Museo Activo

Si ayer reflexionábamos sobre qué es un museo y qué función tiene o debe tener en la sociedad, hoy intentaremos describir que entendemos nosotros como el museo ideal. ¿Un museo ideal puede llegar podría hacerse realidad? Pues os diremos que ya existen, pueden ser visitados, no son producto de un sueño o una aspiración imaginada, los hay y nos pueden servir de referencia aunque se escondan. ¿Qué nos debería ofrecer ese museo ideal ahora imaginado? Pues primero debemos decir que si lo vamos a construir desde el km. cero nos va a resultar mucho más fácil alcanzar la excelencia que buscamos. Si por el contrario, debemos rehabilitar un edificio, o peor, debemos utilizar un edificio histórico al que no podremos hacerle modificaciones, la cosa se complica muchísimo. Hoy vamos a pensar que tenemos «barra libre» y que podremos jugar a ser un Jean Nouvel, por ejemplo. Pero en realidad, quizá no estamos ideando nuestro proyecto correctamente si comenzamos así, a lo grande; reflexionemos un poco.

Recreación infográfica con vista aérea del futuro Museo del Louvre de Abu Dhabi, obra de Jean Nouvel

Algo que siempre tiene gran importancia en todos los museos, sean de la naturaleza que sean, son los accesos. Como podemos proyectar lo que ideamos – seguimos en modo «barra libre» -, creamos accesos por tierra, mar y aire. Los accesos por tierra deben ser de dos tipos: el acceso a peatones y el acceso a coches y autobuses. Estos últimos necesitarán un parking subterráneo con fácil acceso al interior del museo, como si se tratara de un aeropuerto. Los peatones podrán acceder al museo desde nivel suelo, desde barcos y botes al muele del museo y desde el aire, como se accede caminando a la Tate Modern cruzando el Támesis por el Millenium Bridge. No podemos olvidar que todo el complejo deberá estar rodeado por grandes zonas verdes donde uno se pueda echar una siestecita sobre la hierba, que los críos corran sin peligro y que huela a naturaleza. Algo imprescindible si proyectamos un museo moderno donde nos de la gana.

El Millenium Bridge de Londrés facilita el acceso de peatones desde la catedral de San Pablo hasta la misma puerta del Tate Modern

Podríamos seguir y seguir soñando, construyendo castillos en el aire pero, si el museo no funciona como debe, el envase nos servirá absolutamente de nada. Hay algo que muchos promotores de grandes obras museológicas, magnas obras, olvidan y con demasiada frecuencia: «al hábito no hace al monje». El edificio es un edificio, un contenedor, no el museo en si. Si el contenedor supera en protagonismo al contenido, hay algo que no funciona. Los chinos se han vuelto locos ahora con la construcción de museos para el regocijo de los grandes arquitectos y sus bolsillos. Se permiten hacer concursos cerrados, como en los Emiratos Árabes Unidos, convocando a concurso para un solo proyecto a: Ghery, Nouvel, Foster, Hadid, Wright, Piano… El Dream Team. Eso si que es «barra libre». El problema se produce cuando los chinos o árabes o llamémosles «X» del petróleo y del gas – no mencionamos a los rusos porque ¿para qué? – no acuden primero a un museólogo o equipo de museólogos y museógrafos para que proyecten primero el concepto general del museo en función de su contenido, de lo que va a mostrar al público. Debería ser ese proyecto el que cimentase el concepto arquitectónico y nunca al revés. Primero museología+museografía y luego que convoquen el concurso de arquitectura si quieren. En España, se comete el mismo error a otra escala – Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia p.e., «¡cielos nos hemos olvidado del presupuesto de mantenimiento!!» -, gran edificio antes y ahora gigante rehabilitación, aunque, habiéndose esfumado el Plan E de subvenciones, todo, grande y pequeño se ha terminado. Ni para bien ni para mal, incluidos los mantenimientos.

Impresionante, pero hay que ir con casco, ¿habéis visitado su museo?

Museos con mucha actividad para todos los públicos

Pero no nos pongamos melancólicos. El Museo de las Naves Vikingas de Roskilde (Dinamarca), podría ser nuestro museo de referencia en el plano real, no en el imaginario. Es una alegría comprobar que existe un museo que se acerca a nuestro ideal, pero nos entristece que no tengamos uno cerca que se le parezca, aunque solo sea un poquito. Ya lo mencionamos ayer y seguimos sin querer ser pesados. La esencia de este museo, lo que realmente lo hace diferente a los demás, es que pone en activo voluntario a todo el mundo que lo visita. No solo se trata de observar vestigios históricos de una gran importancia, es conocer también la vida de aquella sociedad, vestir lo que ellos vestían, comer lo que ellos comían, trabajar la madera, grandes y pequeños en equipo, aprendiendo mientras se juega trabajando, incluso viendo películas de vikingos. Uno puede programar unas vacaciones didácticas de unos días en Roskilde en familia y se vuelve a casa convertido en un experto en vida vikinga, de la de verdad, no la se aprende leyendo los paneles de otros museos o escuchando la voz de los eruditos. Si tenemos interés y también aquellos que nos rodean, se pueden pasar unos días en aquel bonito fiordo danés (con paraguas o chubasquero, churros buenísimos y un festival de música en junio muy especial). Museos activos que, además, tienen otra ventaja muy importante: crean trabajo allí donde se encuentran, generan negocio y normalmente no sufren los vaivenes de la estacionalidad porque programan muy bien sus actividades. Ni siquiera necesitan estar subvencionados por estar patrocinados por grandes compañías privadas que quieren ver sus marcas relacionadas con algo que está muy bien hecho. Y nosotros, modestamente y bajando de las nubes, solo pedimos al genio de la lámpara que no nos obligue a quedarnos plantados en la entrada del museo que estamos haciendo de milagro, cargando con una escultura pero parados porque no cabe por la puerta. Demasiado estrecha, la puerta. Gracias señor arquitecto.

Os proponemos un juego, pero no podéis hacer trampa mirando en Google: nombradnos tres obras y su autores que se pueden visitar dentro del Museo Guggenheim de Bilbao. Comienza el tiempo…