El Museo Desaparecido

DamaSentadaMatisse «Dama Sentada» de Henri Matisse

En el quinto piso de un edificio situado en un barrio de clase media en el centro de Munich, un ciudadano alemán, Corneluis Gurlitt para más señas, escondía 1.550 obras maestras de la pintura robada a museos y ciudadanos judíos por parte de los nazis y que este buen señor tenía en su poder desde hacía 50 años – primero los había tenido su padre Hildebrand Gurlitt -. La desaparición de estas obras – que son bastante más de 1.500 piezas – es lo que se ha dado por denominar el museo desaparecido por los nazis. Esas obras estuvieron «escondidas» durante todos esos largos años en un piso que ni tan siquiera disponía de cierre de seguridad. Hablamos de obras de Matisse, Picasso, Durero, Macke, Otto Dix, George Scholz, etc, etc…

AnitaBerber «Cantante Anitta Berber» de Otto Dix

No es una noticia de última hora, ya que se tuvo conocimiento de que existían esas obras «perdidas» en el año 2010. Los comienzos de esta historia son difusos, como todo lo relacionado con los hijos del diablo. El expolio, el robo de las obras que los nazis sacaron de los museos y de las casas de los judíos desde el año 1933, año en el que el padre de los demonios se hizo con el poder en Alemania, se justificaba de cara al pueblo porque era «arte degenerado», y tenía que «desaparecer». Esa fue la razón para que los nazis cometieran lo que fue el mayor robo de arte de la historia de la humanidad y dejaran los museos pelados. Hildebrand Gurlitt fue el artífice de la desaparición de todas estas obras de arte expresionista fundamentalmente. Nombrado marchante oficial por el gobierno de Hitler, se encargó de dar puerta al inmenso patrimonio pictórico expresionista e impresionista que estaba expuesto en Alemania y que pertenecía a familias judías. Gurlitt, de abuela materna judía – gran conocedor del arte expresionista alemán como decíamos – tuvo muchos amigos entre los pintores cumbre de este movimiento «degenerado» para los nazis, se puso a disposición de Hitler desde su puesto de director del Museo Kuntsverein de la ciudad de Hamburgo, para lo que el fhürer tuviera a bien ordenar. Se le ordenó, entre otras cosas, que hiciera desaparecer los cuadros enemigos del movimiento nazí por irreverentes. Grulitt hizo desaparecer estos cuadros y compró a precio de saldo otros a familias judías que abandonaban el país a toda prisa, para revenderlos después a precios desorbitados en otros mercados. Gurlitt era un artista del mercadeo sin el menor prejuicio a la hora de esquilmar a aquellos desheredados que no tenían posible defensa. Robó y se aprovechó de aquellos que tuvieron que abandonar Alemania a toda prisa y también de aquellos que no tuvieron tanta suerte acabando en los campos de concentración.

Autorretratoscholz1 Autorretrato de George Sholz

La historia en relación a este patrimonio que ha reaparecido, es larga aunque sencilla. Todo gira alrededor del dinero, no tanto de la sensibilidad artística y el afán de preservar un patrimonio de valor artístico incalculable por parte del tal Cornelius. El hijo de Hildebrand Gurlitt, no era tan avispado como su padre y no pudo, o no supo, colocar el fruto del expolio en el mercado del arte en estos últimos 50 años. Lo que si es cierto es que, una vez descubierto el tesoro escondido en el piso muniqués, se han disparado las reclamaciones y demandas de los que solicitan la devolución de las obras como legítimos propietarios que son, y no hay discusión que valga sobre eso. El gobierno de Angela Merkel, por mandato de esta última, que para eso es la jefa suprema de Europa, no está facilitando ni lo más mínimo la gestión para la devolución de las obras a sus dueños, sino todo lo contrario, estirando la goma, su especialidad. Una muestra más también de que esta sociedad alemana, regida por la dama de sangre de horchata, el azote del Mediterráneo y de los países pobres, está en otro planeta y van por libre. Los alemanes no dejan de marear la perdiz y se olvidan de todo lo demás. Es un hecho histórico que la sensibilidad hacia el mal ajeno y el sentimiento de solidaridad, les da absolutamente igual mientras ellos puedan mantener su estatus. El mantenimiento del estatus alemán es lo más importante, ¿verdad señor Barroso?, ¿Verdad dinosaurio de las instituciones europeas? El problema es que los grupos radicales extremistas renacen con fuerza de nuevo en países como este (lo de Grecia no es un fenómeno, es una enorme estupidez), lugares muy propicios para que ocurra este fenómeno neonazi y que parece que nadie se quiere dar cuenta de ello. Esperemos que el triste fenómeno de la desaparición de la sensibilidad hacia todo y todos sea temporal. Que no solo hablemos de la recuperación de museos desaparecidos sino que también hablemos de la ética y la moral renacida en Alemania.

HansHerbertk Obra del alemán Hans Herbert

La sensibilidad artística alemana no se discute, aunque pueda ser difícil de entender. Lo que si se discute es la ausencia de agilidad teutona a la hora de devolver a sus legítimos propietarios lo que es legítimamente suyo. ¿No tiene nada que decir cancillera?

Un comentario en «El Museo Desaparecido»

  1. Hola,totalmente de acuerdo ,una «barbaridad cultural».Confiemos en que actos así no queden impunes,supongo que la investigación llevará su tiempo ,aunque todo apunta a que no hay «especial interés » en resolver rápido.Sin embargo , y pese a todo , debo reconocer que Alemania es para mi uno de los referentes culturales más importantes en Europa -Creo que Berlín es un perfecto escaparate del saber hacer alemán en algunos temas ( en otros no ).Interesantísimos museos,galerías de arte , ferias y exposiciones ,culto al Séptimo Arte…Por eso , espero que actos aislados como el del «Museo Perdido» ,no etiqueten a un país en cuanto a cultura se refiere.Un saludo.Andrés

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