Brutal Simplicidad de Pensamiento

Es curioso ese ejercicio que hacemos día a día para elegir los temas que luego se convertirán en entrada de nuestro-vuestro blog. No podemos evitar darle vueltas a todo, pensando sobre aquello que consideramos – de manera acertada o no / vosotros opináis -, algo interesante, sencillo y práctico. La ilusión de ser útiles, mucho o poco, es una gran motivación para escribir un blog, y cuando recibimos vuestros comentarios, sentimos una gran alegría porque comprobamos que hemos conectado. Algunos de vosotros nos dais pistas, podemos pulsar vuestro interés, guiándonos como referencia para escoger esa temática que a veces se complica. Uno de nuestros lectores ha mostrado interés por un tema que vamos a intentar desarrollar hoy: la simplicidad.

Reflexionemos primero entonces, si nos lo permitís, sobre este concepto que, aquellos que hemos estudiado diseño, que hemos llegado a ser diseñadores profesionales, hemos oído hasta la saciedad. Nos ha tocado trabajar mucho sobre la idea de la simplicidad hasta el punto que se ha convertido en una herramienta del razonamiento cotidiano; un instrumento del pensamiento que usamos para que la vida sea mucho mejor. Bienvenidos a la simplicidad. En el ámbito del diseño lo solemos denominar síntesis y en la vida también lo conocemos como sentido común. En el ámbito del diseño y de la formación, se trata de convertir lo complicado en algo sencillo, algo fundamental en el ejercicio de diseño industrial, por poner un ejemplo. Parece obvio pero es muy difícil dominar la simplicidad. El arte de hacer que menos sea más.

CONVERTIR LO COMPLEJO EN ALGO SENCILLO…

Consideramos que es una idea que no solo puede o debe ser aplicada al trabajo del diseñador, sino que puede relacionarse con todo lo humano. Es más, creemos que debería ser una asignatura en los colegios ya que el dominio de la simplicidad hará que todo resulte más bello, esquivando esa realidad cada vez más compleja, difícil de ser explicada a los pequeños y también compleja para los adultos, por supuesto. Muchos fueron los que intentaron sintetizar un comportamiento humano, aspirando a convertir este mundo en un lugar mejor para todos: «trata a los demás como quieras que te traten a ti».

La simplicidad ha sido el paradigma, la idea base en el trabajo de los que reconocemos como genios de la humanidad, desde Leonardo da Vinci – «la simplicidad es la máxima sofisticación»- hasta Albert Einstein – «si no se lo puedes explicar a un niño de seis años, es que tu mismo tampoco lo has entendido» (y otras muchas variantes sobre la misma idea)-. Steve Jobs, para nosotros el referente de como la simplicidad es la herramienta fundamental de la evolución del diseño (disculpen señores de Alessi), dijo: «Alcanzar la simplicidad es mucho más difícil que entender lo complejo» -. Jobs estaba obsesionado con la simplicidad. A menudo comentaba que su influencia provenía del pensamiento Zen. Winston Churchill decía: «No tengo tiempo para escribir una carta breve, la tengo que escribir larga». Martin Luther King: «tengo un sueño». Los ejemplos sobre lo importante que es simplificar son muy numerosos y no vamos a transcribirlos todos aquí ahora. Sabemos que no es un ejercicio fácil porque requiere «la dolorosa necesidad de pensar», como decía Bertrand Russell.

«La brutal simplicidad de pensamiento», es una frase slogan acuñada por los hermanos Saatchi, Maurice y Charles (más Maurice que Charles), que hicieron de ella su mantra creativo. Nos la hemos apropiado por un día, no creemos que se molesten. En la escuela de diseño nos decían que debíamos sintetizar el elemento hasta llegar al penúltimo paso donde debíamos parar y no seguir. El último paso era aquel que convertía al elemento en algo irreconocible, o lo convertía en algo poco práctico. Toda esta forma de entender la mecánica del trabajo es muy importante; la ausencia de tiempo, la falta de un momento prolongado para pararse y recibir la información con tranquilidad, nos obliga a simplificar. La paciencia es escasa, no podemos recrearnos en alargar la idea. Solo la literatura se puede permitir ese lujo, tomarse su tiempo, y la consecuencia es que cada vez se lee menos. Si hablamos del mundo infantil, es aun más necesario. Sus aun pequeñas mentes, hoy bombardeadas con cientos de mensajes, anuncios, estímulos visuales. Los niños desarrollan la mecánica de la simplificación de forma natural para poder digerirlo todo pero no saben usarla en beneficio propio. La simplificación se convierte en una forma de supervivencia. Nos nos extrañe que si queremos contarles un cuento de principio a fin captando toda su atención, no nos puede llevar más de cinco minutos relatárselo. Podremos estirar la lección si la convertimos en acción. Los niños actuales son multimedia, requieren interactividad para poder asimilar información. La pasividad, hacer que sean sujetos pasivos, es un gran error. Lo simple enseña y las historia cortas pueden ser un gran vehículo de enseñanza.

¿CÓMO DIBUJAR COMO UN NIÑO?

«Me ha llevado toda una vida aprender a dibujar como un niño». A Picasso se le considera uno de los artistas más grandes de todos los tiempos. Un aspecto clave de su legado fue su determinación a no seguir los pasos de Rafael; en su lugar, lo redujo todo a garabatos infantiles. Ese fue su mayor reto. Demostró la belleza de la absoluta sencillez, de la reducción a lo esencial, allí donde el arte es solo línea y forma.