El Comic más viejo y largo del mundo

800-tapisserie_bayeux_cgo_lette_tapisserietapisserie_de_bayeux_-_xi__si_cle_et_avec_autorisation_sp_ciale_de_la_ville_de_bayeux No hace muchas entradas hablábamos de que la obra artística estuvo, durante grandes periodos de la historia de la humanidad, condicionada y relacionada con la incapacidad del pueblo a leer, el enorme índice de analfabetismo que existía hasta no hace tanto, en el mundo occidental. La primera institución que necesitaba que el vulgo tuviera una información determinada y así conseguir que la población estuviera formada en consonancia a su credo, era la iglesia. La iglesia, desde que es iglesia, ha luchado denodadamente para que el pueblo asimilara solo su verdad, que para ellos, sería la única verdad. La iglesia, para ello, usaba fundamentalmente la escultura, sobre todo en el periodo perrománico, el románico y el gótico. Los fieles aprendían los pasajes de la Biblia observando frisos y sobre todo los capiteles de las innumerables iglesias construidas a diestro y siniestro. Por supuesto, la lectura de estas esculturas por parte del pueblo venían apoyadas por las indicaciones del cura-guía, fuera espiritual o solo mero guía del que disponía cada sede. Los códices escritos y maravillosamente ilustrados eran solo patrimonio de «uso y disfrute» de los monasterios ricos que podían permitirse disponer de scriptoriums.

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Eva y el pecado original a la vista de todos los que no sabían leer

A partir del Renacimiento, las lecciones eclesiásticas al pueblo ya no solo se impartían apoyándose en el uso de la escultura, en frisos y capiteles, ya que comenzó a usarse el arte de la pintura para ello. Los escultures góticos, que no eran artistas sino que eran considerados artesanos trabajadores con las manos, dejaron paso a los pintores, – ya elevados a la altura de artistas, y ya no como «trabajadores con las manos» -, en el Renacimiento. Éstos tuvieron en la iglesia a uno de sus mejores clientes. El segundo mejor cliente era el «estado» y el tercero fueron los mercaderes ricos, aunque estos últimos no pretendían dar lecciones de tipo alguno sino sencillamente empeñarse en permanecer en la memoria del pueblo.

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Francesco Bartolomeo del Giocondo nunca pudo imaginarse que su mujer fuera a convertirse en un icono imperecedero de la mano de Leonardo

Pues curiosamente, había una forma más de comunicación, otro soporte de comunicación especialmente pensado para aquellos que no sabían leer y debía aprender lecciones. La única y gran limitación que tenía este medio de comunicación era que solo estaba al alcance de unos pocos. Para poder acceder a él había que estar abonado como ahora lo estamos a Canal Plus. Nos referimos a los tapices – tapiz, del francés «tapis» – que colgaban en las paredes-muros de castillos, palacios y casas muy nobles, al que solo tenían acceso, como decíamos anteriormente, gente noble, aunque los sirvientes y moradores los miraban de reojo sin entender muy bien de que iba aquello. Era imprescindible que el rey, príncipe, señor, relatara las aventuras con el apoyo de la gráfica, y algunos con textos en latín (para que los curas hicieran su trabajo de traductores y derivaran las historias hacia su propio interés) y para ello el uso de los tapices era fundamental, mucho más que la pintura, ya que el tapiz era el cómic de la antigua era, mucho más versátil para contar una historia.

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Escena de guerra de un tapiz

De todos los tapices habidos y por haber, de los muchos que hemos visto, resaltaremos uno que para nuestra consideración es una verdadera joya única. Resulta increíble comprobar como ha podido sobrevivir al paso de los años, teniendo en cuenta que se realizó en el siglo XI y su tamaño. Es un gran lienzo bordado de casi 70 metros de largo que explica gráficamente, mediante una sucesión de imágenes con inscripciones en latín, los hechos previos a la conquista normanda de Inglaterra, que culminó con la sangrienta batalla de Hastings. Es como una película con subtítulos en latín (los narradores solían ser curas) pero que se entendía su contenido perfectamente observando solo los «santos». Es algo verdaderamente curioso ver como está expuesto desde el año 1980 en el Musée de la Tapisserie de Bayeux en la ciudad de Bayeux – http://www.tapisserie-bayeux.fr/index.php?id=1&L=1 -, en Normandía (Francia). El Tapiz de Bayeux ha sido nombrado por el Programa Unesco en 2007 como «uno de los elementos para salvaguardar la Memoria del Mundo».

