Impresionismo y Estilo

Que importante ha sido la pintura a lo largo de los años para el conocimiento de las costumbres, modos de vida, imágenes de la cotidianidad humana en la historia. El Impresionismo, por ejemplo, favoreció la representación de figuras humanas en su entorno cotidiano, capturando al hombre y, sobre todo, a las mujeres «modernas» en sus actividades de rutina, tanto en las ciudades como en el campo. Éste es el prólogo de la exposición monográfica sobre la relación del movimiento Impresionista con la moda en el museo d’Orsay de París.

Madame Cézanne (1877) / Museo de Boston

Aunque los pintores impresionistas no se esforzaron por reproducir minuciosamente la fisonomía humana o los ropajes, sin embargo, representaron perfectamente las tendencias de la moda en los tiempos en que vivían. Las representaciones humanas destacaban por su habilidad al considerar el retrato como una instantánea de una persona en su ambiente. Como si habláramos del retrato fotográfico. Con sus lecturas estéticas, la realidad de los hombres y mujeres de los años entre 1860 y 1880 y la moda, son todo un documento perfecto para el estudio «antropológico-costumbrista», si nos permitís el palabro.

Claude Monet «Madame Louis Joachim Gaudibert» (1868)

El MET también se ha interesado por la combinación: Impresionismo y moda; montando la exposición «Impresionismo, moda y modernidad» – http://www.metmuseum.org/exhibitions/listings/2013/impressionism-fashion-modernity/introduction – Cuando el Impresionismo llegó a su mayoría de edad (1860-1890), París ya era la capital del estilo del mundo. En un momento de gran cambio urbano, lo convencional tenía poco atractivo para una generación de artistas y escritores que trataron de dar expresión al pulso de la vida contemporánea en toda su riqueza de matices. Con el auge de los grandes almacenes, la llegada de la ropa de confección, y la proliferación de revistas de moda, los que estaban en la vanguardia de la vanguardia – desde Manet, Claude Monet y Auguste Renoir – representaron en su pintura una mirada actualizada a la vestimenta contemporánea que abarca «la mode» como la vanguardia de la «modernité». La novedad, la vitalidad y el encanto fugaz de las últimas tendencias, resultaron muy seductoras para el público. Sin rivalizar con el detalle minucioso de los retratistas de la sociedad, tales como James Tissot y Alfred Stevens, o el estilo gráfico de los ilustradores de moda del momento, los impresionistas, sin embargo, utilizaron técnicas similares en sus pinturas para retratar a los elegantes parisienses – caso de Monet -. Para los pintores de la vida moderna, la moda importaba y mucho.

Gustave Caillebotte, «Calle de París en un día lluvioso» (1877)

Los modistos actuales tienen un filón en la pintura como musa inspiradora, no solo con el movimiento impresionista, sino también en otros movimientos pictórico figurativos. A partir de Picasso – principio de siglo XX en adelante -, el documento pictórico de la vida cotidiana en lo referente a la moda se fue diluyendo, para ser finalmente sustituido por la fotografía para siempre.

Mujer vestida a la última moda «Eduardina» (Principos de siglo XX)

La relación inspiradora entre la moda y la pintura, incluso la escultura, siempre ha existido a lo largo de la historia del arte. Ha sido una relación simbiótica que no siempre ha funcionado todo lo bien que debiera, pensando en la manera que algunos modistos han tenido en interpretarla. Pero nosotros no somos críticos de moda; no queremos ser críticos de nada en absoluto, pero si sabemos distinguir el buen gusto de la chambonada. La moda, el «Aute Couture» no puede abstraerse de la cultura y el sentido estético de las cosas. Por ejemplo, nunca hemos entendido el porqué de algunas firmas en presentar en sus desfiles auténticas tomaduras de pelo que, estamos seguros, solo han estado inspiradas por la acuciada necesidad de llamar la atención. ¿No es así señora Wintour? Ilústrenos.

¿Se le ha ido la mano inspirándose en las amapolas de los campos de la Provenza? (New York Fashion Week / invierno 2013)