Entre diseñadores industriales, incluso en otras disciplinas del ejercicio del diseño, flota en el ambiente una cuestión polémica para la discusión: ¿El diseño puede llegar a ser arte? En una visita que hicimos al museo MOMA de Nueva York – http://www.moma.org/collection/browse_results.php?criteria=O%3ADE%3AI%3A1&page_number=&template_id=6&sort_order=1 – con el que mantenemos una extraña relación de amor-odio, la pregunta se respondió por sí misma. El museo contesta: no hay duda, el diseño industrial puede ser una expresión artística perfectamente aceptada como tal, lo que ocurre es que es un ejercicio de arte que responde a una función, a un uso concreto, es una herramienta. Pero no todo diseño es arte; el objeto-herramienta, como tal, debe considerarse útil y si cumple la premisa de la belleza como elemento con claro y consensuado valor estético, entonces podremos considerarlo arte.
El Jaguar E-Type, creación de
William M. Heynes, Sir William Lyons y Malcolm Sayer, creemos que es un claro ejemplo de que un bello objeto cotidiano se transforma en arte en movimiento
El Ferrari F1 641/2 de 1990 (que abre esta entrada), con el que Alain Prost no llegó a ganar el campeonato del mundo, ahora es una pieza de culto a la vista de todo el mundo en el departamento de diseño industrial del MOMA. El ingeniero inglés John Barnard fue su diseñador. En una entrevista en 1993, se le cita diciendo: «A menos que haya una razón inevitable, nunca se debe romper una línea, todo debe fluir. Creo que hay una calidad aerodinámica inherente a esa forma de diseñar». Parece que estamos oyendo a un escultor explicando la razón estética de una de sus obras. Nosotros creemos que aquello que la mayoría considera un objeto bello, puede enmarcarse perfectamente dentro de la categoría de arte.
En el aprendizaje y posterior ejercicio del diseño industrial, hay una premisa muy importante: «hazlo útil, hazlo simple, hazlo bello» – http://www.mercedes-benz-classic.com/content/classic/mpc/mpc_classic_website/en/mpc_home/mbc/home/museum/home.flash.html
Peter Reed, responsable del departamento de diseño industrial del MOMA, dice: «Los seis automóviles de nuestra colección, son diseños innovadores que representan una variedad de propósitos, tales como la velocidad, el deporte y el transporte. Individualmente, los automóviles son reconocidos por su excelencia estética, capacidad funcional, importancia histórica, el sentido práctico, o la asequibilidad…». Quizás, la delgada línea roja que existe entre capacidad funcional y excelencia estética es donde comienza la polémica. En el mismo MOMA hay expuestos otros objetos que, aunque entendemos el esfuerzo útil de su función, no creemos que puedan estar considerados estéticamente excelentes. La polémica está servida.
El Volkswagen Escarabajo (Beetle) no es un diseño especialmente bello, de hecho se lanzó publicitariamente en EE.UU. denominándolo en su slogan: «lemon», que significa «feillo»
La discusión está abierta, y no solo en el apartado de automóviles, en el de muebles la discusión está aun más abierta. Hay varios limones en el MOMA en el apartado del mobiliario. El conocido sillón de Marcel Breuer de la Bauhaus, es una joya del diseño industrial, pero no es un sillón cómodo para los que tenemos problemas de espalda. El movimiento «Memphis» es otro de los claros ejemplo donde a la estética, en algunas ocasiones, se le va la mano alejándose de su valor útil. Es aquí donde la valoración conceptual sobre estas dos lecturas como una sola: arte y diseño, se interfieren una a la otra.
El movimiento «Memphis» ha generado una lista larga de objetos bellos / bonitos, pero hay algunos a los que no se les puede considerar objetos útiles
En los labios de Dalí se puede echar una siesta perfectamente
Y si aumentamos un objeto cotidiano de escala…
Siguiendo con las grandes escalas, ¿Y sí nos alejamos de los objetos cotidianos para analizar la consideración entre arte y arquitectura?… Mejor que éste capítulo lo dejemos para más adelante.
Hola, estupendo homenaje a esa revista magnífica que nos ha acompañado durante décadas. Por motivos de trabajo viajo bastante a Italia y hace unas semanas pude disfrutar en el Palacio de Exposiciones de Roma de la exposición «La Gran Aventura», conmemorando el aniversario de la National Geographic. Estupenda muestra, muy recomendable, estará hasta marzo. Un tributo a todos esos excelentes fotógrafos que, muchas veces, se han llegado incluso a jugar la vida para obtener una instantánea única.Un saludo.Eduardo.