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Vista del tapiz expuesto

El tapiz está expuesto sobre una pared en una urna de cristal que lo mantiene alejado del polvo y de la humedad a una temperatura estable. El tapiz, que mide un poco más de 70 metros y 0,50 metros de altura media, expuesto todo lo largo que es en una especie de pasillo oscuro que gira 90º hacia la mitad del tapiz, cada pasillo mide 30 metros u solo se ilumina el gran paño. El tapiz pesa 350 kg. Es una forma muy curiosa de exponer algo tan largo, y la única forma posible en realidad. Podemos pasarnos más de una hora observando los increíbles detalles de cada tramo del tapiz. En realidad uno casi no se puede parar porque es «obligatorio» llevar audífono narrador y lo cuenta todo bastante ligerito de ritmo (ritmo vivaze). Todo se cuenta en 58 escenas (viñetas).

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El «cómic del siglo XI de Bayeux», también conocido como el Tapiz de la reina Matilde, se encargó y fabricó (bordó el paño) por mandato de Odo, arzobispo de Bayeux y hermanastro de Guillermo, para servir de ornamento a la catedral de Bayeux el día de su consagración, el 14 de julio de 1077 (parece ser que es la historia más verosímil sobre su creación de todas las que existen). El hilado con aguja se realizó con dos técnicas: al sencillo punto de tallo para los contornos lineales de los motivos y a «punto de couchage» para su relleno. Se empleó principalmente hilo de lana en 4 colores de base (rojo, amarillo, verde y azul) y 8 tonalidades a partir de tintes vegetales de la época como la gualda, la purpurina o el índigo, que se mezclaron con hilo más fino de lino para dar relieve a ciertas figuras como flechas y lanzas.

El tapiz de Bayeux relata los hechos acontecidos entre 1064 y 1066 de la conquista de Inglaterra por los normandos y del transcurso de la decisiva batalla de Hastings, que cambiaron el curso de la historia de las naciones francesa y británica.
El relato comienza en 1064 cuando el anciano rey Eduardo de Inglaterra, sin heredero directo, envía a su cuñado Harold el Sajón a Francia para que ofrezca la corona a su primo designado como sucesor, Guillermo de Normandía. A pesar de jurar fidelidad a Guillermo, Harold se hace con la corona a su regreso a Inglaterra (traidor) al morir repentinamente Eduardo el 5 de enero de 1066. Guillermo prepara durante varios meses una gran armada y desembarca con su ejército en Sussex, derrotando y dando muerte finalmente a Harold y sus tropas en los campos de Hastings. No se podía jugar con Guillermo, era muy rencoroso. Desgraciadamente, la sección final del tapiz, que mostraba la rendición de los sajones en Berkhamsted y la coronación del rey Guillermo en Westminster, se ha perdido (?).

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La espectacular catedral de Bayeux

Para los que no habéis estado por aquellos lares, es un viaje que podéis combinar perfectamente con la visita a al abadía del «Mount San Michel» que os llevará casi toda la mañana (os recomendamos que vayáis temprano) y por la tarde la podéis pasar paseando por Bayeux que es un pueblo muy agradable, lleno de callejuelas medievales y un bonito molino de agua. Para lo que les guste la arquitectura religiosa mencionar que catedral es espectacular, merece la pena. Sobre gastronomía, y tratándose de zonas del occidente de Francia hay que apechugar con los crepes y la mantequilla. En aquella zona de Francia cultivan un vino tinto bastante bueno.

La foto del encabezamiento no pertenece al tapiz de Bayeux

Un comentario en «El Comic más viejo y largo del mundo»

  1. Interesante entrada.Este tipo de «arte» ,el de los Tapices,representa toda una fuente documental,con detalles que , a veces,no figuran en textos.Visité hace algún tiempo Bayeux y la verdad es que impresiona.También los niños, con ayuda de guías,fueron perfectamente capaces de seguir las historias, ya que se trata de imágenes sencillas que rozan la ingenuidad.La ciudad de Bayeux, como bien decís, se una ciudad encantadora, donde además, si vas con coche apenas tienes problema para aparcar en el centro(los parkings,además suelen ser gratuitos.Desde allí cruzamos a Portsmouth ,que también merece la pena visitar.Enhorabuena por esta estupenda página.Un saludo ,Antonio.

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