Que Brille la Luz

Museo_del_Prado Hace un tiempo, en una visita al Museo del Prado – http://www.museodelprado.es -, me abordó una chica para pedirme, muy amablemente hay que decirlo, que contestara a unas preguntas de una encuesta. Recuerdo que la miré sorprendido porque pensé que aquel era el sitio menos indicado para pedir a la gente que contestara las preguntas de una encuesta, pero ella enseguida aclaró que se trataba de preguntas relativas al propio museo, y que el fin de la misma era intentar mejorar aquello que los visitantes pudieran considerar «mejorable». Cuando me preguntó por mi profesión – otra vez cara de sorprendido -, y le contesté que era museógrafo, se puso muy contenta. Iba a tener respuestas de un profesional de los museos, ¡Qué casualidad! Nos sentamos en un taburete corrido del hall de entrada al museo y empecé a contestar preguntas.

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¿Qué se puede decir del Museo del Prado que sea mejorable? ¿Qué no haya colas? Imposible. ¿Qué las entradas sean más baratas o gratuitas? Humm ¿Qué deberían dejármelo al menos una vez en la vida para recorrerlo yo solo? Tenemos la suerte de contar con una de las pinacotecas más importantes del mundo, que atrae a miles de visitantes todos los años. El edifico y su localización son inmejorables, quizá discutible el proyecto de Moneo de la ampliación – http://www.museodelprado.es/la-institucion/la-ampliacion/ -. A mi personalmente no me gusta como encaja en relación a la Iglesia de los Jerónimos, pero… Hay más espacio, más obra que mostrar que es lo verdaderamente importante, creo. Resumiendo, no tenía nada que decir en realidad, salvo, reflexionar en voz alta sobre lo que siempre ha sido el caballo de batalla de los museos de arte: la iluminación, la luz.

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Malas sombras siempre han sido el enemigo de la escultura

La inmensa mayoría de los museos de arte mundiales confían la iluminación de sus obras a la propia luz del día. Son mayoría, grandes museos, los que disponen de claraboyas y techos de cristal para que la luz del sol ilumine las estancias y los salones. Los cuadros se iluminan de forma natural, aunque también tiene el apoyo de luz artificial (también se hace de noche en los museos). Desde mi humilde punto de vista, y esa es la única pega que le puse en la encuesta al Museo del Prado, es que hay zonas del museo muy mal iluminadas. Se pasa de la luz brillante a la casi penumbra o luz totalmente artificial en diez pasos. Eso no puede ser, pero es lo que hay. No puede ser que las sombras formen parte de una escultura, por ejemplo. En la ampliación del proyecto de Moneo el problema no es tan evidente. Entendemos que es lo que hay, pero creemos que se puede mejorar y mucho. Otras cosas, como el foco de luz artificial que apunta al cuadro, incorporando un sol de mentira a la composición, eso si que es un problema.

Exposición "Goya en tiempos de guerra" /11-04-08/fotos:Enrique Cidonc

Este es un ejemplo de como la luz artificial amarilla impregna todo el cuadro

El arte es percepción, es emoción. La obra pictórica, pensando desde el punto de vista del observador, está formada por tres elementos esenciales: el lienzo, el marco y la luz. De estos tres elementos, dejando el lienzo aparte, la luz lo es todo. Para el artista también. Los artistas estaban y están obsesionados, como es absolutamente lógico, con la luz de la exposición de su obra. Pintores y escultores eran y son muy celosos con la iluminación de los espacios de exposición. En muchos casos hay que aguantarse con lo que hay. Si quieres exponer no hay otra. Y no es tanto por la intensidad de la luz blanca, luz de sol sobre el cuadro o la escultura, es porque no todos los cuadros deben iluminarse de la misma forma. Sorolla quería luz a raudales, solo el sol podría iluminar su obra. Goya pintó sus pinturas negras con el apoyo de velas colocadas en el ala de su sombrero y así creó su obra en ese periodo «oscuro» de su vida. A Saturno no le venía nada bien la luz del sol, y a don Francisco estoy seguro que tampoco. Esa obsesión de los museos y galerías por la luz del sol, que no tienen acceso a la luz natural, por generar ambientes de luz blanca y fría, a veces se vuelve contra ellos. La obra debe tener una iluminación específica, el conjunto de obra de un mismo periodo del artista debe tener una luz específica a su medida. En el caso de la exposición de obra escultórica, las sombras no forman parte de la obra, son un error salvo que el artista las quiera incorporar a su obra.

Francisco_de_Goya,_Saturno_devorando_a_su_hijo_(1819-1823)

¿Lo bañamos de luz?

Siendo nuestra responsabilidad mostrar la realidad tal y como es, confiamos este área tan delicada a directores de iluminación del cine o a fotógrafos profesionales que se pasan casi toda su vida con un fotómetro colgado al cuello. Ellos relacionan perfectamente la luz con el momento, con la plástica, interpretando el punto de vista del artista. También existen profesionales de la luz artificial para el arte, pero creo que son muy pocos y viven mucho más al norte. Un día paseando por Copenhague, entramos en la Galería Nasui y observamos que la luz no se percibía como pudiera esperarse de un sitio sin ventanas, la atención recaía directamente sobre la obra de una forma extraordinariamente natural. Al mirar hacia el techo lo entendimos perfectamente. Los nórdicos, además de diseñar unos muebles muy chulos, también saben crear los ambientes adecuados a partir de la luz, sobre todo porque tienen un culto reverencial por la percepción de la estética. Además, no les queda otra, en esas latitudes la luz del sol es un bien muy escaso.

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Galería Nasui en Copenhague – http://www.cosminnasui.com/

Con Picasso, y más, pinchamos en hueso. Pongamos un ejemplo: Si colgáramos el «Guernica» en una sala totalmente oscura, iluminando el lienzo gigante solo con el apoyo de una bombilla tipo «España años 40» colgada de un cable retorcido negro de 50cms del techo y haciendo vaivén, ¿El efecto que produciría al observador sería el mismo que el que percibimos en el Reina Sofía? ¿Le gustaría a Picasso ese efecto dramático sobre su cuadro? ¿No sería interesante que, mientras no afecte a la seguridad de la obra, podamos disfrutar de esos efectos en determinado tipo de obras? Consideramos que sería un valor añadido para reforzar, como es este caso, el impacto dramático que ya tiene. Si os fijáis bien el mismo cuadro pide la luz de una bombilla… Y la de un candil. ¿Es lo mismo ver un cuadro de Cézzane colgado en el museo de Orsay – http://www.musee-orsay.fr/es – que verlo colgado en la pared de su estudio? ¿Es lo mismo ver un cuadro de Van Gogh visto con la luz de la Provenza que verlo con la luz de Amsterdam – http://www.vangoghmuseum.nl/-? ¿Por pedir? Divagaciones nuestras… La luz… La luz…

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Nuestra propuesta…

Un comentario en «Que Brille la Luz»

  1. No puedo estar más de acuerdo. Sufro en los restaurantes, cuando después de tardar en elegir el sitio adecuado para una cena especial, me encuentro con que no puedo disfrutar de la comida maravillosa por culpa de la pésima iluminacion… ¿Por qué se prestatan poca atención a las luminarias y si a los muebles?… Gracias por enseñarnos y «abrirnos los ojos», con vuestro blog.

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