La mala situación económica arrecia para la cultura y los museos tampoco se escapan, sienten la crisis como uno más. Las visitas a los museos en España han caído en un porcentaje muy alto, en algunos casos alarmante. Hemos visto como se cerraban museos, sobre todo los regionales, por su escasa viabilidad económica al no estar subvencionados por el estado. En estos últimos tiempos, hemos sido testigos de como se desbarata la proyección cultural en muchas de sus expresiones públicas, sobre todo aquellas que requieren el pago de una entrada. Por otra parte, estamos comprobando que nuestro turismo, el que captamos, no es un turismo cultural sino de sol y playa, hay que ser realista, por lo que el capital humano exterior no se puede contar como ayuda para que la situación remonte. El Museo del Prado, por poner un ejemplo de tantos, ha visto este año como han caído sus visitas por primera vez en años – CosmoCaixa Alcobendas ha cerrado -. Más y más de tantos síntomas del mal que sufrimos y para el que parece que no hay cura por el momento. Ya hemos aprendido que tener al neoliberalismo encima no ayuda. Capital y cultura mezclan mal, pero desgraciadamente el segundo necesita al primero y mucho, sobre todo ahora. Pero no nos pongamos tristes, o aun más tristes.
La necesidad agudiza el ingenio, ¿no es así? Pues eso. Obviamente la situación obliga a que nos replanteemos muchas cosas y la urgencia nos empuja a encontrar soluciones. Para volver a llevar visitantes a los museos, ¿qué podemos hacer? Estamos viendo que nuestro turismo es más de paella, sol y playa que de cultura, por lo que tenemos un problema. Nosotros, los de aquí, deberíamos formar parte de la solución, pero el agotamiento moral que sufrimos a causa de la crisis tremenda que nos abofetea todos los días, no deja mucho margen a las ganas de participar. Si no hay dinero, si no tenemos presupuesto para generar anuncios que capten la atención del público, ¿cómo vamos a incrementar visitas al museo o a la exposición sin poder decir aquí seguimos, aquí estamos?, ¿Publicidad no convencional? Sí, gracias.
La creatividad es un arma muy poderosa en tiempos de crisis. De hecho, es la herramienta fundamental que sigue funcionando aunque no tengamos dinero. La ausencia de presupuesto se ha combinado con la necesidad de seguir haciendo publicidad y ha generado dos soluciones relativamente nuevas: el flashmob y el marketing de guerrilla. Se trata de hacer mucho ruido con poco. Son herramientas tan efectivas que, incluso disponiendo de dinero para invertir en publicidad, se recurre a estas estrategias porque funcionan. En nuestro campo: la cultura, da mucho juego si somos capaces de generar la idea brillante, que no resulta nada fácil. Se trata de hacer mucho ruido con muy poco sonido.
Antes del flashmob existía lo que denominábamos «performances», aunque estas últimas están más relacionadas con mostrar una creación artística que en difundir un mensaje publicitario. El término publicitario más innovador es el de «marketing de guerrilla», que no es otra cosa que llamar la atención, sea como sea, pero siempre bajo la premisa de gastar poco dinero en su ejecución. En ocasiones, las dos estrategias se confunden o solapan. ¿Qué estrategia utiliza FEMEN? ¿Flashmob o marketing de guerrilla? En todo caso, ninguna de las dos estrategias tendría sentido, y ahí radica precisamente su novedad, si no fuera por la existencia de internet y más concretamente las redes sociales y Youtube. Se trata en ambos casos de hacer algo muy especial que viaje por la red, que llegue lo más lejos posible, que tenga impacto. Es un enorme esfuerzo creativo que, si sale bien, los resultados son espectaculares. Y no se trata de impactar por impactar, que hay quien se confunde, se trata de hacer cosas diferentes pero siempre dentro del ámbito del respeto y del buen gusto general. Estas son las únicas estrategias que están a nuestro alcance para difundir nuestro mensaje sin casi presupuesto. Solo necesitamos abrir las puertas de par en par, y que las musas de la creatividad sean bienvenidas para que nos iluminen con sus sonrisas – y de paso traigan docenas de nuevas ideas -. Las necesitamos.
