se sienten así respecto de lo que construyen, los hay con los pies bien plantados. En todo caso no es por el arquitecto sino por la institución cultural que plantea el concurso y el presupuesto a utilizar, muchas veces no saben administrar y otras…hay fugas; aquí lo que importa es que se le exija a la institución transparencia en sus procesos y sobretodo que exista una participación no sólo del sector gobierno sino del visitante, el cual va a ser el afectado por la mala calidad de la museografía y dejará de asistir al museo el cual dejará de percibir ingresos y generará gastos.
    Por otra parte las dos sugerencias arriba indicadas son ejemplos de muy buenos inmuebles y muy buenos museos, el Papalote fue inicialmente una fábrica de vidrios y fue el Arquitecto Ricardo Legorreta quien (junto con su equipo de trabajo) le dio vida al museo, el cual el pasado noviembre de 2013 cumplió sus primeros 20 años.
    El otro ejemplo es el MIDE cuyo hogar fue inicialmente un convento betlemita de la época colonial española y que se ha transformado a lo largo del tiempo y es el único museo en el mundo que trata temas de Economía, Finanzas y Sustentabilidad cuya museografía constantemente se está adaptando al público sin descuidar el patrimonio cultural adquirido a través del inmueble que tiene a resguardo.

    Desde México, te envío un cordial saludo.

    1. Hola Leo. Lo primero pedirte disculpas por el fallo técnico, es la primera vez que ocurre. Nosotros publicamos todos los comentarios sin excepción aunque nos pongan «a caer de un burro», que nunca ha ocurrido, cruzamos dedos. Gracias por los dos links que nos aportas, son de mucho valor para nosotros y para los que nos siguen, por supuesto. Ahora si me lo permites voy a cambiar a modo primera persona para contestar a tu comentario sobre arquitectos. Creo que generalizar es un mal negocio y me arrepiento de haberlo hecho, aunque, en ocasiones, no me quede más remedio. Mi relación con la arquitectura siempre ha sido muy cercana; mi queridísimo hermano es arquitecto y nos llevamos muy bien. Yo siempre hablo desde mi experiencia personal-profesional y tengo que decirte, con todo el dolor de mi corazón, que he conocido a mayor número de arquitectos eruditos tipo «aquí estoy yo», que arquitectos profesionales que saben escuchar y trabajar en equipo. Habrá sido mala suerte, no te digo que no. Trabajar al lado de un arquitecto erudito siempre ha sido un gran dolor, te lo aseguro, porque sencillamente son insoportables. Recuerdo el día en que uno de estos «genios», desplegando los planos de un centro de artes escénicas (un teatro) sobre la mesa, con mucho ceremonial, nos dio a los allí presentes una «conferencia» – que nadie la había pedido – sobre como debe ser un teatro. Cuando terminó la diatriba insufrible, no tuvimos más remedio que apuntarle, señalándole en los planos el detalle, que se había olvidado de poner puertas por donde pudiera entrar y salir una carretilla de transporte de decorados desde exterior a la zona de escenario y, apuntarle a su vez, que a un escenario no se puede acceder únicamente por una escalera de caracol. También le tuvimos que recordar – y se había incluido en el briefing – que no había dejado espacio para exposiciones temporales cuando se le había pedido que lo hiciera. Fue lamentable. El alcalde promotor que había asignado a dedo a este genio se le caía la cara de vergüenza ajena. Y ésta es una de tantas y tantas anécdotas que hemos ido recopilando a lo largo de un camino que ha sido largo, muy largo. La humildad es el primer síntoma de inteligencia y cultura, además de ser un regalo para los que rodean al humilde. La humildad, amigo Leo, no es patrimonio destacado de muchos de los de esa profesión, y lo sabes. Ya ni menciono los horrores que nos muestran los paisajes urbanos de la mayoría de las ciudades del mundo y que han salido de los planos de arquitectos «artistas».

      Los concursos; de los concursos hablamos ayer en contestación a otro comentario. Opinamos que los concursos son una monstruosidad administrativa. Nosotros ya no participamos en concurso alguno. Para empezar impugnaríamos siempre al tribunal, formado en el mayor número de ocasiones por neófitos funcionarios que no se merecen ni ser mencionados. Y pido perdón por ser tan tajante y un tanto sardónico, pero es que han sido muchas horas de trabajo tiradas a la basura, literalmente. Los concursos para empezar debe estar remunerados. Si están remunerados, si pagan lo que se trabaja aunque no se gane el concurso, entonces me plantearía participar de nuevo. Pero se ha convertido en un mal hábito lo de convocar concursos para todo. Y por ahora nada más Leo, agradecerte de corazón tu apunte y pedirte que nos leas también los viernes, día de los museos y la arquitectura digna de admiración. Un saludo.

      Amigo Leo, te recomiendo que le eches un vistazo a nuestras dos últimas «Agendas Mundi». En estas entradas escribimos sobre los museos más impresionantes de China y Japón desde el punto de vista arquitectónico. Esta semana toca Estados Unidos y dentro de dos nos fijaremos en la arquitectura de museos de México. Esperamos estar a la altura de las expectativas.

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