Domótica y Museos

Entendemos Domótica como la aplicación en el equipamiento de los museos de una sencilla tecnología que permite gestionar de forma energéticamente eficiente, segura y confortable para el visitante, los distintos aparatos electrónicos e instalaciones tradicionales que conforman un equipamiento museístico (calefacción, iluminación, vídeo, sonido, control cerrado de televisión,etc.). Pero, además, la domótica, desde hace unos pocos años y hasta la actualidad, nos permite construir experiencias para el visitante muy interesantes y diferentes a los conocido, y que mejoran la percepción museológica aproximándonos a unos niveles de sofisticación tecnológica impensables hasta hace muy poco tiempo.

El uso de la domótica en los museos, ahora nos permiten desarrollar toda clase de soluciones tecnológicas que requieren muy poco control y bajo mantenimiento

No solo se trata de que el museo sea eficiente, es poder controlar todo un espacio expositivo de cualquier tamaño desde un solo mostrador, por una sola persona. La domótica permite que los museos pequeños puedan funcionar con un solo empleado/a. Hay proyectos que no han salido adelante al necesitar la contratación de personal sin presupuesto para ello. Apoyándonos en nuestra experiencia profesional, pensando en los museos pequeños, equipamientos de bajo presupuesto, hemos desarrollado una solución que ha resultado ser un éxito: el museo que se enseña a si mismo. Podemos domotizar un museo para que se vaya mostrando al visitante sala a sala, y el visitante solo tiene que seguir las instrucciones que el propio museo le ofrece con el uso de immpulsos digitales, la luz y el sonido. De esta forma, el visitante sabe que la visita va a durar un tiempo determinado y que el mismo museo lo acompañará a la salida. El museo se visita en grupos: cuando el grupo 1 llega a la sala 3, el segundo grupo entra a la sala 1, donde normalmente colocamos un audiovisual de tres minutos con un resumen de lo que van a visitar. Todo este sistema es controlado desde un ordenador que está en el mostrador de la persona que da la bienvenida a los visitantes y trabaja como apoyo informativo del museo al exterior.

El Museo del Medio Marino de Cabo Peñas (Asturias – España) fue uno de los primeros museos europeos en incorporar sistemas domóticos que automatiza el recorrido visita

Por eso es muy importante que cuando se comienza a planificar la construcción del equipamiento museográfico, hay que asegurarse de instalar cable de red de datos en todas las salas del museo, sin excepción. El cable de red, o cable de datos, es la autopista de fibra óptica por donde viajan las órdenes que el ordenador central de transmitir a las diferentes salas del museo. Estas órdenes son las que encienden las luces en el momento deseado; que el sonido se encienda, suba de volumen y haga toda clase de cosas. El «cerebro» del museo controla el espacio de tiempo que van a tomarse varios visitantes para entrar en una sala; una vez todos dentro hace funcionar los diferentes efectos expositivos: enciende la luz de la vitrina, sube el sonido de la voz del narrador que nos cuenta lo que se puede observar dentro de esa vitrina, pone en funcionamiento una proyección holográfica y dispara un efecto especial que, como en el caso del Museo del Medio Marino de Cabo Peñas, son los efectos de una tormenta marina: viento y agua que salpica a los visitantes, entre otras muchas cosas. Y todo desde un único ordenador. Sin esa tecnología sería imposible que una sola persona estuviera a cargo de todo un museo, siendo esto algo imprescindible para los museos pequeños de bajo presupuesto.

Algo que nos parece esencial en la visita a un museo moderno es que éste sea capaz de generar emociones que se consiguen con el buen uso de la luz, del sonido e incluso del olor

Lo único que los visitantes deben hacer en una visita «domotizada» al museo es dejarse llevar por el propio museo

Hoy más que nunca la aplicación de la domótica a la museografía ya no es una opción. Con la aparición de las balizas electrónicas y su instalación en lugares estratégicos de un museo, podemos enviar información puntual al smartphone del visitante. Este sistema es especialmente útil para complementar la difusión de la información, la ampliación del contenido que el visitante recibe de forma pasiva, es decir, que no tiene que esforzarse por asimilar cada contenido, ya que se comunica de forma fluida y divertida. Cuando estamos dentro del museo y nos acercamos a un hito, el móvil – una vez cargada la aplicación de la app correspondiente en nuestro smartphone – nos indicará con una vibración que disponemos de información añadida sobre ese hito que tenemos delante: texto, sonido, audiovisuales, etc…

Las balizas electrónicas son un gran invento de finales del 2013

Las balizas electrónicas instaladas nos podrán incluso avisar de las ofertas y promociones de la cafetería del museo en cuanto crucemos su puerta o estemos a 10 metros de ella

La señal que la baliza electrónica lanza a nuestro smartphone, tiene una longitud de onda de 10 metros y nunca se interfiere con otras ondas ya que los impulsos de datos viajan vía bluetooth. Toda la información «lanzada» es controlada desde un solo ordenador y se puede actualizar en muy poco tiempo. Resulta tan complicado como manejar un programa de tratamiento de textos muy sencillo. Además, permite al museo hacer un rastreo de las personas dentro de la instalaciones y saber que zona es la más visitada, conocer el recorrido que hace el visitante desde la entrada a la salida sabiendo que tiempo ha dedicado a su visita y muchas cosas más. ¿Gran hermano? Es posible, aunque esta solución no vigila, en la actualidad solo está desarrollada para mejorar la experiencia del visitante dentro del museo. La domótica bien aplicada es una enorme aliada para hacer posible el desarrollo de sistemas museográficos basados en la tecnología. Y lo que nos queda aun por ver… Y disfrutar.