Zaha Hadid, la cada vez más famosa arquitecta iraquí, tiene nada menos que 11 proyectos en construcción en China. Pero no está muy contenta ya que su proyecto estrella: el Wangjing SOHO, está siendo literalmente calcado y parece ser que, como no se den mucha prisa en Beijing, el clon del complejo arquitectónico en Chongqing, una megaciudad cerca del límite este de la meseta tibetana, se va a inaugurar antes incluso que el de Hadid. La arquitecta está que trina, como es lógico. No saber que la legislación China no tiene protección de derechos de autor es un problema grave, y que las copias, incluso de edificios con evidentes toques horteras a la manera de lo que gusta en el país, están a la orden del día. El año pasado, un pequeño pueblo austriaco protegido por la UNESCO llamado Hallstatt, fue recreado ladrillo a ladrillo en Guangdong, China.
Maqueta de los edificios copia que van a ser inaugurados antes que el original, obra de la arquitecta iraquí Zaha Hadid
Lo sentimos por Hadid, sobre todo porque últimamente le están creciendo los enanos. Su diseño de estadio para el mundial de fútbol de Qatar 2022, ha sido comparado con una vagina, en un país en el que incluso decir esa palabra puede ser motivo de que te den unos cuantos latigazos – ¿Cómo se puede celebrar un acontecimiento mundial en un país así? -. Ella evidentemente lo niega, diciendo que se inspiró en una embarcación de pesca árabe y que no toda forma que contenga un agujero va a ser una vagina. Remató la defensa de su proyecto diciendo que si hubiera sido un arquitecto masculino el creador del proyecto, no hubiera habido ninguna controversia.
Gente con ganas de polémica dicen del estadio de Hadid que los labios vaginales están perfectamente representados en la cubierta del complejo
Habría que reconocer que existen edificios en el mundo con formas muy controvertidas según quien los mire, y no ha habido gran polémica por ello, al contrario, como mucho unas cuantas risas maliciosas. Edificios de Jean Nouvel, Foster, Ghery, etc…La lista es amplia y las obras con formas «peculiares», también.
No creemos que la controversia tenga importancia salvo, si ocurriera, que a la pobre Hadid le den un susto o correctivo. La arquitectura tiene cosas mejores en que pensar y lo demás ya lo explicó Freud en su día. Pero a lo que vamos, el paisaje urbano está formado por edificios, y estos edificios están diseñados por arquitectos, no estamos descubriendo nada nuevo, pero, hagamos una reflexión: ¿Es justo para los ciudadanos tener que convivir con auténticas monstruosidades que, en el peor de los casos, vamos a tener estar viendo toda la vida? Es ahí donde creemos que hay muy poca legislación, aquella que compete a la estética, aunque sea una mínima estética. En nuestra ciudad se está ejecutando un proyecto muy ambicioso – y caro -, para «vestir» las horribles fachadas que nos dejaron los arquitectos de la generación de los 60 y 70 y convertirlas en algo mínimamente decente a la vista de todos. No hay derecho. ¿Deberían tener los arquitectos conceptos sólidos sobre estética? ¿Un mal esteta debería ser arquitecto? Nosotros lo tenemos muy claro.
En Gijón se están «vistiendo» una a una todas las fachadas de los edificios que miran a la playa de San Lorenzo
En el plano profesional, decir que no siempre ha sido fácil trabajar con arquitectos (tenemos uno en la familia, espero que no se ofenda). En museografía es fundamental que haya entendimiento entre las dos partes y no siempre ha sido o es así. El arquitecto, generalmente, vive en su mundo particular, un mundo al que es difícil acceder. No hablamos evidentemente de grandes estudios de arquitectura, sino de los arquitectos de empresas pequeñas como la nuestra. Es complicado explicar, por ejemplo, que lo más importante de un museo es su contenido. Cuando el edificio de un museo existe ya, no hay que hacerlo desde cero, tenemos que adaptarnos a lo que existe para desarrollar el proyecto museológico y museográfico. Lo lamentable, en ocasiones, es que cuando hay que construir un museo nuevo, desde el km.0, generalmente se le de más importancia al continente que al contenido por parte del promotor, el primero y después el arquitecto. Hay cientos de ejemplos de ello. Sobre todo en esta época del arquitecto estrella y el edificio emblemático. Todas la ciudades aspiraban a tener un edificio singular y, en épocas de vacas gordas y no tan gordas, se han hecho verdaderas barbaridades, no solo en España, las más sonadas están fuera del país. Por el momento miraremos para otro lado señor Calatrava (¿Le dice algo el «Centollu» de Oviedo?) – http://www.laredinformacion.es/content/palacios-por-encima-de-nuestras-posibilidades -.
Museo de Ontario
Museo Van Gogh, Amsterdam
Museo de Arte de Denver
Millenium Dome, Londres
Whitney Museo de Arte Americano, Nueva York
Museo de Liverpool
Centro de Diseño de Toronto
Aoyama Art Centre
Y más, y más…
«El vientre del arquitecto» / Película de Peter Greeneway que podréis encontrar íntegra en: http://www.youtube.com/watch?v=JreMxF0zKb8
Es verdad y comparto tu opinión del conflicto de los museografos ya que es casi una regla que ellos realicen su trabajo en espacios ya creados, pero además ocurre que en las escuelas de arquitectura muy rara vez realizan ejercicios prácticos con especialistas en cada uno de los espacios a diseñar, ya que mucho se cree en el hecho de que el proceso de diseño arquitectónico es exclusivo de los arquitectos, cuando en realidad se debe ser integral con otras disciplinas y especialistas.
Pero por otro lado y al menos en México y con los despachos pequeños que realizan la generalidad de los proyectos que forman la amalgama que se crea en las calles de las ciudades, sucede que su trabajo se ve forzado a ajustarse a pocas reglas de diseño y de estética ya que los propietarios se creen un poco arquitectos, y plasman su voluntad a pesar de que con eso terminen creando un edificio-sin el mas mínimo gusto visual.